marzo 2025 / Inéditos

 
ángelus

   [interior-6 pm]

la tarde transcurre imperturbable
es un libro cerrado
una calle que se esfuma
   en medio de una diáspora de pájaros
   y sonidos de metales

las luces atraviesan mi ventana
como una ola que borra los mensajes
      puestos sobre la arena
esas partículas de luz son parte del silencio
que me hace imperceptible
que me descuartiza
que me hace sentir tan pequeño
   cada objeto espera la noche
   bajo un sol que sobrevive
   como un viejo farol
   alumbrando una falsa eternidad
      sobre mi cabeza

a esta hora el espejo
   no hace ruido
no hay una mirada narcisista que lo perturbe
   una musculatura con brillantes gotas de sudor
      que exija su atención
ninguna vejez que haya dejado
   la puerta entreabierta

 
 
      [exterior-traveling]

   (desfilan motores/árboles/casas
   peatones/iglesias/cigarrillos/paraguas
   y ratas
   que se alternan sobre la tierra con
   humaredas/ensueños/tribus
   difuntos/herejes/fumadores/nubes
   y ratas)

con el resplandor vesperal del matriarcado
la mantis hembra ha vaciado a su macho1

 
 
   [interior-6 pm]

he pensado romper la osamenta del espejo
   su médula espinal
para hallar los rostros que me han abandonado
regarlos como sílabas
   dispuestas a ensamblarse 
en el rompecabezas de los deseos
   y las prohibiciones

(incapaces de olvidar las
tijeras y las agujas de la memoria
   yacen al lado de una lista de nombres
de cabezas y miembros cercenados)

al final de la tarde
maduran las huellas del odio puro y duro
del odio ciego y mineral que resiste las derrotas
que va al frente
   como un viejo pugilista
   incapaz de hacer virajes
el odio que se pasea ileso
sobre caminos de agua
   que no retrocede
   frente a la atracción de la luna
el odio que detesta a los mirones
   que acompañan
   una a una
   todas las lapidaciones
que no cede al veneno de las treguas
que no siente nostalgia
ni se oculta detrás de una frontera

es el mismo odio
que decidió no guardar mechones de la patria
         en una cajita muy mona
o en vitrinas o en féretros
   el enorme odio
de quien nunca más quiere encontrarse
en la granja de idiotas adictos a la obediencia
en el depósito de cadáveres disciplinados
que cucharean platos de ponzoña

no hay alzheimer que mate ese odio

pero la tarde es un muelle
   bajo el silencio del moho
¿qué es lo que se me ha perdido aquí?
¿con qué intención he detenido los relojes?

un sol gótico cavila en las paredes
   como un insecto que cuelga de su antiguo cordaje
      detrás de los cristales

el grifo gotea una interminable letanía
¿acaso soy el niño solitario que se dibuja a sí mismo
en la penumbra de una habitación?

(la lluvia amenazó buena parte del día
pero cedió ante la herrumbre del sol
frente a la luz menguante
que levita como un templo fantasma)

 
 
   [exterior-toma cenital-7 pm]

me tiro sobre el pasto de un pequeño jardín
mastico chicle
   el oleaje vegetal moja mis pies
   el olor a yodo penetra mis pulmones
   como una caricia lejana e improbable

aparecen las primeras estrellas

los mapas de las paredes están hechos de hojas secas
de copos invernales
del olor a barro y sopa fría de otros veranos
   no es raro que las cosas memoricen las estaciones
   y las horas del día
su grafía está escrita en la humedad
en la belleza sin rastro
   en las miles de horas desolladas
   que nadan como garabatos en nuestras fotografías

muy pronto
la noche pondrá su escalera
   sus sombras
   sus voces primitivas
se estacionará en mi casa —que tampoco olvida—
   ocupará el vacío de un sueño recurrente

el viento es ligero
puedo apostar que tararea una canción demodé
la tarde se hunde como un barco herido por música de arpas
   la gente se pierde
   en el mercadeo vespertino de una ciudad
   que clava sus ojos en tierra
al lado contrario de la ventana de la noche
una ciudad que busca altares
   que hurga debajo de las piedras
y que más tarde dormirá tranquila
   esposada a la cabecera de una cama

 
 
    [exterior-traveling]

   (desfilan cerraduras/máquinas de coser
   hoteles/parques
   oficinas/cines/ calles
   circos/ ferias
   y ratas
   que debajo del cielo se alternan con
   ojos/hilanderas/putas/vagos
   zombis/actores/peatones
   elefantes/fenómenos
   y ratas)

el hormiguero se mantiene enamorado
   de su propia escatología
vacía la vejiga   roe noticias    busca el teatro de la luna      
   el hormiguero prefiere dormir en el lecho materno
   como siempre
   tiene prisa
pero en el nido ya no caben sus coches
sus hijos
sus zapatos
sus perros
sus camellos
no hay suficiente espacio
no hay suficientes rincones

la tarde se apaga
el gato que me mira desde la azotea lo sabe
el gato tirado sobre la primera
   y la última línea del día que oscurece
el gato que vaga y esparce conjuros
el gato inaprensible como eclipse
   que nunca está fuera de foco

 
 
[interior tarde/noche]

imperturbable
la tarde no ve
   no oye
    por fin
 borra nuestras huellas
termina sus minutos con un antiguo asombro
que se alimenta con imágenes imágenes imágenes imágenes
   con cuerpos absortos en un arco cenital
que nos hace preguntas y forma atados de lumbre

si no estuviese tan cansado
dibujaría el mapa de ese mundo
de sus mares nocturnos y sus catástrofes diurnas
la inquietante sutura de sus hazañas y sus miedos

 
 
[fundido en negro-flashback-6 pm]

aunque un extraño sentimiento de paz
   se mete en mis muslos y en mis dedos
   en mis pupilas y en mi semen
el silbido de un tren iracundo se filtra
en los paisajes de un invierno inserto en mi cráneo

(ahora el girasol gira con
el sonido de un helicóptero
que mantiene los ojos muy abiertos)

he dejado el rebaño de mis sombras
he olvidado las pieles de caza que siempre me honraron
   los muros crecen
   en los recovecos de la calle
   me envuelven hasta hacerme sentir molido

no obstante
prefiero las mordidas del frío
los dientes destemplados de la intemperie
la pesada piedra de los ojos
   estoy mejor aquí
en el camino afilado de la tarde
que funde la muerte con los astros
que me hace temblar con su lenguaje de sombra
   creo que me he ganado el día
lejos de las inútiles oraciones del miedo
lejos de los que lloriquean por su única vida

me pregunto cómo hacer
para que los caracoles del sentido
   rompan el laberinto de lo visible
   de lo audible
   de lo creíble
cómo hacer para que en unas horas
duerman los perros y los taxis
los calvos y las cucarachas
   que nos espían con cierto celo
cómo hacer para que duerma
con armonía prenatal todo lo que vuela conmigo en el planeta

poco tiene que ver la noche
con la obsidiana
es sólo la aproximación a los oscuros labios
de un muerto
es solamente la lectura fallida que me muerde
las uñas de los ojos
la risible fe en la genealogía de nuestras grietas

no es poca cosa que el mundo cambie de rostro
   por un momento
que naufrague
   cogido de un pedazo de madera
o que insista en alcanzar la otra orilla
o que felizmente no llegue a la cita

 

 


1 Salvador Dalí, El mito trágico del Ángelus de Millet en Obra completa (vol. 4), Barcelona, Ediciones Destino, 2005, p. 375.


Autor

Sergio Raúl Arroyo

Ciudad de México, 1953. Doctor en Arte y Antropología. Durante dos períodos ha sido Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Fue director fundador del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM. Ha sido colaborador del periódico El Universal y de la revista Letras Libres, entre otras publicaciones. Sus libros más recientes de poesía son fragmentos como residencia (2023), once (2023) y Génesis personal (2020).

marzo 2025