No. 72 / Septiembre 2014 |
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Poetas tseltales Lenguas originarias |
En el número anterior de Periódico de Poesía (núm. 70), en la entrevista al poeta y antropólogo brasileño Antonio Risério, dijo: “Me rehúso a tratar la poesía nagô-iorubá como ‘etnopoesía’. Para mí, es poesía, y punto final. No tiene que cargar esa joroba, esa etiqueta discriminatoria de ‘etno’.” Esto confirma que cada campo del conocimiento humano define y conceptúa, es decir, si entrevistamos a un biólogo o matemático, a una podóloga o a un marinero, tendrán distintos punto de vista. La especialización del conocimiento conduce —en muchos casos— a ser un equino listo para la carrera en el hipódromo. Es decir, hoy difícilmente encontraremos al ser humano sabio y abarcador, que sepa escuchar, que sepa apreciar el silencio o disfrutar aún, los ‘buenos días’. |
No. 72 / Septiembre 2014 |
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Poetas tseltales Lenguas originarias |
En el número anterior de Periódico de Poesía (núm. 70), en la entrevista al poeta y antropólogo brasileño Antonio Risério, dijo: “Me rehúso a tratar la poesía nagô-iorubá como ‘etnopoesía’. Para mí, es poesía, y punto final. No tiene que cargar esa joroba, esa etiqueta discriminatoria de ‘etno’.” Esto confirma que cada campo del conocimiento humano define y conceptúa, es decir, si entrevistamos a un biólogo o matemático, a una podóloga o a un marinero, tendrán distintos punto de vista. La especialización del conocimiento conduce —en muchos casos— a ser un equino listo para la carrera en el hipódromo. Es decir, hoy difícilmente encontraremos al ser humano sabio y abarcador, que sepa escuchar, que sepa apreciar el silencio o disfrutar aún, los ‘buenos días’. Hemos estado repitiendo lo que dice Risério: basta de decir ‘poesía indígena’, basta de decir ‘indígena maya’, basta de decir ‘rarámuris’ (¿cómo saben que para pluralizar se le agrega una /s/?) O es poesía o no lo es; por supuesto que el criterio es subjetivo. Si el ser humano tiende a reducir en su expresión oral, entonces por qué no decir solamente ‘poesía maya’, ‘ñuu savi’, ‘rarámuri’, ‘p’urhépecha’, ‘náhuatl’, el calificativo sobra. La costumbre es la costumbre, por eso decimos que debe ser la población afectada quien debe rechazar y sugerir, y que hay que partir de la autodenominación y desde las lenguas periféricas. ¡Vaya responsabilidad y confusión de la humanidad! Sugerir es lo que se parece decir cuatro poetas tseltales en la antología Sab xojob Vapor de luz, Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas (CDI), Chiapas, 2007. Comienza el libro con una declaratoria que se acerca a un manifiesto o a una declaración de principios, tan común en las vanguardias poéticas europeas y latinoamericanas del siglo XX, en la que dice Armando Sánchez Gómez −en nombre de ellos−, en el poema Memoria poética de UNEMAZ (Unidad de Escritores Mayas-Zoques, A. C.): “En el susurro del viento frío del verano/ en los altos de Chiapas/ nace la palabra florida de nuestros pueblos, […] Muchos de ellos aprendieron/ varios se ellos se fueron:/ se hicieron ’intelectuales’”. También hemos dicho en columnas anteriores que, a mayor conocimiento académico se tiende a desconocer o negar el origen, a alejarse, (en el caso de quienes tienen un origen definido). Ya lo resumía Antonio Gramsci: los intelectuales no pertenecen a ninguna clase social, son maleables. Hoy la poesía en lenguas originarias en el estado de Chiapas camina poco a poco, con esto basta y vale la pena. El grito y la explosión de los zapatistas en 1994, y las subsecuentes propuestas y movimientos generados por éstos, reafirman lo dialéctico de la esperanza, de la historia, de la realidad y del arte pero, además, se muestra una relación entre lo social y la literatura. Nos muestran también que 500 años de dominación política, económica y social, requieren de más tiempo para moverse, y que estos cambios deben ser creativos y permanentes; no hay duda, la acción debe partir de nosotros como lo han hecho ellos. Hablar de la poesía sirve justamente para buscarse y apoyarse, para encontrarse, como en el poema Osario: “Fallece en mis ojos si deseas,/ tiéndete en el féretro para llorarte/ don esqueleto de la poesía,/ no te alejes de mi tierra/ aún en vigilia.” La poesía es esqueleto y se le pide que sea esqueleto en forma de bastón, para apoyarse un instante, es decir, sirve también para hablar de la desolación y el cobijo. Finalmente leemos el poema, quizá más logrado e irreverente de la selección: un poema-orilla. Irónico y rebelde, tomo una estrofa de Aquí: “Cuando el canto de las aves/ abra las puertas de la noche,/ con los amigos de la esquina/ fumaré mariguana hasta reírme de mi risa,/ mañana será otro día,/ quizá con sol radiante.” Con este poema se nos vienen a la mente frases que por estúpidas se quedan en la memoria: “Resolveré el conflicto de Chiapas en 15 minutos”: Vicente Fox; ¿después de éste, alguien habrá pensado que podía haber otro más imbécil? El de los 80 mil muertos y 20 mil desaparecidos. Desde 2012 usurpa el que ni siquiera sabe lo que es poesía. Chiapas no se queda atrás con la frivolidad de verdecito gobernador. Aquí, simplemente aquí y ahora, no me importa la trascendencia del poema —parece decirnos—, la libertad se toma o no es libertad; el poema nos muerde, es subversivo porque no está sujeto al marco ni el sujeto está sujeto a ningún dogma o culpa. Por eso puede reírse de sí mismo, de las superficialidades y la vanidad de la televisión. No está atado a lo crematístico, por eso puede ser niño otra vez; el mañana existe, pero no sabemos si estaremos aquí. Sería muy interesante saber cómo traducen poesía desde la lengua tseltal, pues es palabra finalmente. La poesía es condensada, requiere maduración y una concepción del mundo. Bien por estos tseltales que oscilan entre lo rural y lo urbano, que buscan el ritmo y las metáforas en las esquinas y en la claridad y fuerza del aire sobre los peñascos. De repente, me recuerda el poema Los justos, de Borges, la belleza está en lo pequeño y la felicidad está junto a uno, pero hay que buscarlo. Pienso que, finalmente, ¿cuál es la diferencia entre vivir en el campo y la orilla de alguna ciudad? El arte parece más que nunca recordarnos que se desarrolla a partir de la tragedia y desde ella. Nada permanece, todo cambia y, si no hay justicia social, más temprano que tarde sonarán los cuernos de los cazadores en el bosque, buscando el eco que merodea entre nosotros. ”
Memoria poética de UNEMAZ En el susurro del viento frío del verano Sk’ejubil bak
Sbakel nichim k’op, Te me ak’an lajan ta jsit, Ban ta ak’iltik, Mame x-alej achamel ta sna poxiletik, Jipawon, lajinawon te me ak’ne Osario
Esqueleto de la poesía, Fallece en mis ojos si deseas, Vete a los campos, En los hospitales no te enfermes, Tírame si quieres, desplómame
Li’i
T’ubil xojobil k’aal, Ya kil ‘muk’ul bankil’ bi jwenta K’alal xk’ayojin mutetik
Aquí
Hace un sol radiante, Veré ‘big brother’ y no me importarán Cuando el canto de las aves |