Entre paréntesis
¿Conviene alejarme de la herencia del Romanticismo
y evitar escribir de algo personal?
¿Es pudor?
¿Conviene decir, como los poetas filipinos del siglo pasado
que el texto no es mío porque es de mal gusto
asumir la autoría de un poema?
¿Conviene hacer uso de cultismos o ser coloquial
clásica o innovadora, específica o universal?
Hay un traductor que se queja de los poemas que explican
en lenguaje común lo que está mejor dicho en lenguaje poético.
¿Y si al usar términos técnicos termino escribiendo
en un estilo incomprensible y pomposo?
Dos personas que hicieron surgir la poesía en su idioma
están convencidas de expresar en la lengua del pueblo.
¿Y si no consigo decir lo que quiero
por la forma en que digo?
Cuesta seguir adelante.
Me retuerzo.
Doy vueltas.
Y no solamente, no principalmente
por todo lo que está entre paréntesis.
¿Me rehúso porque intuyo los riesgos
de llevar al lenguaje mi ruptura?
¿Si la ignoro y la dejo enterrada
por temor a sentir lo que siento?
¿Y si niego?
¿Y si huyo?
¿Y sigo diciendo
que el vínculo del que escribo es estático?
Debato.
Resisto.
Pregunto:
¿y si queda en el fondo a quién perjudico?
¿y a quién beneficio si la saco?
¿Confío, acaso, en el supuesto
efecto curativo del habla
de las antiguas canciones rituales?
Y si para empezar con algo sencillo
¿acepto mi duelo?

Exegi monumentum aere perennius
Me aferro a la resonancia
de las palabras grandilocuentes
y las búsquedas
de la poesía canónica:
a la tenacidad del verde
que reviste mi esfera semántica
con sus musgos.
Encuentro líquenes y algas
y al elegir esos vocablos
levanto construcciones en agonía
para hablar del duelo.
Nivel de serotonina: rebuscado
¿Qué ocurre si de mis labios
brotan ríos
de palabras especializadas
y sus lenguas de agua
rumbo a la desembocadura
lamen las sustancias nutricias
que serán transformadas
para el poético funcionamiento
de los cantos rodados?
¿Qué si los volumétricos flujos
en dirección al mar
pulen las piedras
de significados únicos
que han de llegar a ti
hasta volverlas guijarros?
Exoesqueleto
Vagan en el fondo
los cinco pares
de patas:
desplazan de un lado
a otro
su caparazón.
Con sus pinzas
cortejan
manipulan
disputan
capturan.
Los crustáceos
crecen
y copulan:
se reproducen
en mi voz.
Ctenófora
Para confundirme
con la iluminación de los lugares
donde otros se divierten
irradio:
me camuflo
en nubes verdes.
Por medio de la Luciferasa
proceso la toxicidad del exceso:
transformo mi química
en luz fría.
Expedición del acta
Más del setenta por ciento
de nuestra relación
fue oceánica
Nos ilusionaba
conocer a detalle
la flora, fauna y funga
de las exploraciones
y confiábamos
en los dispositivos
de rastreo sumergible
pero las inclemencias
del mar
deterioraron las tecnologías
y las altas presiones
mantuvieron inaccesibles
las zonas más hondas
Menos nueve por ciento
de esa vida submarina
pudo ser descubierta.
Autor
Mariana Pérez Villoro
/ Ciudad de México, 1984. Poeta y realizadora. Estudió Medios Audiovisuales en el Centro de Arte Audiovisual, Escritura en la SOGEM y guionismo en la Vancouver Film School. Obtuvo el Premio de Mejor Guion de Cortometraje por Acto de magia en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato y el apoyo del PECDA del estado de Jalisco por el proyecto Antenas con el guion Lejos de Kansas. Ha impartido clases de escritura y coordinado talleres y eventos literarios. Algunos de sus escritos han sido publicados en revistas y periódicos impresos y digitales y compartidos en festivales y lecturas nacionales e internacionales. Es autora del libro Solo la tierra sola (2021) y coautora del libro colectivo Claro de lunes (2017). Algunos de sus poemas están incluidos en Extática. Muestra de poesía femenina (2015) y Tiempo de mujeres (2022), entre otros.