La vida es así
[Ganimedes]
no te culpo del pasado
úrgeme lamer de nuevo el vacío
la altura
que no devuelva nada más
que una mordida zodiacal sobre la espalda
trazos
mella la erradumbre
nadie saciará la sed que guardas en el pecho
habrá que aguantar vara
que la noche fallezca en algún punto
y que la duda pare de vaciarnos el cuerpo
como quien está libre de culpa
por un rato
volar otra vez entre las sábanas
sin saber
que en otro lado del mundo
te invocan
aprendemos a sentir la desolación como una gota de agua
un levantamiento en la piel
ronquido
humo
o como quien pretende tapar el sol con un dedito
llevar las copas y la incertidumbre a cuestas
y por más que una quiera
no puede sacarse el anzuelo
resbala
del mandil
y la cintura
un florecido silogismo entre los muslos
tranquilo
no te voy a molestar
de antemano el deseo es arena fundida
o notas altas
cuando
cigarro en mano
vuelves a los cielos
y quisiera arrebatarte lo que es mío
aquel beso agudo y mi nombre que se quedaron en tus ojos
cuando nos amamos llenos de urbe
pero ni cascajo ni saliva dejan mancha
lo nuestro
sólo fue casualidad
una chapuza
vértigos y boca de memoria
que amarte es un juego de manos
y el fuego no arde sobre las tierras ingenuas
rasga
estruja
saborea
este y otros nombres
la misma hora
el mismo boulevard
esa tan tuya sombra que sabe a motel
y dando vueltas por tu mente
regresa cada quien a su lugar
yo
doscientos pesos de propina
tú
un trago más
y al fondo de tu copa
mi corazón deshecho en el bolsillo
Ora sí que ve y escúpele el osico a tu abuela
[Cassandra]
la culpa no cruza donde suda la noche
y un crisantemo
se quiebra bajo el zapato
de su gracia
de la merma
que se cuela el alma
si de repente
alzamos la voz
entre las ruinas
como si de un espectro se tratara
el amor
pretendida tutela
juramento de barro
se escancia sobre la breña y la zarza
que los altos bautizan horma
y desfila por aquí por allá
con lo almizcle de la carne
o eso dicen
deshecha entre los besos
que de pronto ofrecen una vida posible
una vida de estrellas forjadas al calor de la esperanza
me sentía muerta en vida
al llegar a ti
de mucho cargar mi espalda hecha pedazos
tanto deseaban mis manos
un gajo de futuro
que dispuesta
posaba para la potencia
con la que te desvistes
y construimos entonces una pileta de seda
nos lamimos la mellada curvatura del amor
nos hundíamos noche adentro
la sal y la carencia
pasaban las horas
corazón
te esperaba como nieve al sol de abril
a que digno
zurcieras sobre mi cuello una promesa
y descubrieras sobre la palma de mi mano
el futuro que nos alcanza a medio trago
a cualquier hora
pero el tiempo nos aplasta la cara
y no me importa
no me importa que perfumes narciso mis palabras
no me importa
conocerte la tragedia que guardas de la luz
aunque vuelvas
con la lengua gastada
prefiero pudrirme a ser mendiga y colecta de tus caridades
vete
azorríllale el amor a quien tú quieras
que no te necesito
a ti ni al helado artificio de tu canción tiniebla
necesito amor
necesito sentir vibrar mi cuerpo
no despertarme abandonada
aún y cuando todo futuro
lo descubra en una copa
así que
comper
no van a jugarle el dedo en la boca
aunque de azúcar te vistas
a quien desde hace años
sabe que el asco
es el maestro de la vida
Afrontar bien mi derrota y brindarte
[Aquiles]
zarpa tu balsa entre mis brazos
amor me pregunto
constante
qué existió
antes de ti
qué caricias incendiaron las aguas del mundo
incluso antes de que los míos cayeran despedazados
sobre la nausea
me crispa la porosidad
de una promesa rota
tanto destino
para que la mirada de los dioses
se olvide de cerrar este panteón
y encuentre su cumbre entre la guerra
qué nos sofoca
entre la niebla y un beso
valdrá la pena tanta sangre derramada
sobre la cresta de tus pasos
qué será
entonces
de la sed que nos vuelve chicharrón la entraña
nuestra carne sobre sus cuatro alcances
como el puñal que agujerea el broncíneo peto acorazado de su víctima
no bastaron videntes
huesos
ni oráculos fugaces
la vida salada
para sangrar la deuda
anduve cauteloso el tejido de tu piel
ese clavel que muele la sombra
amor como el nuestro
para encontrar tu cuerpo vacío
a la espera de la caída del sol
sobre un lecho de tierra
laurel y terciopelo
una mano de sol desamparado cinchó tu voz y sus latidos
como si el amor entre los hombres fuera un chiste
membrana u oropel
condición que nos transforma
y nos posee
en boca viva
zarpa tu balsa entre mis brazos
amor
y no queda
y no me queda
y no me queda más
que perderme en un abismo de tristezas
me pregunto constante
qué existió antes de ti
qué nos resta después de la noche y la matanza
cuántos más hemos de partir vueltos silencio
Si no sonríen no son nais
[Cástor & Pólux]
no es posible que se pueda querer más
cuánto es lo que quieres
decenas de crines tan largas como mi lengua
supongo que por aquella coz que nos separa
tampoco es que el sopor haya cambiado
crees que existe algo más allá del firmamento
no
entonces qué quieres cuando quieres más
amiga mientras quede una esperanza
vomité mi nombre camino a acá
no queda nada más que esta cáscara helada de dos filos
según algunos expertos nos quedan seis años antes de que se derrita la noche
hemos de morir vez tra vez para que existas
no es como si no murieras cuando te desnudas frente al espejo
dónde chingados se consigue aquí alguna copilla
recorrimos la noche a galope nocturno enriquecidos
tu consejo no me aleja del dolor
extraño el aire solano de las cabalgatas en la sierra
ah ya sé de dónde se enciende la herida del cielo
enquista nuestra sien con el neón de las estrellas
son cosas del amor
qué son estas plumas que te cercenan las piernas
quizás la casa la rutina
no lo sé
de qué color es el vestido que rompiste aquella tarde
hay que guardar el dinero de la renta
mamá conserva en un frasco nuestras primeras palabras
no me importa
tú me quieres
a ratos desearía lamer la punta de un revólver caliente
depende cuántas luces olvidamos encendidas en la estancia
papá planeó que se pudriera nuestro cactus y se escapara el perro
abandóname se me corrió el rímel
los pasillos de esta casa sofocarán estas caderas si acaso intentamos huir
a quién se le ocurrió eso de mutilar a los caballos con las herraduras
es verdad que colgaste nuestro rostro en la puerta del baño
tantos placeres hemos de negar porque tiramos el salero en plena infancia
será que la culpa es una vereda llena de espinas
a qué olerán las azucenas después del amor
te dije que me toca está noche dormir contra la pared
y si él se va
solíamos creer que los truenos perseguían a los relámpagos para detenerlos
un vaso no nos rinde para tanta muerte
y qué pedo con el descubrimiento de la pólvora
órale vas
al tiro con el ángulo del puño que te florece en el abdomen
habrá que domarnos las ansias antes de volver a casa
sírvanme un chisguetío más
mañana me toca estar arriba
el espejo encandila estas raíces
la belleza es una enfermedad de la vista
y mis tamales de jalapeño
mal de sangre
la siento por las noches rechaza mi presencia
te quiero pero necesito espacio
cilíndrica tiniebla esta pasión que nos desborda la culpa de tu muerte
hermano
el show aún ni comienza y ya quiero quitarme la peluca
Lo que dijo nunca
[Polifemo]
podría amar a nadie
de no haber mascado el lado sierpe de la cama
de no haber confiado
en un presagio acaudalado
en la certeza
como un puñal sobre la tierra al filo del agua
habría disfrutado un frenesí de huesos
trastocados por el hedor de la sangre
que descarnan los rebaños cuesta adentro
pero se extiende el frío
una caverna
se derrumba con el zumbido de una flor llena de escamas
yo no nací para amar
nadie nació para mí
en esta platina cenagosa del anoche
su voz resuena como un timbal ofrendoroso
último pistilo del deseo
entre las páginas de un hado antiguo tan antiguo
es verdad:
el hombre escapa al compromiso divino por naturaleza
¿cuántas esfinges
han de rendirse ante el alba
para que tal error mortal sea evidencia y cataclismo de su nombre?
nadie
por ejemplo
arribó a mis costas
para surtirse de lo que con tantas lunas
he dispuesto ante mis dientes;
el hombre deja un desgarro irreparable
donde embarca
nadie ha destruido esa fractal inesquinada
máscara que el zodiaco sembró entre todas sus ramas
o por lo menos
eso es lo que mis manos recuerdan
antes que nadie dejara regada
mi lengua y mis lamentos
la luz de mis ojos
en dos o tres sábanas
la ceguera es tan parecida al amor
al pasado que por reciente
no deja de hundirnos la vista entre fantasmas
he rogado tanto que su barca se torne salada
he soñado
he tenido paciencia
de verdad
pero sólo el eco
anhelaba tanto
un amor que no llegó
y dejé que ese navío sembrara las aguas inquietas de meditaciones
y contuve
esta impotencia bruta
que sólo me desgarra las entrañas
hoy mi soledad deja como ofrenda
la piel del abandono
la casa de piedra
ojalá que lo divino sepa abrazar a nadie
allá
donde la marea incendie nuestra porción de ámbar
allá
donde lo esperan sus perros con la lengua seca
* Poemas pertenecientes al libro Lxs Olímpicxs (UANL, 2024).

Autor
Ángel H. Candelaria
/ Monterrey, Nuevo León, 1997. Licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León, exbecario del Centro de Creación Literaria Universitaria (2021) de la misma institución y egresado del Diplomado en Escritura Creativa y Crítica de la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM. Autor del libro Lxs Olímpicxs (UANL, 2024). Actualmente colabora con el Cuerpo Académico de Estudios Literarios de su alma mater.