Almacena la memoria deglutida
cuánto puede durar la luz si se devora
adentro de un cuerpo que no engulle
sino el polvo acumulado sobre
el linde
cuánto puede olvidarse si la sed es una fe
en coreano la palabra “comer” es la misma que “olvidar”
¿se masticará también el olvido, se hará bolo
alimenticio? ¿será el olvido un modo
de la defecación?
cuando cierras los ojos y un halo
te ilumina pareciera que transmuta
el plomo en oro
la comida
en sedimento nutritivo
si es la misma palabra comer que olvidar
el cuerpo olvida el cuerpo
y es así explicación de la mordida
un hambre que se guarda
de saciarse a tiempo de aplazarse
por miedo a las doscientas calorías
si el cuerpo olvida no desea
almacena la memoria deglutida
el deseo es una esperanza de la forma
una confirmación
de los sedientos. El deseo
de mí hacia ti y el vientre:
la deglución que antecede lo deseado
olvida tu nombre como quien muerde la mano que dispara
si olvidar es comer la espera es una plaza de armas
gástrico flujo de manos que tocaron
las arpas internas
derramadas
en el muslo la luz que nos delinea
Un pez atrapado sobre carne
Marisol García Walls
unas manos pequeñas, pequeñísimas
manos para tejer los nudos turkbâf
de una imagen para tu superficie,
o para desanudar un relato —
no un destino sino su respondencia
un agujero
no es parte de una red — es su contrario
su pez atrapado sobre carne
oscurecida de una mano mayor
que te detiene la carne por debajo —
entra ella en ella — rosa en su paciencia
de víveres, de olores, de temblor
unas manos pequeñas de tan blancas —
como peces sin piel —que vulnerables—
de una red arrojada al petrarquismo
— blancas como polilla sobre
el papel de la poesía — insuficiente
el tiempo es una red que no parece —
tener la curvatura necesaria
para volver sobre sí misma —
unas manos pequeñas — son tan manos
para tocar las cuerdas de la voz,
— su semifusa
como carta para cruzar, Leandro,
a nado la memoria — exposición
sobre una mesa de cosas
en la abjuración de la madera
unas manos un cuerpo metonimia —
tan manos tu lengua
tan cuerpo que diagrama — tres mapas:
acción — reacción — supervivencia
unas manos que laten inminentes
en el encuentro de las cosas con las cosas
entre la capa interna — lo visible lo interior lo cercenado
y la superficie — la mancha la escritura y el ardor
entra ella en ella — carne a una otra carne
nomadología de cuerpos — orquídea / avispa — mapas
el tacto es una red de encuentros improbables.
[aquí] es permanecer
Moverse sólo en la inmovilidad [aquí] es permanecer [allá] también: en los deícticos vive lo permanente: motivo para los que andan sobre árboles en medio de paisajes: que se mueven tras la ventana de los trenes [aquí todavía] hay trenes [allá] han desaparecido: impermanencia y quietud
[entre tanto]
ser sostenido mediante fosfenos con espejos que dan al interior [allá] cierra los ojos: arde lo que ves no el mundo sino su sentido [dónde] suceden los incendios [dónde] su posibilidad de ser un lanzallamas tras la carne de los párpados [aquí] la lumbre llega tras la bandeja de correo [allá] es el refresh del remitente
[entre tanto]
por una pantalla en la que se lleve [ahora] en la continuidad de lo contado: la distancia es un efecto del retrovisor no hay objetos sino respiraderos. Éramos cowboys de la impermanencia. Éramos el caballo de los dos pero el caballo es el teclado: cabalgadura de la enunciación: escribir hasta que el trote canse. Para leer entre líneas basta cabalgar en la hermenéutica: no interpretar sino escombrar lo que se escribe [ahora] me lees
[entre tanto]
un diario de visiones, caminatas: caminar es asediar las ciudades, tan sólo mantenerse al margen: en la superficie del en vilo: caminar por ejemplo para reconstruir la genealogía de los sucesos: andar sus calles astringentes, sus puertas semiabiertas [cuánto] es caminar lo suficiente que el cuerpo memorice [allá] los fragmentos tienen un rostro desplazado [no] un grito una queja [aquí] la expectativa espera el cambio en los semáforos : libélula del caminante
[entre tanto]
sonidos, escrituras, otros puertos: el alfabeto es una tecnología de la distancia [en medio] escribir es siempre un fenómeno del ruido [en] el papel [en] la pantalla hay un sonido : eco de lo que escuchas [aquí o allá] resonancia de la mirada o loop de lo que lees [repetición : revolcadura] el mar nunca es es el mar sino su ruido : para escribir del mar mejor a la distancia : [sobre] la pantalla escribirte sobre el mar : ser en lo que escuchas [cuando] lees : saberte en la marea de los deícticos : [aquí es allá] cuando la espuma se retira [allá es aquí] cuando el avión desciende o continuidad de lo posible : permanencia : grieta en lo que dices
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Moverse sólo en la inmovilidad, ser sostenido mediante fosfenos por una pantalla en la que se lleve un diario de visiones, caminatas, sonidos, escrituras, otros puertos: viajar es prodigar apariciones.
* Poemas pertenecientes al libro Hasta que el musgo (Universidad Veracruzana, 2024).

Autor
Roberto Cruz Arzabal
/ Ciudad de México, 1982. Escritor y editor. Profesor investigador en el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana y Doctor en Letras por la UNAM. Editor de Aquí se esconde un paréntesis: lecturas críticas a la obra de Cristina Rivera Garza (UNAM, 2019); coeditor de Historia de las literaturas en México 6: Hacia un nuevo siglo 1968-2012 (UNAM, 2019) y de Vocabulario crítico para los estudios intermediales (UNAM, 2021). Integrante del Mexican Studies Research Collective y del Laboratorio de Literaturas Extendidas y Otras Materialidades. Autor del libro de poemas Hasta que el musgo (2024).