Elsa Cross
(Ciudad de México, 1946)
Taberna
Mieles áticas
Tramas de velos superpuestos
disgregan sus notas solas,
sus sabores.
Hacia los muros ruinosos
la densidad de esas canciones de exilio
llena todavía el paladar–
como los ojos llenos.
Mieles áticas
reflejando lo vivo de su fulgor
sobre los mármoles gastados.
Y las cuerdas del bouzouki resuenan en la piel.
Fuego en el corazón,
donde arde sin consumirse un deseo.
Taberna
Insinuado en las cuerdas
entra y sale de la danza
el fraseo esquivo.
Ah, ebrios,
cayendo a todo lo largo de la noche
sobre el piso de la taberna,
cuando alcanzan las cuerdas
su giro más cerrado.
Llameante entre espinas,
corazón.
Destello entrevisto.
Va tras del giro la mirada, el oído
tras la onda fugitiva.
Rebético
Domingo nublado
Con la inutilidad de la razón,
con la herida irrefutable,
sentir como una presa
el colmillo que se hunde
y que sofoca.
Domingo nublado
Tan nublado como el corazón.
Los ojos se aferran a la penumbra,
los oídos a la oquedad del grito.
Domingo nublado
Y la canción bordea sin tiento
la orilla donde danza
la muerte.
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