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Lira lirón: introducción a la poesía
Taller Infantil en la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes/SEP en Yucatán
Por Fernando de la Cruz
con sonrisa buena, como de imagen
Ermilo Abreu Gómez, Canek
Escribir un poema por sesión. Ilustrado. Los niños pueden eso y mucho más. Leímos (leyeron de viva voz) y discutimos a Carlos Pellicer, a Rubén Bonifaz Nuño, a Elsa Cross…, y de ahí, como de la vida misma, nos hicimos de ideas que gestaron sus poemas. Cuando el grupo, transformado por las naturales deserciones y nuevos ingresos, volvió a llegar a mí (más bien, yo a él) en el ciclo escolar 2009-2010, la mayoría había pasado por materias como Desarrollo del pensamiento (con Lope Ávila), Mitos y leyendas (con Feliciano Sánchez), entre otras, y estaban más que listos para nuestra Introducción a la Poesía; en tanto que un par de recién ingresados le entraron a la poesía así de golpe y almohadazo, e igual, hicieron maravillas. En ese segundo año, de manera simultánea, llevaron con Ivi May las materias de Desarrollo emocional, Poesía en movimiento: uso de las nuevas tecnologías, y Mi primer libro (en la que cada niño elaboró su propia plaquette, publicada en la colección Lira Lirón de la SEP). El grupo estaba formado por César, Meztli, Kenia, Alex, Darina y Elbert. En nuestra primera clase hicimos la siguiente dinámica: Paso 1: Escriban una lista de cosas que perciben en el trayecto de su casa a la escuela, a partir de los cinco sentidos, comenzando con la palabra Es. Paso 2: Reescriban cada oración, quitándole cualquier palabra que se refiera a un sentido. Por ejemplo, si alguien escribió “Es el olor del perfume de la niña que se sienta a mi lado”, que deje: “Es el perfume de la niña que se sienta a mi lado”. Paso 3: Reescriban su lista con la oración que más les guste primero y la que menos les guste al final, aunque queden revueltos los sentidos. Y le ponen por título: La poesía. Conforme van terminando, yo reviso gramática y ortografía y (paso 4) reescriben su versión final, con una copia para entregarme, en una hoja en blanco con su nombre y la fecha. Una postactividad que apliqué a menudo, es la de ilustrar su poema con un dibujo, aparte, en una hoja en blanco. Y en todos los casos, cada quien lee su poema en voz alta. Obtuvimos poemas como el siguiente: La poesía Es el piso del parque cerca de mi casa. En semanas posteriores aproveché circunstancias fortuitas como la instalación del tianguis de artesanos oaxaqueños en el Parque de la Paz, a media cuadra de los jardines del CEBA. Les pedí a los seis niños que ese día llevaran su camiseta de uniforme (que es opcional, como se debe); que estuviéramos juntos en todo momento; que nos tomáramos de la mano al cruzar la calle. Y nos lanzamos: “Tianguis de palabras” Lápiz y cuaderno en mano, tenían que describir objetos que estaban a la venta como si fueran palabras, con oraciones como “Hay palabras que…”, “hay otras que…”. Cualquier pregunta se la hacían directamente al vendedor, desarrollando habilidades sociales y comunicativas. En grupo avanzamos de puesto en puesto, y terminamos comiendo un helado de esos indescriptiblemente ricos. Y un amable promotor oaxaqueño hizo con ellos un taller de papagayos (como en Yucatán, le llamamos al papalote). ¡Ah!, y los que quisieron, probaron chapulines enchilados. Ese día se fueron con el sabor de la poesía en la boca, con su papagayo hecho por ellos mismos, y con la tarea de retrabajar su poema a partir de la lista que escribieron. A la semana siguiente, repetimos la operación en el Parque Zoológico del Centenario (que curiosamente este año le hace honor a su nombre), y que tenemos de vecino de enfrente. Allí la dinámica fue “Zoología de palabras” (y de tarea, “También existe la palabra humana”):
Tianguis de palabras Vendo palabras de tres leches que al tocar la lengua se deshacen. Zoología de las palabras
II
Paso 1: organizador visual tipo telaraña (en fotocopias o, como muestra, en el pintarrón): al centro de la hoja se dibuja un corazón y a su alrededor siete categorías: naturaleza, objetos, personas, lugares, tradiciones, situaciones, arte. Cada categoría va encerrada en un círculo, unido al corazón con una raya. Enlazadas a cada categoría, los niños escriben por lo menos tres palabras o frases de cosas que signifiquen mucho para ellos. Paso 2: salimos al jardín; ellos hacen una rueda y se ponen a caminar en círculos, con su hoja en la mano. Al pasar junto a mí, gritan una de las cosas que escribieron. Paso 3 (de vuelta en el salón), escribe cada quien su propio credo; lo reviso, lo reescriben, lo ilustran, etcétera.
Credo Creo en el gran cielo azul. Un día de calor extremo (incluso para nuestros estándares en la masa candente de concreto y asfalto que llamamos Mérida), refugiados en el aire acondicionado del salón que nos presta el área de música, los niños escribieron “Qué le sucede al mundo con el calor”. La consigna: que exageren los efectos del calor en todo lo que existe dentro y fuera de la imaginación:
El sol está cansado El sol está cansado Mi amiga se derrite, El monte tiembla, La calle se desvanece Pero el sol nos deja descansar
Luego, un día de lluvia intensa, muy propia de este clima, escribieron “Qué cae con la lluvia”:
¿Qué cae con la lluvia? Cuando hay lluvia caen los mares y los ríos, Otras ideas generadoras de poemas fueron: “Lo que aún nos queda”, “Vacaciones de las palabras”, “El poema elevador” (de lectura ascendente o descendente) y “Para, que la cámara dispara”: César Huchím Flores
La cámara de Pandora No fue mi intención. Esta cosa es radioactiva Me dijo que devolviera todo lo que tomé. Sólo fueron 10 ó 20 que al mundo ni le hacen falta. Tiene un zoom increíble, También puedo tomar una foto panorámica de las estrellas. Pero mi cámara tiene un defecto: A exigencia de mi madre, Hasta que se rompió la cámara
Meztli Lezama Soto Beber la nada
ebria de inexistencia
Elsa Cross Y aquí estoy encerrada junto con miles de palabras que no hacen silencio, sin compañía de otra persona, cansada de vivir en este abismo que no tiene fin, “ebria de inexistencia”. Poema ante el espejo Porque hieres mis sentimientos Porque hiero tus Y espero que con este poema se perdonen los problemas que me causa mi reflejo. César Huchím Flores Mis más pequeños mejores amigos Perturban mi sueño extrayendo mi vida. Yo no se la niego. Mi madre los odia y siempre anda poniendo Raid Laminitas®, pero yo las quito. Son mis amigos y les cuento mis cosas. Un día me contaron que la gente les tiene miedo, pues dizque dan dengue, cuando tan sólo se pusieron unos pantalones de moda con rayas blancas y negras. Mosquitos… con ellos comparto la mitad de mi vida, aunque me piquen. Y así se nos fue el semestre: los niños transitaron de la letanía a poemas cuya profundidad supera la de muchos adultos; escribieron poemas líricos y narrativos, intimistas, experimentales, en verso, en prosa, rítmicos, arrítmicos… En efecto, algunos de estos ejercicios los llevé a cabo también con los adultos de la escuela formal, con resultados en general menos sorprendentes. Lo que propongo en el futuro, para los niños, es abundar en las lecturas de poesía como fuente de reflexión y goce estético, pero también de ideas, para hacer de ellos escritores no sólo autocríticos sino también automotivados. Algunas características del grupo que hay que notar: la totalidad de estos seis niños reciben el apoyo de sus padres, tutores y/o maestros de primaria. La mayoría eran ya niños lectores. Por otra parte, los niños trabajaron sus poemas mayormente a partir de su propia realidad, aunque no dejó de filtrarse el imaginario insertado por el globalitarismo de Televisa y otros canales similares de infobasura. Pero seguimos en pie de lectura y de escritura. Con este grupo más que con ninguno, combiné mi formación en Literatura y en Lingüística Aplicada (digamos, Teacher Training) de la mejor manera. Partí del Enfoque por Tareas, que a su vez se basa en el Enfoque Comunicativo (CLT), pero no con el objetivo de que adquirieran un idioma diferente sino para que se hicieran del lenguaje simbólico y sensorial de la poesía, que radica en ellos mismos y en los poetas que descubren. Cuatro de estos niños, ya preadolescentes, se graduaron en junio del Taller Infantil y este semestre pasan al Taller Juvenil, en donde verán materias como “Literatura de viajes”, “Ciencia ficción”, “Educomunicación”, y por supuesto, más materias de poesía. Ellos entran con una gran ventaja con respecto a los muchachos de nuevo ingreso (aunque finalmente no es competencia). Los que sigan en la escuela, a la edad de 15 años tendrán la opción de irse directo a la carrera que ofrecemos de Técnico en Creación Literaria. Y si no todos le dedican la vida a la vocación y oficio de escribir, sí serán buenos lectores de la literatura y de la vida misma, y mejores profesionales en cualquier actividad que ellos elijan. Para saber más sobre la Escuela de Creación Literaria del CEBA/SEP (y leer las plaquettes de la colección Lira Lirón), ver el blog: |
Fotografías de Fer de la Cruz
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