mayo 2017 / Miscélanea

No.099_Homenaje a Luis Alberto Arellano – Sergio Ernesto Ríos

No. 99 / Mayo 2017



Nada de maitines, sembremos zombis

Sergio Ernesto Ríos


Que era un punk frustrado a bordo de un bajo eléctrico, temiblemente improvisado, en una de esas adolescencias aceradas de los años noventa, me contó Luis. ¿Quién no lo era? le dije, de vuelta a otras madrugadas, a otras ebriedades, a otros dones del cielo.

Hoy pasé toda la tarde oyendo en mi cabeza una canción de Garamona que habla de una “pandilla punk exterminada”. Y el azar presente en mi ejemplar del abuelito del Spotify, que llamábamos Ipod, toca ahora todos mis archivos mp3 de Jaco Pastorius, apodado el primer jazzista punk. Sobre Pastorius fantaseo con ese robo caribeño, engalanadamente africano, que desde su radio de onda corta lo hechizaba cada noche sin distinción entre su Miami y Cuba. Disculpen la divagación, trataré de recomponer el comienzo.

Luis Alberto también era un ser híbrido, el último de los poetas Napster, el último de los poetas gamers, el primer poeta iphone, pantallas electrónicas antes que bosques, el azote de los caciquitos culturales y funcionarios queretanos,1 un diccionario de retórica andante, José Gorostiza + Bob Flanangan, López Velarde +Linh Dinh, Rafael Lozano + Gerardo Arana. Lo conocí muy joven cuando era psicólogo2 y aprendiz de brujo del Siglo de Oro.3 Devoto gongorino y devoto gonzalorojístico sus primeros libros tienen ese derroche de música venido del esdrújulo y que vienen y van, y son bien venidos, lúbricos, apasionados, vigorosos poemas de amor y también muy tristes poemas de desamor. Un típico escorpión. “Hay días, amor, yo no entiendo: /somos tan poca carne, / y es nuestro tan poco cielo”, esos versos de Luis Alberto Arellano atesoraba en su biblioteca Guillermo Fernández, transcritos en un papelito blanco.

Para mí el ciclo más poderoso de la poesía de Luis Alberto Arellano empieza con Plexo, esas provocaciones a los locos, los ovnis y las madrugadas, son el signo benigno del que desea borrar del mapa ese bajío mostrenco y panistoide: nada de maitines, sembremos zombis. Y lo borró desde la ficción, desde la segunda naturaleza que es el poema, pero lo borró, sobretodo, en la vida real.4 Luego vienen Bonzo y Grandes atletas negros. Libros de arrebatos, libros de interminables enumeraciones, catálogos de reinos perdidos, infectados por la metáfora del vacío proto-millennial que encarna el zombi, el zombi omnipresente de sus amados videojuegos, el zombi rey de las carteleras y amo de siete temporadas de seriales, somos los muertos vivos, Zombi Trump, Zombi Peña Nieto, arúspices del zombi, oficiantes de la jerigonza, wikipedias pavorosas, buscadores de google que cada día se alegran con una efeméride ociosa, vida on line, vida con todas las rayitas del wifi, vida like, vida llena de seguidores, vida a ciento cuarenta caracteres, vida en tiempo real, vida en vivo. Esa es la elegía que escuché y entendí muchos años después en un homenaje reciente a Luis Alberto, cuando leyó Yolanda Segura este poema. Pues quiero dejarlos con sus palabras. Y hago la advertencia: si Trump y Peña Nieto materializan las pesadillas del narcisismo y la imbecilidad, no es culpa de nuestro querido poeta, del año 2014, esta oración para nuestros días aciagos:

Breve manual de la idolatría

Defender un muro
apuntalar un muro
construir un muro
pisotear el muro
escribir solamente sobre el muro
estar parado en el muro
estallar con el muro
vivir lentamente con el muro
morir a razón de años muro
estallar nuevamente contra el muro
abrazar fuertemente al muro
concebir únicamente para el muro
amar sobre entre tras frente al muro
castrarnos con el muro
correr desnudos por el muro
hablar solamente con el muro
contar historias sobre el muro
apilar las letras de la palabra muro
reinar sólidamente sobre el muro
aprender geografía únicamente para al muro
soñar plácidamente con el muro
disparar una escopeta contra el muro
disparar una escopeta desde el muro
aprender fonética contra el muro
escuchar los hermosos latidos del muro
abrir una herida gigante en el muro
trabar amistad con las partes líquidas del muro
traspasar mecánicamente las puertas del muro
amanecer recostados contra el muro
atardecer escolásticamente sobre el muro
cambiar de sexo continuamente sobre el muro
mirar las estaciones migrar solamente desde el muro
abatir la lengua y tragar pesadamente una parte del muro
cabecear repetidamente contra el muro
golpear infinitamente contra el muro
cantar romances que alaben solamente al muro
aprender técnicas de rehabilitación para el muro
fabricar partes aisladas del muro
desfibrilar correctamente los componentes orgánicos del muro
aniquilar la propaganda contraria en todo al muro
aislar los elementos que se utilizan en la construcción del muro
vender solamente desechos no usados orgánicamente en el muro
defender el libre mercado atribuido únicamente al muro
rodear ceremonialmente con los brazos extendidos hacia el muro
alabar secretamente las partes perdidas del muro
anclar barcos de propulsión cansinamente contra el muro
exhalar teatralmente suspiros de añoranza contra el muro
establecer el dominio absoluto del muro
recibir felicitaciones solamente contra el muro
abrir los regalos de navidad desde el muro
abrir las piernas los brazos la boca solamente sobre el muro
activar las minas colocadas contra el muro
escribir las iniciales de los constructores paulatinos del muro
avellanar los minaretes no planeados sobre el muro
lanzar cosas calientes sobre el muro
lanzar cosas congeladas sobre el muro
lanzar cosas templadas sobre el muro
adscribir una cuenta de correo para el muro
lanzar pornografía solamente sobre el muro
leer pornografía solamente bajo el muro
recitar conjuros maléficos ensalmos sanadores sobre el muro
volar sobre las partes ocultas del muro
enraizar sólidamente contra el muro
apacentar las ovejas del reino sobre el muro
atravesar la ciudad de parte a parte contra el muro
abandonar la ciudad de parte a parte sobre el muro
enterrar a tus muertos solamente sobre el muro
amamantar a los vivos solamente bajo el muro
escribir la palabra muro
deletrear la palabra muro
olvidar las letras de la palabra muro
descubrir de nuevo las letras de la palabra muro
llorar magníficamente las letras de la palabra muro
atravesar sintácticamente las letras de la palabra muro
dormir en su puesto de defensa de la palabra muro
encontrar el vacío en la palabra muro
encontrar el vacío en las paredes del muro
encontrar el vacío en la pronunciación de la palabra muro
encontrar el vacío en los restos carcomidos del muro


1 Recuerdo una noche nebulosa del año 2008 o 2009 en la que cantamos, en un karaoke, a dúo, para terror de sus enemigos presentes “El jefe de jefes” de Los Tigres del Norte.

2 Un largo tiempo puso como profesión en sus redes sociales: psicólogo de extraterrestres. Seguro era por nosotros, sus amigos.

3 Lo conocí en un curso de los Siglos de Oro que impartía David Huerta. 2001. Mi acendrada misantropía de los veinte años y su precoz (feroz) profesorado sogemista nos hicieron obviar siempre ese primer encuentro. Y asumimos que nos conocimos hasta el 2007 con The Clash y Joy Division de fondo, whiskys, dealers, charlas de favelas brasileñas, licuados de aguacate dulce y peluquerías que frecuentaba en São Paulo.

4 Corran a leer su ensayo aunque aparezca en un chanchilibro llamado Escribir poesía en México. Protegió a periodistas en su casa, enfrentó a gobernadores, y en todas las tribunas y páginas la barbarie sexenal de FECAL.



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