Lidia
Tormenta significa mujer
que deslava raíces:
mi hogar pierde el día,
mis perras abandonan su juego,
mi abuela se esconde
en la humedad del cuarto.
Lidia, mujer de anatomía
rápida, mujer nube rodando
sobre la tierra, mujer ave
inflamada en la oscuridad.
El tamaño de tus vientos:
nubes, su forma
ave de agua,
río demorado.
Lidia, en el titular del periódico
tu nombre de cinco grafías.
Hablan de tu relámpago ceniza
que cae en los árboles.
Y mi ciudad,
el respiro ahogado
en tanta sombra.
Visitando el Palacio de Medicina, Ciudad de México, octubre 2023
En la sala de anatomía
una mujer ha sido expuesta
a las miradas del público.
Pudo ser cualquiera:
alguien, quizá mi padre
estaba destinado a tomar su lugar.
En la pared
una tráquea blanca,
árbol nevado
un corazón
sangre desnudada.
Una niña
acompañada de su padre
toma notas para su tarea.
La niña se aleja del padre
para ver el cuerpo de la mujer.
Yo me alejo de los demás
para ver el cuerpo.
Me he enfrentado a un cadáver.
Vista frontal. Los brazos disecados.
Corte del cuello a los tobillos.
A la luz de la sala
la rótula enmudecida.
La agotada sangre.
El diafragma paracaídas frenado.
La piel fosa abierta
A un lado de la mujer
un grupo de amigos:
¿es real esa mujer?
¿de quién es esa jaula?
En medio de mis preguntas
los amigos se toman una foto
con el cuerpo.
Una mira el cuerpo humano.
¿Quién puede olvidar esos ojos?
¿Quién puede juzgar esos ojos?
¿De qué carne será ese tiempo?
Diálogo con Parra sobre Culiacán1
Parra, esta es la pregunta de siempre
cuando digo de dónde soy:
¿no te da miedo vivir ahí?
No, pienso mientras recuerdo
todos los años nuevo.
En una ciudad ajena,
son las doce, dicen,
y es raro no escuchar balas.
Pienso
en qué será de las aves.
Dónde esconderán su canto
mientras no recuperen su libertad
y no pensar en nada que no sea
la libertad
la puerta de la jaula
actos y no palabras deliciosas
Lo sé, Parra, y otra vez
canto las canciones del ave
en búsqueda de mi tierra reptil,
animal maduro dispuesto
a abandonarnos en la noche.
Allá se repite
el año nuevo.
Me dices de sus personas
La oscuridad se extiende.
Y acá me pregunto
si es que la existencia de abuelo
no fue descontada.
debajo de esta cruz
estoy seguro que debe haber una iglesia.
Parra, ¿debería rezar, acaso?
Acá no puedo.
Lejos.
No.
Trato de orar, pero me quejo, pataleo y te entiendo:
qué sería de mí sin esta ciudad.

1 Los versos en cursiva son de Nicanor Parra.
Autor
Sarah Silva
/ Culiacán, Sinaloa, 1997. Poeta. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Fue becaria del PECDA Sinaloa en 2022. Trabajó en el Centro de Ciencias de Sinaloa y en el Instituto Sinaloense de Cultura. Actualmente es becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas, en el área de Poesía.