Por José María Espinasa
C uando el gran historiador francés Fernand Braudel propuso una óptica para la historia que incluyera una perspectiva corta y otra larga, lo que estaba era en cierta forma proponiendo un remedio muy influyente en la historiografía, pero no del todo eficaz, para condición cambiante de cualquier juicio que quiera durar más de un día. Y eso que él no conoció el delirio provocado por el internet y la web. Se puede decir, con bastante confianza en no equivocarse, que Martín Luis Guzmán es uno de los novelistas más importantes de la primera parte del siglo XX, pero –por ejemplo- ya no es tan seguro decirlo de José Agustín, en la segunda mitad, juicio que hasta hace unos años parecía inamovible y hoy al menos parece estar en duda. La veleidad es más fuerte en la historia literaria que en la historia a secas, pues la literatura es un termómetro más sensible a los cambios de gusto.
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