No. 67 / Marzo 2014 |
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La irreverencia o unas infinitas ganas de jo-lestar
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Por Raúl Vallejo |
El primer elemento que salta a la vista en la obra poética de Fernando Nieto Cadena es la irreverencia. Por un lado, nos muestra una cosmovisión que quiebra la lógica esquemática y, por ende, poco flexible de nuestra cultura burguesa. Oposición que a su vez, presenta dos aspectos claramente definidos: el creador se debate entre su opción política e ideológica y la política y la ideología que intenta imponerle "la cultura oficial", a través de los cánones artísticos ya establecidos y el creador, en la medida que no inscribe su producción orgánicamente, adopta una actitud espontaneísta frente al problema político. Por otro lado la irreverencia presenta innumerables posibilidades estéticas a partir del asimilamiento del "otro orden", a partir de la búsqueda de nuevos elementos para la producción poética, a partir de escarbar nuevas formas ideológicas. "Si creemos que el poema no es forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre"1, evidenciaremos ese querer ser de los trabajadores de la cultura frente a la represión de las formas estéticas oficiales. Efectivamente, cuando la marginalidad deja de serlo para convertirse en el centro de las propuestas estéticas, el orden ha sido subvertido. Lo poéticamente oficial se convierte en marginal frente al hecho poético. Esta irreverencia permite la búsqueda y el encuentro de una nueva forma de expresión poética porque "todas las actividades verbales, para no abandonar el ámbito del lenguaje, son susceptibles de cambiar de signo y transformarse en poema".2 Ahora bien, la posibilidad de una nueva expresión radica, de alguna manera, en la búsqueda rigurosa de nuevos símbolos que conjuguen una "alianza indefinible entre lo sensible y lo significativo".3 Para muestra el siguiente botón de tagua: el arte poético de FNC propone nuevos esquemas para la expresión poética:
Duro con ella No es sólo el golpe que sirve para rebelarse contra una cultura impuesta, es el cambio radical de la concepción estética de un mundo poético: hay que acabar con la vieja conceptualización de la poesía: prohibido descansar: la pelea es hasta el final. Que no alce la cabeza La pelea es propuesta para todos: una nueva actitud poética que sea capaz de subvertir el orden, una nueva actitud poética que sea capaz de plantear un nuevo orden: tenemos necesidad de exterminar las antiguas concepciones estéticas sin permitir el sufrimiento, el llanto ni el gemido por el perdón: "que se arrepienta de dormir en hoteles de lujo." Es decir que no sea un artefacto decorativo en la biblioteca del buen burgués, que le quite el sueño, que cachetee, que abandone su seriedad porque toda poesía que merezca ese nombre es un juego4, donde los símbolos manifiestan el poder de la palabra, el poder demoledor de la palabra: "hasta que nunca más se ponga entre mayúsculas." Irreverencia total: se ha perdido todo respeto por los símbolos de la cultura occidental y cristiana, el orden está desmoronándose y el calicanto falsea. Ella tiene que reventar, que explotar, tiene que volver a ser porque la captación de la realidad ha vuelto a ser, porque ya no puede continuar siendo así si su recreador se ha desplazado en la historia, si la captación de la realidad está determinada por su ser social si hay que portarse: Esta actitud irreverente es propia de la nueva literatura ecuatoriana pero no es un invento de la misma. Pero es, justamente, esta actitud irreverente la que define a Fernando Nieto Cadena. |
Foto de Fernando Nieto Cadena, cortesía de Elizabeth Meza García.
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1 Paz, Octavio: El arco y la lira; Fondo de Cultura Económica, México DF, 1973, p. 14. 2 Ibid. p. 15. 3 Valéry, Paul: El cementerio marino; Alianza Editorial, Madrid, España, 1970, p. 27. 4 Cortázar, Julio: Último round; Siglo XXI Editores, Madrid, España, 1974, T. I, p 272. |