Se están muriendo los árboles, Cueva,
yo no sabía tanto los colores
que nos negaron las hojas de casa.
Para que no vuelvas nunca
se están muriendo los árboles,
para que el mar se lleve hondo
el cadáver del medregal,
las guayabas de tu lengua sedimentaria.
Seriola dumerili, medregal,
pez de limón coronado,
pez perciforme que te ahogas,
guárdame las espinas;
guárdame la viscosidad
de tus órganos pequeños,
para ir contigo de regreso
a Piélago, tu reino,
donde hasta lo muerto
se mueve.
Seriola dumerili, medregal,
pez de limón coronado,
pez perciforme de ola,
pez para la muerte.
Pan de vivir a la intemperie
bajo un sol sin tiempo.
No todo es carne blanca
de animal, no todo ternura.
También aburrimiento,
pez perciforme de nadie.
En la orilla dentada
baila un niño inaudito,
amasando espinas.
Nadie te devolverá el caparazón, erizo, la vida.
Mira que venir desde tan lejos tan despacio.
Mira que arrastrar ambulacrales los piecitos
por la inmensidad del tiempo.
Mira que llegar desde el Silúrico en vano,
a morir sacrificado en el altar de nadie.
Erizo equinoideo, ven aquí
(trae tu cuerpo globoso),
quiero pedirte perdón.
Porque el mar no tiene estrellas, Cueva,
sino alimañas: repta equinodermo asteroideo.
Mar no es cielo, Cueva, ni sabana:
su fondo detritófago lo pudre todo.
El mar no tiene estrellas, Cueva,
ni caballos, sino monstruos:
hippocampus minotauro erecto,
equino que ni tira ni carga ni cabalga,
cebra hippocampus camaleón.
¿Para qué quiere Piélago caballo?
Mar no es pradera, Cueva, ni llanura:
su fondo sin tristeza todo ahoga.
Éste es el mundo de las hormigas,
del otro lado no había sino polvo y caminar.
Perderás lo que siembres, aquí nada crece,
aquí lo que vive se arrastra.
Te perderás tú mismo, suelta el arado,
silencia tus cantos que aquí no tienen poder,
no malgastes el tiempo implorando a la semilla,
este es el mundo de lo que tiene escamas.
Si lo que buscas es tierra equivocaste el camino,
esto es polvo y el polvo
no es de nadie.

Autor
Alejandro Castro
/ Caracas, Venezuela, 1986. Poeta. Licenciado en Artes por la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Magíster en Literatura Latinoamericana por la Universidad Simón Bolívar (USB). Se ha desempeñado como profesor en los departamentos de Estudios Estéticos en la Escuela de Artes y de Teoría Literaria en la Escuela de Letras, ambas de la UCV. Es coeditor del libro Deborah Castillo: Desobediencia radical (2019). Ha publicado los libros de poesía Parasitarias (2020), El lejano oeste (2013, premio al Libro del Año 2014, otorgado por la Asociación de Libreros Venezolanos) y No es por vicio ni por fornicio. Uranismo y otras parafilias (2011), ganador en 2010 del Concurso para autores inéditos de Monte Ávila Editores. Actualmente realiza estudios de doctorado en la Universidad de Nueva York.