marzo 2024 / Dossier

Frutos del activismo literario. Sobre la poesía latinoamericana escrita en Alemania

 
Desde el inicio del milenio y de forma paulatina pero constante, poetas y activistas literarios latinoamericanos se han ido haciendo un lugar en la escena literaria independiente de Alemania y ahora, incluso, algunos de ellos han accedido a ciertos espacios institucionales. Gracias a sus idiosincráticos lenguajes y poéticas, su presencia desafía las ideas establecidas sobre la literatura escrita en Alemania. De hecho, la escena literaria y poética latinoamericana local es hoy inconcebible sin estos nuevos actores en los que están fusionadas las actividades artísticas con las del activismo. Estas personas (el autor/activista) son no sólo los protagonistas del espacio en que converge la literatura latinoamericana con la alemana, sino que también son los encargados de vitalizar esa zona de convergencia.

¿A qué me refiero cuando hablo de activismo literario? El término recuerda a la palabra inglesa activism. Sin embargo, originalmente es una palabra alemana formada a partir del adjetivo aktiv y el sufijo “-ismus”.1 El Aktivismus fue un movimiento pacifista que actuó desde 1914 hasta la década de 1920, fundado por el publicista Kurt Hiller. El movimiento luchaba por una “activación de lo espiritual para propiciar una nueva era de la humanidad”. Walter Benjamin también se cuenta entre sus representantes, pero en 1932 rompió con lo que consideraba una creencia exagerada en el espíritu, la actitud y la palabra del Aktivismus. El trasfondo era el creciente fascismo en Europa y, sin resultar menor, la admiración de Hiller por el “Duce” italiano. Más tarde, el concepto de activismo fue rehabilitado: Karl Popper describió la actitud del activista como “la inclinación a la actividad y la aversión a cualquier actitud de aceptación pasiva”.2

De este modo, en términos “conceptuales” el activismo propone dos acciones. En primer lugar, invita a realizar un análisis de la situación que concluye en la necesidad de un cambio. En segundo lugar, conlleva una agenda, la convicción de saber qué hacer o, al menos, una orientación, un impulso para superar las insatisfacciones. Los activistas literarios serían, entonces, quienes trabajan para cambiar las condiciones de la literatura, su visibilidad y su difusión. Sin ser actores institucionales, los activistas se implican por iniciativa propia en la llamada “escena literaria independiente”.

En Berlín, Hamburgo, Múnich, Colonia, Fráncfort, Heidelberg y otras ciudades alemanas se puede observar que la mayoría de los activistas literarios latinoamericanos no sólo llevan adelante las acciones “conceptuales” (analistas de situación y creadores y promotores de agenda), sino que realizan también actividades de naturaleza netamente “práctica”: son simultáneamente poetas o novelistas y organizadores, curadores, moderadores, traductores, diseñadores de folletos, directores de talleres, booktubers e instagrammers, y si reciben financiación pública para sus proyectos, también gestores de proyectos y hasta contables.

Si me centro aquí en la escena literaria independiente es porque hasta ahora sólo unos pocos autores latinoamericanos que residen en Alemania han sido publicados por grandes editoriales germanas, pasando a ser parte del mainstream. Y eso tiene que ver, seguramente, con la forma de entender todavía el concepto de literatura en Alemania. La cuestión de la lengua es crucial hasta hoy en día:3 los autores que no escriben en la lengua oficial, que podemos denominar expatriados, quedan automáticamente marginados del mainstream. Ciertamente, y a pesar de esta aproximación monolítica a la definición de literatura nacional, en Alemania se producen textos en lenguas no oficiales. Los autores expatriados, a quienes se niega el acceso directo al mercado editorial alemán, buscan a menudo otras formas de circulación con la ayuda de técnicas de impresión doityourself, herramientas digitales y medios sociales (Instagram Poetry o streaming) o formatos performativos (salones o escenarios de lectura). Incluso llegan a contar, en algunos casos, con la ayuda de empáticos traductores que les dan voz alemana.

La literatura latinoamericana no está exenta de la búsqueda de “innovaciones”. Podemos ver estas formas experimentales, por ejemplo, en la labor del argentino Cristian Forte, que no solamente fundó una “no editorial” en un gesto por resaltar esa exclusión del mercado editorial alemán, sino que también lanzó junto al artista argentino Miguel Mitlag el sello Carrots Tapes, que sólo publica cassettes con grabaciones de artistas que trabajan en los intersticios entre poesía y música experimental. Es, sin duda, uno de los tantos gestos combativos que transforman la marginación en un arma para generar cierto ruido en el mainstream de la literatura alemana.

En una línea parecida, el quehacer poético del chileno Felipe Sáez Riquelme tampoco se limita a escribir poemas y esperar a que se publiquen. En sus lecturas trabaja con los textos como si fueran partituras, usa loops para hacer de su voz un coro, explota las modulaciones del lenguaje, los paulatinos y leves cambios en los sonidos que alteran el sentido de lo pronunciado.

Un fuerte trabajo interdisciplinario, atravesado por los debates culturales de la actualidad, es lo que podemos observar en la obra de Giuliana Kiersz, quien escribe poemas largos que incursionan tanto en el monólogo del mundo del teatro como en los discursos de la crítica de artes visuales o de la etnografía. Fruto de su labor experimental es, por ejemplo, una audioguía decolonial en verso para el Museo Etnográfico de Stuttgart, el Lindenmuseum.

Por lo que respecta a los géneros, vemos en los recitales y en las publicaciones que la mayoría de esa literatura latinoamericana en Alemania emerge en géneros “menores” como la poesía, la prosa poética, la microficción, la crónica, el aguafuerte o el cuento breve. La novela, el género exaltado por la crítica burguesa y por la demanda del mercado, juega allí un papel menor. Esto se debe, probablemente, a que géneros como los antes citados suelen requerir menos tiempo para la escritura, menos recursos para la producción y medios más accesibles para la difusión. Los géneros “menores” son, además, muy versátiles para incluir en forma rápida y sucinta observaciones, pensamientos y emociones que respondan a las experiencias de los nuevos entornos del autor, quien, en muchas oportunidades, vive en un ambiente de por sí cambiante, disperso y volátil. Además, por su carácter dinámico, concentrado y entretenido, en los escenarios de la escena literaria independiente se suelen apreciar más los recitales de poesía y las performances poéticas que las extensas presentaciones de novelas, en donde la lectura de la obra pasa a un segundo plano y los discursos sobre ésta son los que se imponen.

La poesía y la prosa de los expatriados (ya sean inmigrantes de larga data o residentes temporales), que no se manejan en la lengua oficial, tienen dificultades para encontrar un público y ser apreciadas por la crítica. En la historia reciente, tal vez, el único caso que sobresale como excepción a esta regla es la llamada Gastarbeiterliteratur (literatura de los trabajadores extranjeros), que llamó la atención de los estudios alemanes en la décadas de 1990 y 2000, y que hoy en día se denomina Interkulturelle Literatur (literatura intercultural). Críticos como Immacolata Amodeo, Heidi Rösch, Carmine Gino Chiellino o Anette Wierschke han dedicado monografías y artículos a autoras como Aras Ören, Aysel Özakin, Franco Biondi y Rafik Schami. La literatura latinoamericana actual no ha seguido, sin embargo, esa suerte. No existen, por ejemplo, en las revistas culturales secciones especializadas en literatura de inmigrantes latinos y ni siquiera cuentan, en general, con críticos especializados en la escritura contemporánea de la inmigración latinoamericana.4 A su vez, actualmente en la academia hay poco interés en la literatura migrante y mucho menos en la literatura de los migrantes latinos. A pesar de la existencia de centros de investigación en temas culturales latinoamericanos y de académicos expertos en el tema,5 la investigación académica actual sobre la presencia de autores latinoamericanos en Alemania sigue siendo escasa.6 Sin embargo, se puede observar claramente un fenómeno: el panorama de los escritores latinoamericanos no es homogéneo ni estable, sino más bien heterogéneo y volátil.7 La mayoría de los autores latinoamericanos forma parte de los expatriados, ya que no circula en el campo alemán.8 Debido a lo fluido e informal de la escena en que se mueven los expatriados, no es de extrañar que nadie sepa con exactitud cuántos son los que viven y escriben actualmente en Alemania, ni cuántos de ellos organizan lecturas, publicaciones, talleres y eventos. Esa escena literaria latinoamericana es el resultado de la interconexión informal entre los actores individuales, lo que constituye un desafío para su estabilidad y consolidación. En muchos casos, los actores individuales sólo participan temporalmente porque regresan a sus países o porque, aun permaneciendo en Alemania, su situación económica los obliga a trabajar en profesiones menos precarias. Tampoco sabemos con precisión cuál es su contribución a la vida literaria, cuántos son sus lectores, su alcance y relevancia para la cultura dominante.

Existen, sin embargo, algunos latinoamericanos que se ubican en una intersección entre el espacio de los expatriados y aquellos del mainstream. Pero estos autores, casi nunca poetas –con la excepción quizá de los brasileños Angélica Freitas y Ricardo Domeneck– sino más bien novelistas o cuentistas, llegan a esta intersección justamente gracias a diferentes trayectorias para abandonar el espacio de los expatriados: cambian de idioma (como la argentina María Cecilia Barbetta, que escribe en alemán) o logran publicar en grandes editoriales alemanas (como Ariel Magnus, Samanta Schweblin, Alan Pauls y María José Ferrada), traducidos por traductores de renombre.9 Esta intersección se caracteriza por ser todavía bastante pequeña. Además, incluso la mayoría de los autores que se encuentran en tal intersección sólo es conocida por unos pocos especialistas o aficionados a la escena.

Los especialistas en estudios latinoamericanos Douglas Pompeu y Sarah van der Heussen utilizan una idea muy visual y útil para describir el rol de los activistas latinoamericanos en la escena de Berlín: construyen “muelles de atraque” para autoras y autores provenientes de todo el mundo.10 Esencialmente, conviene centrarse en la metáfora del muelle de atraque para describir la escena, en lugar de escuelas, grupos, estilos o poéticas que por lo general son importantes en las clasificaciones de la literatura. De esta manera, se observa que en buena parte de la escena latinoamericana se trabaja de forma multimedia y transdisciplinar, es decir, vinculando diferentes campos artísticos. Ésta es una estrategia que tiene especial éxito en la escena independiente, donde la apertura a la experimentación y al cruce de fronteras es practicada y aceptada con más naturalidad que, por ejemplo, lo sucedido respecto al público de ópera. Asimismo, en la escena latinoamericana la atención no se centra en el producto acabado y producido profesionalmente, sino en el propio proceso. Ésta era una de las características de las neovanguardias artísticas: entendían la obra como un work in progress y que reflejaban su artificialidad, en el sentido de ser un artefacto.

Las librerías especializadas en castellano, portugués, o aquellas que prestan especial atención a las traducciones de estas lenguas son lugares clave donde se manifiesta la escena latinoamericana. En Múnich, Bonn, Hamburgo y Berlín hay librerías españolas, infantiles e incluso una de anticuario en castellano que organizan lecturas, charlas y talleres.11 Las librerías internacionales son también espacios importantes para establecer los contactos naturales entre inmigrantes de España y de América Latina. Son, sin duda, lugares de creación de comunidades y de ayuda mutua muy práctica. Es justamente allí donde se buscan respuestas a preguntas esenciales de la vida cotidiana: ¿dónde se puede encontrar un curso de lenguas?, ¿una niñera?, ¿una habitación en un departamento compartido?

Dada la evidente expansión de la escena latinoamericana más allá de Berlín, propondría extender la imagen de los muelles de atraque para describir también la escena latinoamericana emergente fuera de esa ciudad. La capital del activismo literario latinoamericano es, sin duda, Berlín. Hay (o hubo) en la capital de Alemania varios ciclos de lectura regulares (Salón Berlinés, Probador de Poesía, ex/salón, artichoque, “Traduttore, traditore!”), micrófonos abiertos (Encuentro Hispanopoético, Sarão Poético), talleres de escritura (de Samanta Schweblin, Giuliana Kiersz o Alan Pauls, por ejemplo), festivales (Latinale, Siesta Festival) o revistas (Alba, Madera, oxyd, Lateinamerika Nachrichten). Pero también hay importantes núcleos latinoamericanos en otras ciudades, como la editorial Abrazos de Stuttgart, que publica libros de autores latinoamericanos residentes en Alemania o las revistas Matices e Ila en Colonia. Y en Fráncfort se celebra desde hace dos años la Feria de Autoras y Autores Latinoamericanos de Frankfurt (FALF), fundada por el chileno Giorgio Vargas.

La visibilidad de los autores latinoamericanos que se mueven fuera del mainstream está aumentando como parte de la internacionalización de la literatura berlinesa, en particular, y alemana, en general. Como se describe en Berlin International de 2023, la internacionalización de la literatura berlinesa –germen de la que fue extendiéndose por el país entero– ya se había iniciado en los años setenta y ochenta del siglo XX por razones políticas como la insularidad de Berlín Occidental, la confrontación de los bloques formados por la OTAN y el Pacto de Varsovia, así como el enfoque sobre la literatura del Sur Global en la RDA.12 Como en el pasado, el proceso de internacionalización sigue estando flanqueado por actores institucionales como universidades, centros culturales o programas de residencias artísticas que invitan a autores de América Latina. Pero, además, los escritores que vienen a Alemania becados por el Programa Berlinés para Artistas BKP, por ejemplo, también participan de la escena off. La existencia de talleres de escritura en castellano —incluso los talleres colectivos que ofrecen una oportunidad más desjerarquizada para exponer el trabajo literario— contribuyen a que muchos inmigrantes den sus primeros pasos como poetas o narradores. Las múltiples instituciones dirigidas a las comunidades literarias de habla no alemana, incluyendo a la hispanoparlante, como el festival Poetica de la Universidad de Colonia, el LCB (Coloquio Literario de Berlín), el Literaturhaus (la Casa de Literatura), la Haus für Poesie (Casa para la Poesía) o el Literaturforum im Brechthaus (Foro Literario en la Casa de Brecht) son resultado, en muchos casos, de una larga lucha de activistas por el reconocimiento de la diversidad cultural en Alemania, y su labor refuerza el proceso de internacionalización.

El intento por cartografiar la dinámica actual de la poesía latinoamericana en Alemania tuvo su punto de partida en la antología española El tejedor en… Berlín, publicada en 2014. Sin embargo, ese trabajo únicamente se focalizó en la escena berlinesa, dejando de lado al resto del país.13 La presente antología busca dar cuenta no sólo de la escena berlinesa sino, también, de lo que ocurre en diferentes ciudades de Alemania. Es por ello que, además de incluir poetas que residen en la capital alemana (que todavía son la mayoría, pero no la totalidad), también se han incluido poetas que residen en Colonia, Múnich y Hamburgo, ciudades que –como se dijo antes– también comienzan a tener su propia escena de poesía latinoamericana. Pero la diversidad en la ubicación de los poetas no tiende a modificar algunas de las características esenciales observadas antes en la escena berlinesa. Al igual que lo descrito en El tejedor en… Berlín, también puede decirse aquí que los autores reunidos en la presente antología no comparten un programa estético común.

Esa heterogeneidad estética se hace aparente, en el sentido más estricto de la palabra, en las variedades de poesía visual cultivadas por algunos de los poetas. Al igual que el objet trouvé de los surrealistas, en el caso de la poesía de Cristian Forte, incluso un recibo puede convertirse en un poema a través de una copia manuscrita.
 
 

Imagen del poema “Kassenbonlied”, de Cristian Forte.

 
 
En general, puede decirse que los poetas reunidos en Voces periféricas utilizan toda la gama de medios poéticos disponibles desde el modernismo y el posmodernismo: verso libre, ritmos libres, claros (métrica clásica), correspondencias tonales (aliteración, rima) y metáforas tradicionales.

Así, algunos de los poemas aquí incluidos pueden parecer, casi sin adornos líricos en una primera lectura, poemas en prosa. El hecho de que estos textos se lean como poemas tiene que ver, por un lado, con los mecanismos para su difusión (se leen en un recital de poesía, aparecen en fanzines de poesía o en poemarios); y, por otro lado, por su carácter performativo —es decir, la forma en que son recitados en directo por el poeta, su puesta en escena en el contexto del activismo—, lo que confiere a los textos su naturaleza poética.

Tanto el mencionado Cristian Forte como Ginés Olivares experimentan con procedimientos de la música rock, grabaciones en directo y loops, distorsiones y pedales. Se encuentran también aquellos que, como Giuliana Kiersz, abandonan el escenario y declaman sus versos moviéndose entre el auditorio con características teatrales. Los recitales de Lina Nieves Avilés suelen derivar en una especie de poesía electrónica retomando los sonidos del underground berlinés. Estas pequeñas desviaciones formales de la tradición del recital poético explican, también, la pluralidad y diversidad al interior de la escena poética latinoamericana en Alemania.

Por razones de espacio, esta antología no puede incluir a todos los poetas latinoamericanos de reconocida calidad, residentes actualmente en Alemania y de los que tienen conocimiento el compilador y los editores. Hubo que tomar una primera decisión, sin duda dolorosa, y aplazar para un volumen posterior a los numerosos poetas brasileños (como Ricardo Domeneck, Adelaide Ivánova, Angélica Freitas, para nombrar sólo algunos), limitando esta antología a los hispanoparlantes. En la selección realizada se optó, en caso de duda, por elegir poetas que ya tuvieran algunas publicaciones (preferiblemente en formato libro) y alguna trayectoria en Alemania y no aquellos que son relativamente nuevos en la escena. También se dejaron de lado poetas que ya cuentan con una larga trayectoria, con publicaciones en sus países de origen o en otros de habla hispana —incluyendo a España— como Pablo Jofré, Lola Arias, Enrique Winter o Claudia Sierich. Además, la antología busca representar la diversidad de estilo y pluralidad de voces hoy en día presentes en Alemania. Aunque es claro que cada vez más poetas venidos de países como Colombia, Perú o de la región caribeña se hacen presentes en la escena literaria alemana, no se puede disimular el peso de los provenientes de Argentina y de Chile, países que tienen ya, desde los exilios forzados de los años setenta del siglo XX, una historia de intercambio intelectual y cultural con Alemania.

Es nuestra intención que esta antología sea un primer intento por trazar un panorama de la poesía latinoamericana escrita en Alemania, y que muestre que los temas de estos poetas no se centran solamente en la experiencia de la migración, sino que, conscientes de su cambio de estatus y de punto de vista, abordan los grandes temas y sentimientos de los seres humanos. A veces más, a veces menos, íntima u objetivamente. El lenguaje puede ser sobrio o barroco. Sus obras pueden contener ironía frívola, sarcasmo mordaz; ser compasiva y comprometida. Todos estos poetas trabajan en la cantera del lenguaje y componen sus poemas con piezas de la tradición no sólo de la poesía latinoamericana, sino también de la anglosajona, la francesa, la clásica y, por supuesto, la alemana. Los poemas de Voces periféricas tienden puentes hacia un tiempo que aún nos queda por delante.

 

* La primera versión de este texto fue escrita como ponencia con el título “Latin-Beats im Kiez. Über literarischen Aktivismus in Berlin und aktuelle Interventionen lateinamerikanischer Autor:innen” (“Ritmos latinos en el barrio. Sobre el activismo literario y las actuales intervenciones de autor@s latinoamerican@os”), en el marco del seminario Writing Berlin en el Instituto de Latinoamericanística de la Universidad Libre de Berlín. La presente es una adaptación del prólogo de la antología Voces periféricas (Equidistancias, Londres y Buenos Aires, 2023), algunos de cuyos poemas pueden leerse aquí.

 

Foto: María Rapela


1 Ver la referencia etimológica en https://www.collinsdictionary.com/dictionary/english/activism.

2 Karl Popper, Das Elend des Historizismus, Mohr, Tübingen, 1965.

3 Es posible que la centralidad de la lengua germana esté vinculada a la tardía consolidación de Alemania como estado-nación (1871). Una Alemania unida sólo persistió a través de la cultura y la lengua. Aunque el país —ya unificado y al menos hasta la Segunda Guerra Mundial— tuvo sus minorías eslavas, francesas, danesas y checas, siempre se pensó desde la idea de la Kulturnation, un concepto que abría el parnaso de la literatura alemana también a autores de Suiza, Austria, Checoslovaquia, Bélgica, Luxemburgo y Tirol del Sur, quienes sí escribían en alemán. En cambio, en las lenguas regionales −bajo alemán, frisón, alemánico y sorabo−, nunca se escribió literatura de alcance nacional. Recién en los años 1980 y 1990, cuando los migrantes —invitados por el gobierno alemán— o sus hijos empiezan a escribir, se discute, al menos en los círculos académicos, el estatus de la literatura alemana y si ésta puede convertirse en algo híbrido, acogiendo influencias de otras lenguas y culturas.

4 No es de extrañar esto, ya que cada vez resulta más esporádica la crítica de poesía en los periódicos alemanes, y apenas se reseñan los libros nuevos de poetas alemanes reconocidos o de uno que otro poeta anglosajón.

5 Aquí deben mencionarse el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín (con su máster de Estudios Latinoamericanos Interdisciplinarios), el Instituto Ibero-Americano en Berlín y los Estudios Regionales de Latinoamérica de la Universidad de Colonia y Estudios Latinoamericanos en las universidades de Bielefeld, Bonn y Hamburgo, así como también algunos departamentos de romanística como los de Fráncfort, Flensburgo y la Universidad Humboldt en Berlín.

6 Susanne Klengel, de la Universidad Libre de Berlín, es una de las raras excepciones. Ella ha convocado a escritoras como Esther Andradi o Cristian Forte para dar clases en la universidad y así acercar a sus alumnos a la literatura latinoamericana escrita en Alemania.

7 Referencias relevantes en este tema son el simposio celebrado en 2017, en el Coloquio Literario de Berlín, y la conferencia magistral de Susanne Klengel en el panel “WANDEL – Rückkehr zur Demokratie und neue Migrationen, die 1980er & 1990er” (“Cambio – Retorno a la democracia y nuevas migraciones, años 80 y 90”), así como la investigación de Monika Walter sobre el exilio de autores chilenos en Berlín Occidental y Oriental tras el golpe militar de 1973. Se puede consultar en: https://www.dichterlesen.net/veranstaltungen/detail/puerto-berlin-parataxe-symposium-panel-ii-2260/

8 Raras excepciones son los poetas Pablo Jofré y Lola Arias. El primero ha publicado ya tres poemarios con la prestigiosa Parasitenpresse de Colonia, como Abecedar (2017), Berlin – Manila (2021) y Straße um Straße (2023). Arias, tras publicar un primer libro con poemas y otro tipo de textos literarios en Alemania titulado Die Liebe ist ein Heckenschütze (2010), sigue trabajando como dramaturga para distintos teatros de Alemania.

9 Como parte de la otra cara de la moneda, hay autores latinoamericanos que viven en Alemania y hasta ahora no han sido traducidos; publican solamente en sus países de origen o en España, y los hay incluso de relativo éxito como la chilena Patricia Cerda, que escribe novelas históricas.

10 Conferencia magistral en el panel “Perspectivas – ¿Barrio latino o Global Literature? Los años 2000”, en el simposio “Puerto Berlín”, Literarisches Colloquium de 2017. Véase: https://stadtsprachen.de/wp-content/uploads/2017/06/Instant%C3%A1neas-de-una-escena-literaria-latinoamericana-en-Berl%C3%ADn.pdf

11 Entre éstas se encuentran la Librería Española en Múnich, la Librería en Bonn, Leo Libros en Hamburgo y Andenbuch, Bartleby & Co., Mundo Azul y La Escalera, todas ellas en Berlín.

12 S. Klengel, J. Müller-Tamm, L. Nils Regeler y U. Schneider (comps.), Berlin International. Literaturszenen in der geteilten Stadt (1970‒1989), De Gruyter, Berlín, 2023.

13 J. Locane y E. Estrella (comps.), El Tejedor en… Berlín, L.U.P.I., Bilbao, 2014.


Autor

Timo Berger

/ Stuttgart, Alemania, 1974. Vive y trabaja como autor, periodista y traductor en Berlín. Con Rike Bolte fundó en 2006 el festival rodante de poesía latinoamericano Latinale. Ha publicado los libros de poemas A cien cuadras del centro y otros poemas, AmérikaNoAmérica, Microclimas y Extramuros. Poemas públicos. Ha traducido al alemán a autores latinoamericanos como Julián Herbert, Fabián Casas, Sergio Raimondi y Pola Oloixarac.

marzo 2024