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No. 74 / Noviembre 2014 |
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Augusto Rodríguez (Guayaquil, Ecuador, 1979) I ¿por qué los hombres tenemos tantos dientes entre los dientes? ¿qué masticamos cuando masticamos? ¿un pedazo de hígado o un fragmento de tiempo que se disuelve en nuestra lengua? IV Qué quedará de nosotros más allá de la última frontera. Qué somos más allá de nuestros insomnios, de nuestras manos, de nuestros ojos que observan lo que quieren observar. Dentro de mi corazón hay una anciana que se acaricia el sexo. Dentro de su sexo hay un árbol que agita el viento. Dentro del viento hay un niño que llora por su padre se ha ido a la guerra y que nunca volverá. Dentro de ese padre que se marcha hay un pasado que hierve entre sus párpados. Dentro de ese pasado hay una mujer que ama enloquecidamente y que se suicida una y otra vez. Dentro de esa mujer hay un futuro que nunca ella conocerá. Dentro de ese futuro hay un bebé que espera su salida pero como no tiene origen se ahoga en el útero de la muerte. Dentro de ese útero hay un veterano que recuerda a la anciana que se acaricia el sexo. Dentro de su sexo hay un barco que se hunde en altar mar. Dentro de ese mar hay un náufrago que espera sentado el fin del mundo. Dentro de ese náufrago hay un corazón herido y roto por el abandono del amor. Dentro de ese abandono hay un niño que respira recién nacido el aire contaminado de los fracasados. Dentro de ese aire hay un poema que se escribe por una mano llena de sombras. Dentro de esa mano hay miles de sueños que esperan cambiar al mundo. Dentro de ese mundo hay un hombre millonario que paga una lujosa cena en el más caro restaurante de París y no sabe que el día siguiente morirá. Dentro de ese restaurante exactamente en el baño hay una pareja de amantes que copulan con gran locura. Dentro de esa copulación hay una guerra de semen que se disputa la gloria. Dentro de ese semen hay indicios que nacerá el nuevo Mesías. Dentro de esos indicios hay una alerta roja que dice que ese restaurante explotará por una bomba puesta por un terrorista. Dentro ese terrorista hay un corazón que apenas late de vergüenza. Dentro de ese corazón hay una anciana que llega al orgasmo. IX Se abre el telón. Dentro del telón hay tres mujeres que miran hacia el final de la ciudad. Dentro de esas mujeres hay varias historias que se rompen como espejos. Dentro de esos espejos hay lunas y globos |