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A cuarenta y cinco años del suicidio de Violeta Parra |
Por Jorge Fondebrider
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No. 46 / Febrero 2012 |
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A cuarenta y cinco años del suicidio de Violeta Parra |
Música y poesía
De acuerdo con una versión muy difundida, al cabo de sus cuatro años de vida parisina, en 1965 volvió a Chile, con el objeto de instalar una carpa que esperaba transformar en un centro cultural dedicado al folklore chileno. Pero el público no la acompañó, lo cual la sumió en una gran depresión acentuada cuando Gilbert Favre, un antropólogo y músico suizo que había conocido a la Parra en Chile y con quien ella había vivido en Europa, la dejó para irse a Bolivia, donde comenzó una carrera como quenista en un grupo conformado por el guitarrista Alfredo Domínguez, el charanguista Ernesto Cavour y él. A Favre, de hecho, le está dedicada Run Run se fue pa’l norte, esa canción que dice “Run-Run se fue pa´l Norte/ yo me quedé en el Sur,/ al medio hay un abismo/ sin música ni luz,/ ay ay ay de mí”. No había pasado un año de esa separación y ya había habido un intento de suicidio, cortándose las venas, del que la salvó la rápida intervención del uruguayo Alberto Zapicán, acompañante de la cantante y miembro de su círculo en aquella época. Poco después, Violeta viajó a Bolivia para descubrir que Favre, por quien algunos años antes había abandonado a su propio marido, se había casado con una tal Indiana. El golpe fue terrible y motivó algunas de las más desoladas canciones de la compositora, reunidas luego en Las últimas composiciones de Violeta Parra. Según reveló Isabel Parra, hija de Violeta, en El libro mayor de Violeta Parra, poco antes de morir, su madre había dejado un texto que decía: “Yo me llamo Violeta Parra, pero no estoy muy segura. Tengo cincuenta años a disposición del viento fuerte. En mi vida me ha tocado muy seco todo y muy salado, pero así es la vida exactamente, una pelotera que no la entiende nadie. El invierno se ha metido en el fondo de mi alma y dudo que en alguna parte haya primavera; ya no hago nada de nada, ni barrer siquiera. No quiero ver nada de nada, entonces pongo la cama delante de mi puerta y me voy”.
Maldigo del alto cielo Maldigo del alto cielo Maldigo la cordillera Maldigo la primavera Maldigo Maldigo luna y paisaje Maldigo por fin lo blanco |
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