Yo les canté así de amor la pena a los países
Raúl Zurita
Y dijo Jehová: “He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero”
Génesis 11: 5-7
De manera que allí estás:
Amsterdam Airport Schiphol
Otro más en la fila de migración.
El pasaporte desprovisto de sellos.
El inglés: deficiente.
La ropa: de contrabando.
Un fólder lleno de hojitas impresas.
Formada justo delante de ti,
una pareja alta, blanca, rubia.
Han de ser gringos, piensas.
Porque ignoras que son alemanes,
que se acaban de casar,
que parten de luna de miel
a Milán, Toscana, Bretaña.
Los zapatos del hombre,
Balenciaga
El saco,
Armani
El bolso de la mujer,
Chanel
Y tú reconoces, mi amigo, las etiquetas:
ha de tratarse de ropa sofisticada, de marca;
el polo opuesto de los tenis
que compraste (en la tienda de barata)
un día antes de partir.
*
El avance de la fila es irregular,
compruebas.
Los agentes de migración,
sin pruebas
dejan pasar algunos viajeros,
retienen otros tantos.
Y he aquí que un hombre
que podría tomarse por un doble tuyo
—moreno, bajito, la ropa desgastada—,
es conducido por los agentes
a una segunda fila, contigua.
Migration Office
lees arriba de la puerta, al cabo del pasillo.
Oficina de Migración
traduces por simple semejanza.
Pero esta es una fila lenta… lenta…
mucho más lenta… que la otra.
Extenuados como están,
los viajeros resuelven tenderse
sobre las baldosas del suelo,
el equipaje apilado,
el tóper a la mano.
Y tú concibes, mi amigo,
que ante la inminencia del fracaso,
han optado por establecerse
en aquel mismo suelo;
tomar el aeropuerto por refugio.
*
Ha llegado el turno
de los recién casados.
La mujer (dichosa, radiante)
expone su mano izquierda
a la altura de la ventanilla:
presume su sortija de matrimonio.
Sin vacilar,
el agente sella los pasaportes.
Glückwunsch
les dice, y sonríe.
Danke
responde la pareja al unísono.
Willkommen
remata el otro, y les indica el camino.
Ajeno a los rudimentos del alemán,
te convences de que hablan en inglés;
y del mismo modo te reprochas
por no comprender las palabras.
(Por qué no prestaste más atención
al English for Beginners del Youtube,
sentencias, mea culpa, mea culpa;
y aun te darías golpes de pecho
de no llevar las manos atareadas,
mea culpa, mea culpa)
*
Detrás de ti,
dos jóvenes permanecen en silencio.
Se los nota confiados, tranquilos,
cual experimentados viajeros.
Ya casi, güey
le dice finalmente uno al otro.
Y tú distingues, mi amigo,
la procedencia de los muchachos:
el acento y el vocabulario
son reconocibles incluso para ti,
que no habías pisado
nunca suelo extranjero.
En contraste contigo,
los mexicanos no exhiben
un fólder lleno de hojitas impresas;
apenas si ocupan
sus teléfonos móviles.
Y tú quisieras hablar con ellos,
pedirles algún consejo;
ampararte en la comodidad
de tu lengua materna.
(Una lengua, ¡tu lengua!
No pasabas por esta desazón
desde cuando tu maestra de inglés,
In English, please,
te obligaba a reformular las preguntas,
In English, please,
para espectáculo y mofa
de tus compañeros de clase)
Allí, justo allí, en ese lugar
donde te abstienes
de hacer preguntas,
por temor a la angustia
de no comprender nada
más allá de los gestos.
*
De manera que allí estás:
Amsterdam Airport Schiphol
¡El primero en la fila de migración!
El pasaporte desprovisto de sellos.
El inglés: deficiente.
La ropa: de contrabando.
Un fólder lleno de hojitas impresas.
Y ahora recuerdas la voz de tu hermano,
el que te empujó a realizar este viaje,
el que te convenció de que valía la pena:
“No hables con nadie en la fila;
párate derechito, que no se te vea el miedo.
Memoriza las respuestas:
las preguntas son siempre las mismas;
pero eso sí,
responde nomás lo que te pregunten”.
Y repasas una vez más
el libreto tantas, tantas veces repasado:
Where do you come from?
colombiaguatemalacubaelsalvadorbolivia…
Final destination?
Fráncfort del Meno
Return ticket?
Sí, señor, con KLM
Length of the trip?
Dos semanas
Purpose of the trip?
Turismo; conocer a mi sobrino
What places are you going to visit?
Deutsche Bank Park, Städel Museum, Main Tower…
Hotel reservation?
Donde mi hermano, con la esposa y el niño
How much money are you traveling with?
Mil euros, en efectivo
*
De niños, tu hermano y tú
jugaban a trasponer las fronteras invisibles
que trazaban el final de tu barrio
y el comienzo del vecino.
El juego consistía en deslizarse
por entre el laberinto de cuadras,
parapetados en los muros,
invisibles a los ojos de los pandilleros
que custodiaban las esquinas.
Porque la recompensa justificaba
el peligro de la expedición:
el gusto de la desobediencia,
el placer de ufanarse
por ganarle el pulso al miedo.
Y por más terror que procuraba
infundirte tu madre,
ni todos aquellos pandilleros juntos
te espantaban tanto, tanto
como uno solo de estos rubios,
altos, fornidos agentes de migración.
*
Next
oyes la voz del agente…
Next
repite, los ojos puestos en ti.
¿Hablará español?
te preguntas, angustiado.
¡Por Dios, que hable español!
Y sientes un vacío que emerge
de la boca de tu estómago
y se prolonga hasta el filo de tu garganta.
Es el peso de la derrota
que se te viene encima.
Es la condena de nacer en un país
tan desdichado como el tuyo.
Es el martillo de Dios
que rompe contra ti,
su pobre, infeliz criatura.

Autor
Hugo Armando Arciniegas
/ Bucaramanga, Colombia, 1994. Poeta, cuentista y ensayista. Estudia el Doctorado en Letras (UNAM). Su obra ha merecido reconocimientos en Colombia y México: mención honorífica en 13° Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes, categoría Posgrado UNAM (2023); segundo lugar en Premio de Crónica Cultural del Festival Cultura UNAM (2022); beca de creación a un Libro de Poesía Inédito del Instituto Municipal de Cultura de Bucaramanga (2021); mención honorífica en Concurso Nacional de Poesía Relata, del Ministerio de Cultura de Colombia (2017). Ha publicado los libros La gastada pared del corazón (2021) y Primeros ensayos (2018).