The Three Greyhounds
Adentro el bullicio y las seis cuerdas rápidas.
Una mujer reparte caderas bajo una luz,
y en los destellos de su pulsera dorada
o en la hebilla del cinturón,
me parece ver más, como varias en un banquete persa.
El músico suelta una vieja fábula
y las lenguas y espumas se vuelcan en la canción
De afuera, donde las nieves caen,
la escena habrá cobrado cierto patetismo
un guitarrero, un viejo, una gorda
y un argentino forastero
Pero el viento blanco ha congelado el Támesis
y Londres no es más que el buque y el ballenero estacionados
el puente y el reloj
Basta con caminar hasta The Three Greyhounds,
escuchar la balada y llevar un vaso a la boca
para degustar los siglos,
y cerciorarse
This moment exists and is real.
The Three Greyhounds, Londres, 2019
Alojamiento por una noche
A Stevenson
En la negra noche nevada parisina
Villon hunde sus huellas entre la ciudad dormida
y sueña con quitarse las botas mojadas y secar
sus pies junto al fuego y un vino sobre la mesa
y sosteniendo su sombrero contra el viento
escoge una calle al azar y recuerda que debe
terminar la balada que había comenzado en la taberna
Ara no vei luzir solelh
En los suburbios de la muerte he visto
un monte a cuyo borde a paso lento camino
En esa frontera de sueño y fuego
he recorrido la senda La P,
que no se ha borrado, que me han impreso
a hierro caliente, me tiene aquí
bebiendo licores en negras horas,
aunque allí es de día y es primavera,
balbuceando, aunque dé líricas flores,
arando al sol en la cima del monte
para que el verde, que todo lo cubre,
no trabaje sobre los cuerpos
Me desvelan la pena y el futuro
en el mar que es la noche detenida
como un fiero puñal de sacrificio
Mientras, duermo a la sombra de una rama,
y sufro y no sufro, y subo cada día más ligero
con los buitres desgarrándome un costado
Pensamiento
Que le ver déjà dévore
Cette chair de notre chair!
Alphonse de Lamartine
La noche sale desde adentro
Pájaro antena casa
se pegan en una náusea
y cien perros ladran desde lejos
La mano abierta de un árbol de invierno
sale de su tumba a buscarme
como a una piedra en el desierto
Yo intento salvar una línea
pluma caída del día que fue águila
En el viejo jardín, Buenos Aires
Lympha, tamen, cursus agit indefessa perennis,
Tectaque qua fluxit, nunc et aperta fluit.
Samuel Johnson
El sauce pereció bajo el hacha de una tormenta
una noche en que la casa estaba vacía
Se ha ido la rama en que se hamacaron seis hermanos,
en que a la tarde se escondían las aguas claras
donde me enseñaron a nadar
Viejo
gigante
aventado
nadie lo vio caer
Hoy, en el prado de siempre, el nido y la hamaca
se han deshecho con la sombra,
y cada tarde agonizamos al sol
Autor
Ignacio Joaquín Oliden
/ Buenos Aires, Argentina, 1997. Poeta, crítico y traductor. Edita la revista La Piccioletta Barca en Reino Unido, donde dirige la columna de traducciones “Paraphrasis”, y colabora en Buenos Aires Poetry y en el suplemento cultural del diario Perfil de Argentina. Parte de su poesía ha sido traducida al inglés y griego.