León Félix Batista
(Santo Domingo, Dominicana, 1964)
Música ósea
(Fragmento)
los cuerpos no son cuerpos si no
son infrarrojos y translúcidos del
todo a contraluz
músculos en blanco y negro,
líquido multicolor drenándose
después del tableteo
¡cuerpos, cuerpos! cercanos a no
ser, desparramados
montones de basura hospitalaria,
desperdicio fenecido en concepción
y cuerpos que se arquean cada vez
que los escaldan, y confiesan,
suspendidos en ganzúas
y que han sido biografiados por las
uñas en los muros de las celdas de
castigo
expulsados de su fuero, sin la ropa
en la espesura: la cruel epifanía del
esfínter sin control
la sutura que supura un proyectil,
la resina que desprenden los
disparos
tumulto, sub-personas como
gorrión común: cardúmenes de
macarela, krill
cuerpos llenos de abyección, en el
óxido de sí, predispuestos a
anularse en su repliegue
vendavales adventicios en madeja
imaginaria por la velocidad de
arrasamiento
delirando en la marea,
macerándose en el lodo:
suculencias en pedazos como
peces
pero hay cuerpos que están hechos
de naufragios y procrean el colapso
de las cosas
estos cuerpos son compuestos por
muñones, disecados tras estratos
de paredes
o pedazos que se oxidan como
parte por el todo, rastreados por
jaurías en la niebla
bajo lluvia, frente al resto,
desvestidos a mil voltios, y
vendados y pasados a cuchillo
reprimidos en sí mismos, en sus
masas, con las vísceras por fuera
sobre asfalto
emboscados en cavernas de
arrecifes, esfumados de la foto,
exterminados
abatidos, secuestrados, diluidos en
cisternas, retenidos por el humus
de una ciénaga
otros cuerpos tienen miedo:
oprimidos y estuprados en sus
pétalos violentos
y después son osamentas que
descubren los deslaves, con las
uñas maceradas, como cebo de
rapiñas
en sarcófagos, en bolsas, en
cenizas, como parte de las sobras
de un siniestro
embutidos en un pozo, con
cañones en las sienes donde crece
un agujero imaginario
fracturados, de rodillas a comer
sus excrementos y con larvas que
reviven sus heridas
con el sueño trastocado, su pasado
todo atroz, sus familiares
cuerpos nulos, conculcados
cubicados por un láser en
sus plexos
recordados por nosotros, pero
desaparecido.
|