Antonio Riestra
(Ciudad de México, 1984)
Slowmotion
Acto reflejo: sobre el hombro voltea, saluda, sin interrumpir,
sonriéndole a una pareja que cruza.
Izquierda, lado próximo a la calle, avanzo,
pero un acercamiento impide al espectador…
(Europea es la escena:
coches bajando azules, negros, como impalas de un acuario metropolitano.
Nosotros ascendemos quietos sobre la pantalla.
—Lacios y rizados los cabellos movidos por el viento. El beso toma la iniciativa).
Mas la acción empieza con la historia contada por las líneas de ambas manos.
Mandala
Jacintos de Compostela en los cuadrantes
allende de la cromosfera, morados con embocadura todavía fucsia tatúan los
piragones, mariposas de fuego.
Dioses hablan a través: única plegaria,
voz en vértebra.
Los primeros símbolos se zambullen, Wagner
se cristaliza: allí donde la hojas después de la llovizna…
allí, donde el adentro es una gota.
Para Karina Gidi
No desde la luz,
sino desde su claridad.
No desde ti,
sino desde lo que más allá de ti.
No desde la razón, ni con razón,
sino desde lo que no se equivoca.
La ola
Es tu boca un nido donde nadan aquellos ruiseñores
—¡qué ha de ser un gato,
un baile de guerreros en la trenza que te trenza mientras te destrenzas
de sus aguas!—
Al son de una cancioncilla, evoco la imagen en que te cargabas un peinado a lo pececito beta,
la falda, la blusa, y ésta sonrisa cuando sales
mojada y sin maquillaje —hasta acá.
Con rodeos la enredadera
Un crucifijo descorchando nuestra sangre
El acorde gutural el descompuesto aparato de sonido
La vasijita verde verdeverde
Pato samurái caracol campanas lágrimas romboides
Ulises y Nerón san Juan los estuchitos planchas la pirámide calcárea
Muerto el delfín la plata del plato
A lápices la desnudez ahíta
Talladas mariposas vidrios visos el temblor
Burbujas sobre Chopin sobre los elefantes
Esa luz
Y el ojo camaleónico dentro de las plumas
Moviéndose algoso
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