XIV
El gualicho merodea el desierto
y se acerca a las casas para aposentarse
en algún ambicioso.
Pirquineros y cateadores
se esconden temblorosos
en las grutas de la montaña;
pero elhuecú pasa de largo
hasta la casa del intendente.
En el pueblo, todos sabíamos
que ciertas fiestas protocolares,
eran orgiásticas salamancas a la sombra
/ del viejo sauce.
XV
Algunas mañanas de vientos furibundos
la estepa alacranada se tornaba verde
como el oleaje encrespado de un mar
/ de jarillas
En esos días indescriptibles
cuando la tormenta apaciguaba su furia,
salía a caminar y
diseminaba espejos roturados
entre la arena del desierto,
así por las noches
recogía brillantes fragmentos de estrellas ilusorias.
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