No hay
No hay nadie para despedirme
no hay nadie para despedirse
no hay nadie para despedir a los muertos, cuando amanece
no había confines limpios
sino el idioma, vuelto hacia los confines donde la tierra desaparece
sino la carne abierta de los tulipanes, vuelta hacia la ventana abierta en la noche
tardía
sino mi ventana vuelta hacia este idioma que no entiendo
no hubo más idioma
sólo había una luz punzante sin tregua, punzante
este serrucho sin tregua manipulado a través del alba
sólo había tulipanes confusos, hasta no serlo más
no hubo más tulipanes
sólo había luz, estancada en el corazón del alba
luz estelar, sembrada en el dormido furgón del exprés que galopaba,
la última luz, la que irradia el rostro de un bebé
no hubo más luz
con un machete corté la carne, oí el chillido del pastor a través del alba
abrí la ventana, oí la luz y el hielo que se respondían a gritos
son esos gritos que quebrantaron las cadenas de la bruma
no hubo más gritos
sólo la tierra
sólo la tierra y los que transportan los cereales saben
que sólo el pájaro que canta a medianoche ha visto el alba
no hubo más alba
Silencio
En la ventana, esperando el temporal de nieve, está colgado tu retrato
una bandeja negra llena de pan
la mano se extiende hacia un lugar sin manos
es silencio
la nieve, en este instante cae
a ti, te mira el caballo
esta ladera nevada, es intención
es tu silencio
en el cementerio, silenciosos se desplazan los carneros
en el cielo constelado de cuervos, ya despunta el alba
un silencio autorizado
en la tumba han grabado:
meditar rompe el silencio
el mundo más allá de la ventana guarda silencio
en el paisaje blanco guarda silencio
el reloj hace tictac, la aguja está inmóvil
bajo la mano, en el papel, hay esta forma de ser:
buscar la otra parte del hombre
En otoño
Otoño, delante de una casa occidental color crema
Una vieja mujer francesa murió, lentamente
en un lugar lejos, muy lejos de su patria
unos niños vinieron juntos corriendo y apartaron a su perro fiel
Ataron una cuerda alrededor de su cuello, lo colgaron de un abedul blanco
en un lugar no lejos del cadáver de su ama
lentamente, murió
un perro francés de raza
En esa tierra vuelta extraña
había estos niños, que repartieron entre ellos los caramelos de la vieja mujer
y juntos, apartaron a su perro fiel
y lo colgaron de un alto abedul blanco
Juntos, murieron, lentamente
una vieja mujer francesa, un perro francés de raza
algunos niños, algunos niños chinos
delante de una casa occidental color crema, en otoño…
Noche
En una noche llena de símbolos
la luna es como la cara demacrada de un inválido
como un momento y una muerte
trastocados, como un médico de pie ante la cama:
ciertas emociones despiadadas
ciertos cambios interiores que gritan
El claro de luna en el vacío delante del cuarto tose suavemente
el claro de luna que alude al exilio en el ojo…