dice que me vio en una cueva
yo no sé de encantamientos dulcinea me grita al verme dulcinea del toboso
y habría que buscar un nombre
aldonza lorenzo me pusieron aldonza aldonza me llamaban mis padres como un eco de ellos: lorenzo corchuelo y aldonza nogales porque se aferraban a sus nombres de árboles y desde niña me inventaron un nombre para que fuera su extensión y no mi matiz exacto de follaje mi grosor de las ramas mi textura en la corteza y yo quiero galopar seguir andando subir rápido al burro y avanzar hacia adelante
él en cambio me dice la fermosa la soberana la excelentísima señora de mis pensamientos no se ha fijado en mi cara no me ha oído
y jura que unos gigantes van a venir a buscarme para contarme no sé qué de unas batallas de unos vencidos de unas armaduras
dice que me vio en una cueva
con una multitud de encantados errantes
que vivíamos todos en vigilia
que no era sueño ni era duermevela sino estar con los ojos siempre abiertos
y la mirada en otra parte
la mirada perdida
atascada en un lugar en donde al fin
olvidáramos los nombres repetidos
ni aldonza lorenzo ni dulcinea del toboso ni la señora de nadie ni la labradora simple
un lugar en donde yo fuera yo
sin la fantasía prestada
sin salir de un libro ajeno (todo el mundo me nombra y no aparezco cuándo se vio nunca escrita una protagonista tan volátil tan enclenque de relato así de impuesto)
ni de la vida prosaica esta vez
escribir mi historia
reconciliar mis realidades
construirlas más allá al otro lado
de las sílabas de mi nombre
ni el que escogieron mis padres
ni el que inventó él
sino yo abrir los ojos al fin abrirlos y no volver a cerrarlos
abrir la boca para gritar déjeme en paz señor para gritar soy yo o para convertirme en esa mujer que él inventaba esa que amaba tanto y defendía con su vida con su honra con la fuerza de su brazo esa por la que se estrellaba y se golpeaba y se daba a trancazos contra el mundo
o convertirme mejor en quien a mí me parezca
dibujarme a mí misma
imaginarme nombrarme
elegir mis palabras
ser mi propia narradora
yo en primera persona y no en tercera ausente en tercera silenciada
mirar para allá
hacia donde tenga voz
dice que me vio en una cueva y no sé si quedarme en esa cueva o si él estaba dormido
loco dentro de su locura
dice que me vio en una cueva y no sé de encantamientos
pero quiero desencantarme sola
que se vaya que se vaya él con su escudero llama ahora a sancho panza que se vaya con sus nombres y apodos y pronombres con sus frases enrevesadas que se busque otra señora que les busque a sus desvelos otra dueña que atraviese otro lugar que no me quiebre el camino para seguir andando
al fin descantarme que se vaya o escoger mi encantamiento
ir justamente a donde me lleve yo
que me guíe el mapa exacto que tracen mis palabras
Marcela desamorada
a mí no me digan desdeñosa no me digan cruel no me digan ingrata ni basilisco ni fiera
yo nací libre y libre soy
pues no he prometido nada a los pastores que me siguen
ninguna falsa nunca les di esperanzas les dije la verdad:
el amor no se fuerza el deseo es peregrino y sólo llega cuando llega si es que un día aparece y coincidimos
nada me amarra a corresponder porque dicen que me aman que se lleven sus cadenas
yo tengo mi voz yo tengo mi palabra yo puedo pasear tranquila por los bosques solitarios conversar con los zagales con las cabras
no estaré enferma de ausencia ni de celos
ni perderé el ritmo exacto de mis pasos
cuando no me persiguen ni me cantan cuando camino en paz por la colina
si se quieren matar que se maten si se quieren morir de amor que se mueran
yo no hice nada yo no escogí esta hermosura que me pesa así ahora por tanto que me buscan tanto que me asustan me agobian me asedian
no puedo respirar
y ellos no saben quién soy yo:
marcela
marcela libre de este cuerpo que tanto se disputan
marcela libre de este cuerpo que los hace creerse dueños de mi forma de andar sin seguirles el rastro
yo habría sido marcela sin esta cara tan fermosa que persiguen
yo habría sido marcela sin rizos para comparar con el sol o con el oro
sin dientes de perlas
sin ojos como estrellas
apagadas
yo habría encendido mi fuego
por las palabras que traigo para salvarme
para decir libre soy y libre seré siempre
yo no maté a grisóstomo él se mató solito y que vaya a cantar si quiere a repetir sus versos de acento espantable decía en su poema
a repetir sus versos tristes que no saben de mí ni resuenan conmigo
ni fui yo la causante de esa herida
yo soy marcela por la voz
y las heridas las abren ellos al sólo querer apropiarse de esta piel que me cubre
sin detenerse
un momento
a mirar
mis cicatrices
* Poemas pertenecientes a Don Quijote a voces (Pre-Textos, 2024).

Autor
María Gómez Lara
/ Bogotá, Colombia, 1989. Poeta. Estudió literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá. Tiene una maestría en Escritura Creativa en español por la Universidad de Nueva York y otra en Literaturas y Lenguas Romances de la Universidad de Harvard. Es doctora en Poesía Latinoamericana por la Universidad de Harvard. Actualmente es profesora en la Escuela de escritores de Madrid. Ha publicado los poemarios Después del horizonte (2012), Contratono (2015), El lugar de las palabras (2020), Don Quijote a voces (2024) y la antología Palabras piel (2022). Contratono mereció el XXVII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Creación Joven, e incluye un prólogo de Ida Vitale.