Edwin Madrid
(Ecuador, Quito, 1961)
ARRIB-A-BAJO
Mi novia tiró todo por la ventana.
Vi cómo fue a dar a la calle el cariño,
mi lealtad y hasta nuestra última noche.
Mujer que cuando dice NO, ningún poder
en el mundo la hace retroceder.
Me he quedado a la intemperie,
¿deberé ir hacia arriba o hacia abajo?
Tal vez, arriba solo es arriba y abajo, abajo.
Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
Si arriba fuera
abajo y
abajo arriba
el mundo sería diferente.
Yo estoy
abajo. Arriba ella tan linda,
tan fuerte, tan decidida. Arriba ella,
yo abajo. Nunca volveremos a estar juntos.
Juntos no es arriba de mi ni yo debajo de ella.
Juntos: los dos arriba o los dos abajo.
Arriba y abajo. Norte-Sur, no diálogo.
Me he quedado en el Sur, no sé qué rumbo tomar.
Que otros se jacten de bajar estrellas
Yo muevo montañas
Cómo seducir a la montaña. Qué palabras solfear
Para tenerla tras de mí. No puedo decir: ¡Ven!
Y la montaña estará a mi lado.
Mi novia se fue al norte, eso es pura llanura
con dunas, cactus y unas cuantas lagartijas.
Ella siempre dijo que soy capaz de seducir
a cualquier cosa con faldas.
Solo que esta es una montaña de palabras,
y el peso de una palabra
es mayor que el de una montaña.
En mi empeño la reescribo,
la tacho y la vuelvo a pensar.
Pero esto de mover montañas
es tarea ardua, penosa, desoladora.
Y a punto de claudicar:
si la montaña no la llevo a ti,
será mejor que tú vuelvas a la montaña.
Me entra tal amor propio que de inmediato
estoy en sus faldas, con el firme propósito
de llevarla hasta el desierto de Tucson-Arizona,
donde se dirigió mi novia a ganarse una vida mejor.
Las desavenencias de mi madre con Dios
Mamá muy joven iba a la iglesia,
pedía a los santos que no lloviera
para que se seque su vestido de fiesta.
Por entonces, mamá, perdió muchos bailes.
También les pedía que
conviertan las piedras en oro
o cosas simples como paz para el mundo.
Cuando papá huyó con otra,
fue la última vez que ella entró a una iglesia
y pidió con todas sus fuerzas que vuelva
o que le parta un rayo.
Papá no regresó y tampoco recibió su merecido.
Mamá nunca dijo que vayamos a la iglesia.
Yo voy, pero no pido nada a los santos,
solo converso con Dios aunque no le vea ni
me responda.
Esto para mamá es fantástico.
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