No pude hacer
de mirar pájaros un deporte
me sumergí de madrugada en el río
con brazos estirados
hice un surco en la corriente
más allá de mi cabeza mis rodillas
rozaron hojas y espadañas
tragué ―la irritación
me nubló la mirada
profundo tuve que pensar tres veces
no soy un pez no soy
un pez no soy un
no pude haber visto
mi cuerpo recortado en los arbustos la
tarde en que pasaron
el tendido eléctrico tu lengua
adentro mío y aun así
el mar lo cura todo y de todo
esto es lo más parecido que tengo
para aprender de algo es mejor
agarrar la parte por el todo
el pico corto las raíces
aéreas la forma en que se abre la corteza
y después buscar en eso
un rasgo en cada cosa en el filo
de la piedra el camino del río el nido que cayó del árbol
la tarde en que corté del limonero
las ramas nuevas
hicimos ajustes a mano
para hacer encajar las cosas
cortar el pelo y el pasto
limar las uñas las puertas
los remos las
hicimos islas de otras islas
un almohadón una manta apretada
contra el pasto mojado hundiéndose lento
en medio del terreno húmedo
como todo el resto
los terrenos se dividen
en pequeñas parcelas ―cuadrantes inconexos
límites apenas delineados
por un tronco una cañada
la tarde en que extendiste el mapa
me pareció un cementerio
un perímetro con pasos sin plaza
principal sin
un solo centro
la sulpirida puede recetarse
para cuadros psicopatológicos diversos
neurosis depresiones somatizaciones
neuróticas trastornos psicológicos demencia
senil y vértigos
no viví una crecida pero sí
sentí el miedo irrefrenable
a dejar la canilla del baño
de noche corriendo
podríamos haber ampliado
habitaciones
hacer un estudio puentes
colgantes que unieran
las construcciones un camino de
piedras sogas con mensajería
renovar la ubicación
durante el tiempo suficiente
tocar todas las cosas
podríamos haber unido
las juntas con masilla pegamento
un revoque fino en las paredes
ajustar las cañerías con precintos
sobre botellas cortadas
mezclar una parte de vinagre
con tres partes de
el prospecto decía una alucinación
del movimiento o la pérdida
parcial de toda orientación y vos
hubieras cambiado
mi inconsistencia por la tuya
las manos
para agarrarme tus síntomas
hubieras hecho nudos toda la noche
en entrega al misticismo
juntado dieciséis cauris
una piedra negra
huesos hasta una cabecita rota
de muñeca
las casas se suceden y el paisaje
mental es siempre una ventana
de celosías apenas sostenidas
por un encastre débil en las junturas
y una palma
alta donde clavar un gallo negro
de madrugada llamar
a san cipriano pedir al diablo que a los buenos
espíritus los vuelva malos
dejar un puñado de tabaco
en el alféizar y alejarse
de la fascinación del precipicio
de la punta de montaña
de fijar la vista de más
del fondo del agua

Autor
Andrea Franco
/ La Habana, Cuba, 1991. Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y magíster en Escritura Creativa por la Universidad Nacional Tres de Febrero. Trabaja en edición, corrección, gestión cultural y, desde 2016, da talleres de escritura y literatura. Fue seleccionada en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires 2021/2022 en las categorías de Poesía y Relato. En 2022 publicó Las ceremonias, su primer libro de poemas. Actualmente vive en Buenos Aires, Argentina.