Sandra Lorenzano
(Buenos Aires, 1960; vive en la Ciudad de México)
No se trata solo…
Como si cada vez se escaparan las palabras.
Como si el cincel de las horas borrara las huellas
y obligara a buscar otra vez desde el principio:
(malvones y ríos,
luz en los rayos de alguna bicicleta)
una marca que haga del aire
aliento de hogar.
En blanco y negro la memoria:
igual que el álbum que heredamos
sin darle importancia.
No aprendimos los nombres ni las risas.
No supimos las fechas ni los miedos.
Solo algunos muertos y la historia aquélla
del kepí y la bala.
Nada heroico.
Vidas tejidas al crochet
para poner después en la mesita.
Dicen que entre hielos nadaba
−de chico-
el abuelo ruso.
No supimos.
Recibimos formales pedazos de vida
y los ignoramos.
Ninguna moraleja:
Un vacío simple.
Y el viento.
Como siempre.
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