Adriana Almada
(Salta; vive en Paraguay)
cada tanto hay que apartar la mirada del paisaje
posarla en una piedra
tocar la piedra
cerrar los ojos
aspirar profundo
el día no termina
para esta mujer
vestida de niños
de bocas
de dientes
la familia soy yo
mudarse de casa es rehacer el dibujo del día
dar nuevo nombre a las cosas
encender la sombra
quiero
hacer un agujero en el tiempo
mirar a mis hijos de nuevo en la cuna
poner piedras en el camino
para asegurar el regreso
mi corazón se ha secado
en sal
en vértigo
traigo este viejo corazón en una bandeja
es un manjar extraño
ligero y violento
acidulado
exquisito en su amargura como un buen calvados
viejo corazón
hojaldre de pena
crocante
un bocado para cada comensal
hay que proceder despacio
mordiendo suavemente uno de los extremos
manjar tibio
viejo corazón delicado
cada mordisco libera un eco
y cada eco un fantasma
no todas las fauces son iguales
algunas apuran la fiesta
sin embargo, no hay desgarro
este viejo corazón no tiene sangre