marzo 2025 / Inéditos

ruda (fragmento)

 
Desde sus poemas iniciales —aparecidos en Estos 13,  emblemática antología de la generación poética peruana de 1970— José Cerna (Chachapoyas, Perú, 1949) llamó la atención por el virtuosismo que ofrecía su hermoso y rotundo lirismo urbano, configurando una nítida versión —exquisita y esencial— de la sensibilidad de los jóvenes en la turbulenta sociedad latinoamericana de la época. Después de haber emigrado a Estados Unidos en la década de 1980 —donde ha desarrollado una notable carrera académica—, Cerna publicó ruda (2001) en formato de gran despliegue, con el que retrató la vida total que sucede dentro de un microbús al recorrer una parte de la ciudad. Trabajando con incrustaciones yuxtapuestas de voces de variados personajes —y con destreza en el manejo de la elipsis—, descripciones puntuales y fragmentos de una suerte de monólogo interior múltiple, Cerna logra transmitir, a través de su poema coral, el auténtico ser social y espiritual andino en Lima, producto de la migración popular a la gran ciudad. Y todo esto con un singular estilo que recrea gracias a una intensa lírica la voz de la gente, sus sueños y esperanzas, pero también su sufrimiento expresionista bajo el capitalismo deformado y periférico de nuestra América.

ruda fue reeditado en 2011 y traducido al inglés en 2018 por Anne Lambright. Constituye un gran acierto su publicación actual por Salto de Mata desde México, ya que nuevamente pone al alcance de los lectores esta insoslayable joya de la poesía en lengua española.

 
 
                       vase encima del aire esa música metálica
                 base su nuca
sosteniendo el propio puente que nos parte
                       llamas los cabellos que
        la luz que el cerro derrama les baña las caras
truncas las testas
               jala al agua la lengua en la garganta sea  
   el vaho agobia los lomos
                     pero ya vamos ya que ya avanza el carro
                 y al pasar
viento encerrado en escenario de fierros
                        qué habrá, pues, qué
             qué puente la parte que
       se nos parte el alma
                     atravesemos el humo que al otro lado hay flores
y sudamos y subamos y ya suben
                  tallos que entre llantas se clavan
       sube ella su anca
               y avanza jalando los bultos
el grito, el frenazo, y suben, suben
                 roza la sien la flor
               y bajan
bajan, la curva se hunde en la loma
                            pero vayamos pasando
              que si no, después la amontonadera
aliento que roe al dar el aliento
                  crujen tras las orejas de esos ciudadanos chispas
    va el vaho raspando los brazos
                       bulla tanta
              que la criatura se asusta
y aquel niño cabecea y cabecea
la imagen a cuestas
            cómo pesa, debe ser corazón bordado de plata
será el cautivo de ayabaca
                     o puro hueso y talvez gualdrapa

 
                             adormeciéndose va
                     aquella mujer
      cansadísima, que en la manta lleva
                     los alambres, los ovillos
   que en el vientre lleva
                  el cuerpo del hombre
                                o acaso la doblega
la sombra de la música que su cabeza derrama

 
     desde el fondo del espejo
                      meticuloso va recogiendo sencillo
         tesoro que la noche desfoga
                    riega sus polvos meticulosamente
  oro que el amanecer ignora
              plata que nadie de los aquí presentes toma en cuenta
cansados como van
         cansados como van

 
         un muchachito abre la boca
y atrás de su bostezo
          sus pelos pétalos que el aire
        y el aire
hambre que el aire trae

 
 
 
                       damas y caballeros, el que les habla
así como me ven, y han de pensar tal vez
                           no todo lo que no brilla no es oro
y hay cosas que no parecen, y no son, el que les habla
                     desmedidamente tablas de mis brazos
        el clavo que en la nariz se hunde
joven estudiante                 
        apoyándose en los fierros, y se cayera
                           y el ojo reventara
                   no fuera por
           tanta apretadera
                             llama, llama
a cada soplido sufren las cañas entre sus clavículas
                                  anunciando
                 en este santo sudor que nos baña
desde tan lejos estas andas a cuestas
                         en la lluvia de relumbres
        unos mascan el aire, otros
escupen al cielo
                           todos desembuchan
                    billetazos
              moneditas
papelitos van, papelotes vienen
                      rellenándole el buche

 
                      entre todas
       duele abajo del vientre
                    ¿rosa? ah, sí, sí, su sueño roza la luna
la lateral, la polvorienta
                  entre todas las mujeres
       nace de adentro esa tos
                                nadie sino ella
                   nada sino la voz ensartando
              no temas
fea voz ese humo que rosado
                  la boca exhala, y flota
sobre su blusa negra, voz chancada
                de una boca chueca
   voz al revés, flor entre fierros
                voz raspando, ¿la oyes?
       voz al fin, roída
                               la curva se labra en la loma
            cuando dice bajan y no baja
                        cuando no dice bajan
                y baja, cuando no dice bajan, y no baja, y se está ahí
temblorosa
     clavada a un fierro del fondo
                     virgen en las andas del hambre
    ambulando adentro de sus huesos
                                 y la voz entre los arcos

 
 
 
                                    el que les habla
                              sus pelos clavos
      la cara la mancha los granos que pican y pican  
                           sus codos troncos
    el clavo que en la nariz nos meten
                    su boca la gran chapa desencajada
             el que les habla
tesoro trasero              se mea de risa
          señoras y señores
respetuosamente
        pasajes, pasajes
                        hinchada ya la bolsa que arrancando de su ingle
           se le amontona en el espinazo
hasta ponerlo en cuatro
             el que les habla
                   entre las patas arrastrando la gualdrapa formidable
la pampa la cara los granos las caras
                      se revuelve en la masa aguachenta y los codos
            se le pegan a las nalgas
los talones se le hunden en las orejas
                  las tetas las flores en las ingles
         ¿costuras? ¿ojales?
                         un grito reventando en los ojos
            el que les habla
se caga en la noticia

 
                         se dejaran ya pues de tanto aspaviento
a qué esa alharaca, avancen al fondo, o vayan bajando
                                   no teman
              que de la caña se encarga cualquiera que quiera
        calma, calma
que siempre me duermo en la curva de noche
                                 no temas, placera
                      ya para qué
              ya no ya
                 hecha trizas, hecha frenos, hecha manchas, vienes
      vienes, a ver si me acuerdo
                       ya ni cómo que te vayas
           no se asusten
                  que recibe el órgano zumos diversos
y se pone granate de entusiasmo
               rosa feroz que se comprime hasta el llanto
        bajan, bajan
                     que ella, ansiosamente tarda
va a alzar el cuerpo, ávidamente, para
                          trasladar el aire de su vientre
                  a nuestro aire
   duele el aire adentro del aire
                       no temas recibirme

 
 
 
                              abran cancha, abran concha
           ahí viene el cholito hablantín tormentoso
                  acomódensen
¿puedo permitirme una palabrita?
                       haciendo torcer a todos los pescuezos
      agua para la caballada
                ¿puedo permitirme una palabrita?
    ají para la muchachada
                           ¿a voz en cuello? ¿murmurar?
            fervorosamente pegados a las lunas
      sus rostros empañados por el vaho que
jala la lengua al agua
          ¿talvez trinar? ¿acaso tararear?
                           la curva se pierde en la loma
                  ¿pararán la oreja?
         el puente roza la testa
¿puedo permitirme?
                           sí, sí, sí puede, sí puede
      ¿no interrumpo sus labores? ¿no les cruzo los sueños?
                 ¿no malogro su digestión? no, no, ya basta, ya basta
            que basta ponerse
en el lugar del eucalipto que echa y echa su sombra a la cequia
                                 se amontonan, se empujan
            se tragan el cielo a trozos
      vanse a ser raíz, se abre cancha
                gesticulante saca pecho
      reparte el aire a manos llenas
                                y dice así
              música maestro
si me permiten
    sujeta bien el vaso
adelanta un poco el pie
la otra mano va y viene
bajan y bajan, suben y suben
y sinceramente emocionado dice
          y dice y dice y no acaba de decir
y dice así

 
 
 
                  ¿de dónde diablos ha salido este viento?

 
                              aire que se regocija en el roble
                    se arranca el maestro
   y el flaco va angelicalmente cobrando
                       viento que una brisa desgarra
              su práctica
brisa que los caballos acorralan
                 su práctica
aire cometeril que más tira a viento
                  la canasta que todos llevamos en el pecho
viento que atenaza el nogal de la escuela
                             su práctica
              aliento que traba al dar el aliento
el agua que parte la tierra
           y que une la tierra con la tierra

 
      el pecho con que diariamente llenamos la canasta

 
                  la brisa que reparte el aire a todos los vientos

 
          la práctica
                  arránquense ya
             la música modesta
     la humildísima práctica
la práctica práctica

 
                  ¿de dónde diablos ha salido este viento?

 
 
* Fragmento seleccionado por Juan Manuel Portillo
 
 

 


marzo 2025