noviembre 2024 / Traducciones

Nada de lo que erigimos es nuestro

 
Versiones al español de Ezequiel Zaidenwerg-Dib; selección de Carlos Andrés Baquero Díaz

 
Enfermedad cardiaca

Yo no quisiera lastimar a un hombre, pero me gusta hacerlo suplicar.
Dos personas se tocan dos veces en un mes en diez hoteles; a eso
le decimos “larga distancia”. Él aguanta en una costa, yo deambulo
por la otra como cualquier afroestadounidense, África
con su enfermedad y Estados Unidos con la suya, y los negros
nacidos en este país, satisfechos de ser portadores
de la mitad de cada una. Yo soporto la parte
que me toca. Mi novio se sube a un avión para tocarme. El cielo
está de nuestro lado. El cielo sobre su mundo,
de eso quisiera escribir. Pero ahí me equivoco. Las palabras
les dan sentido a los sonidos. Yo me hago el vivo. Mi mamá sacude
la cabeza. Mi abuela suspira: “No le encuentro sentido”. Mi abuela
está muerta. Pero vivimos juntos. Escucho a mi mamá sacudir
la cabeza del otro lado del teléfono. Alguien nos cortó el cable.
Tenemos una relación de larga distancia. Perdí una mitad suya
por culpa de un ACV. Dios le adjudica a cada quien un cuerpo.
A cada cuerpo Dios le da dolores. Cuando el dolor se sube
a mi cuerpo, yo trato de pensar en mis ancestros blancos que hicieron sufrir
a sus bastardos negros de manera totalmente legal. Me enferma
decir esto, pero a veces un dolor puede aliviar otro. Los médicos prefieren
que tome pastillas. Mi novio quiere que consulte a un médico. ¿En qué
te convertís si dejás a tu novio con las ganas? ¿En qué me convertí
ahora que me ponen contento los aviones? ¿Cómo me llamo, de quién
es ese nombre, cuando hacemos el amor? Mi amante me deja
palabras que yo quisiera escribir. Vuela de una punta del país
al exterior de nuestro mundo. Yo no quiero el mundo, sólo quiero
el sentido africano del sonido estadounidense. A él. Que toque.
Este cuerpo. Consciente de su dolor. Saludos, terrícolas.
Me llamo Lento y a los Tumbos. Vengo del planeta
Problemón. Les traigo un amor incómodo.  

 
Heart Condition

I don’t want to hurt a man, but I like to hear one beg.
Two people touch twice a month in ten hotels, and
We call it long distance. He holds down one coast.
I wander the other like any African American, Africa
With its condition and America with its condition
And black folk born in this nation content to carry
Half of each. I shoulder my share. My man flies
To touch me. Sky on our side. Sky above his world
I wish to write. Which is where I go wrong. Words
Are a sense of sound. I get smart. My mother shakes
Her head. My grandmother sighs: He ain’t got no
Sense. My grandmother is dead. She lives with me.
I hear my mother shake her head over the phone.
Somebody cut the cord. We have a long distance
Relationship. I lost half of her to a stroke. God gives
To each a body. God gives every body its pains.
When pain mounts in my body, I try thinking
Of my white forefathers who hurt their black bastards
Quite legally. I hate to say it, but one pain can ease
Another. Doctors rather I take pills. My man wants me
To see a doctor. What are you when you leave your man
Wanting? What am I now that I think so fondly
Of airplanes? What’s my name, whose is it, while we
Make love. My lover leaves me with words I wish
To write. Flies from one side of a nation to the outside
Of our world. I don’t want the world. I only want
African sense of American sound. Him. Touching.
This body. Aware of its pains. Greetings, Earthlings.
My name is Slow And Stumbling. I come from planet
Trouble. I am here to love you uncomfortable.

 
 
 
Ser visto

Perdoname que hable como un predicador.
Vos me entendés, un moribundo

debe tener algo que decir: no es que me esté
muriendo exactamente. Mi médico me dice que voy a vivir

más que la mayoría de la gente, dado que lo veo
más que la mayoría de la gente. Por supuesto, no se puede confiar en él

ni en nadie más
que te prometa vida a cambio de ir a verlo. Las promesas

vienen de los elegidos: un lunático,
la paloma más blanca: los que escuchan

la voz de Dios y otra música vieja. Yo no soy
un elegido. Solo tengo algo que decir como cualquiera

a quien le pagan por traer malas noticias: un predicador, un soldado,
el médico. Hablamos de Dios

porque queremos hablar
con metáforas. Mi médico se aferra a la metáfora

de la guerra. El virus siempre
ataca y las células pelean o mueren

en combate. Mierda, me acuerdo que me dijo la palabra
“asedio” cuando volvió un sarpullido. Acá

me estoy muriendo mientras él
hace de mi cuerpo una batalla: cualquier cosa por ser visto

cuando lo único que quiere es agarrarme del mentón
y, como Dios Padre, decir con los dientes apretados:

Mirame cuando te hablo.
Tu salud no está en mi manos, aunque te

toque como si pudiera sanarte.

 
To Be Seen

Forgive me for taking the tone of a preacher.
You understand, a dying man

Must have a point—not that I am
Dying exactly. My doctor tells me I’ll live

Longer than most since I see him
More than most. Of course, he cannot be trusted

Nor can any man
Who promises you life for looking his way. Promises

Come from the chosen: a lunatic,
The whitest dove—those who hear

The voice of God and other old music. I’m not
Chosen. I only have a point like anyone

Paid to bring bad news: a preacher, a soldier,
The doctor. We talk about God

Because we want to speak
In metaphors. My doctor clings to the metaphor

Of war. It’s always the virus
That attacks and the cells that fight or die

Fighting. Hell, I remember him saying the word
Siege when a rash returned. Here

I am dying while
He makes a battle of my body—anything to be seen

When all he really means is to grab me by the chin
And, like God the Father, say through clenched teeth,

Look at me when I’m talking to you.
Your healing is not in my hands, though

I touch as if to make you whole.
 
 
 
Salmo 150

Alguna gente, para creer, se engaña.
Pero yo sé lo que conozco: en la cumbre
del contacto imposible, mi hombre y yo
contenemos la respiración, seguros de poder parar el tiempo

o tal vez eliminarlo de nuestras vidas, que se acortaron
desde que aprendimos a hacer el amor el uno para el otro
en vez de hacérnoslo el uno al otro. Entre la alabanza
y la adoración, prefiero la última. Sólo la memoria

nos pone de rodillas, en silencio e inmóviles. ¿Me escuchás?
El trueno aterra. El rayo nos permite ver. Después,
cubierta la cabeza, esperamos la lluvia. Querido Señor,
permitime estar atento a su llegada y bajar la cabeza

y sacudirla como un hombre que ha perdido y vivido.
Hay algo que no deja de intentarlo, pero todavía no me matan. 

 
Psalm 150

Some folks fool themselves into believing,
But I know what I know once, at the height
Of hopeless touching, my man and I hold
Our breaths, certain we can stop time or maybe

Eliminate it from our lives, which are shorter
Since we learned to make love for each other
Rather than doing it to each other. As for praise
And worship, I prefer the latter. Only memory

Makes us kneel, silent and still. Hear me?
Thunder scares. Lightning lets us see. Then,
Heads covered, we wait for rain. Dear Lord,
Let me watch for his arrival and hang my head

And shake it like a man who’s lost and lived.
Something keeps trying, but I’m not killed yet.

 
 
 
Querido Dr. Frankenstein

Yo también conozco la ciencia de construir hombres
con fragmentos a media luz
y que me parta un rayo si no cae

el rayo porque me olvido que uno
puede tener el dedo gordo de un ladrón,

otro el brazo de un asesino,
y veo irse a los hombres que creé
como una idea que debí anotar,

como un vehículo atorado
en marcha atrás, como el monstruo

que Dios conoció no bien
Adán les puso nombres a los animales y se adjudicó
a Eva, apartándose del cielo por ella

como si hubiera sido
suya. Ninguna palabra de él se podía domar.

Ninguna ciencia. Ningún diseño. Nada
en contacto delicado con su mano, ni tu mano, ni la mía;
nada de lo que erigimos es nuestro.

 
Dear Dr. Frankenstein

I, too, know the science of building men
Out of fragments in little light
Where I’ll be damned if lightning don’t

Strike as I forget one
May have a thief’s thumb,

Another, a murderer’s arm,
And watch the men I’ve made leave
Like an idea I meant to write down,

Like a vehicle stuck
In reverse, like the monster

God came to know the moment
Adam named animals and claimed
Eve, turning from heaven to her

As if she was his
To run. No word he said could be tamed.

No science. No design. Nothing taken
Gently into his hand or your hand or mine,
Nothing we erect is our own.

 
 
 
Coliseo

Cómo me lastimé, ya no me acuerdo:
fue mío tanto tiempo este dolor
que perdí la herida que lo había inventado
porque nadie conoce la belleza
de sus propios ojos
hasta que un hombre explica que por ellos
Dios creó el marrón. Luego
ese mismo hombre dice que vive para tocar
las partes más suaves, y con eso insinúa
que nuestra superficie puede entenderse
por su nivel de satinado. Voy a seguirlo
hasta quedar tan áspero por fuera
como lo estoy por dentro. No sabría decir dónde empezó
la masacre pero sé
cómo siento la mía, que convivo con ella
y que a veces me sirve para vivir
porque soy, como dicen los gladiadores,
un hombre enamorado; y el amor
es un recordatorio de que sobrevivimos.

 
Colosseum

The pain mine
Long enough for me
To lose the wound that invented it
As none of us knows the beauty
Of our own eyes
Until a man tells us they are
Why God made brown. Then
That same man says he lives to touch
The smoothest parts, suggesting our
Surface area can be understood
By degrees of satin. Him I will
Follow until I am as rough outside
as I am within. I cannot locate the origin
Of slaughter, but I know
How my own feels, that I live with it
And sometimes use it
To get the living done,
Because I am what gladiators call
A man in love—love
Being any reminder we survived.

 
 
* Poemas correspondientes a El nuevo testamento (Como Un Lugar, Buenos Aires, 2023).
 
 

 


Autor

Jericho Brown

/ Shreveport, Louisiana, Estados Unidos, 1976. Es autor de The Tradition (2019), libro ganador del Premio Pulitzer en 2020. Ha sido galardonado con becas de la Fundación Guggenheim, del Radcliffe Institute for Advanced Study de Harvard, del National Endowment for the Arts y la Genius Grant de la Fundación MacArthur, así como el Premio Whiting y el American Book Award. Es también autor de Please (2008) y The New Testament (2014). Es director del departamento de Escritura Creativa en la Universidad Emory (Atlanta) y actualmente es Canciller de la Academia de Poetas Estadounidenses.

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