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Jorge Aguilera López Reflexiones de los 30
A Enrique González Rojo Arthur A Fernando Franco Delgado, asesinado
Tengo un pasado, pero todos tenemos uno. Tengo un presente, y eso no todos lo tienen, Fernando lo sabe. Pienso en el futuro, y ahí es donde la angustia se me trepa a la cabeza. Cuando tomo cerveza, las manos se me caen de vergüenza. Cuando fumo, la lengua se me hincha de vergüenza. Cuando me desvelo intento robarle horas al día, Lo malo es que la mañana siguiente siempre me gana por nocaut. Perdí la inocencia de lector en Cortázar. Perdí la ingenuidad en el Marqués de Sade. Me volví escéptico en Marx y Engels. Me volví rebelde en Vallejo, irreverente en Girondo. Creo que Maples Arce es el Dios y Arqueles su profeta. Pero el chingón chingón es List Arzubide. Soy músico frustrado, cuentista frustrado, economista frustrado, Viajo en metro porque no soporto el tráfico. Viajo en micro porque no soporto el metro. Creo que Sabina se acabó los ácidos. Creo que hay genios anónimos: se llaman Catana, “Mastuerzo”, “Ictus”, Me gusta la poesía en crudo, con limón y sal. No soporto el champagne del endecasílabo sáfico, del serventesio heroico. Detesto la poesía pura, la pureza está bien para las monjas. Un amigo me contó de Mario Santiago. Desde entonces la realidad es un inframundo. Un ratón me comió la lengua. Desde entonces un grito de gato hace fiesta Perdí mis discos de Piazzola, de Armstrong, de Coltrane. Sólo me quedo la Leo a Roque Dalton, A Juan Gelman, a Paco Urondo, a Ernesto Cardenal, Pero no puedo con Octavio Paz: soy fan de la lucha libre. Analizo mis palabras más que mis actos. Soy cobarde, pacifista violento y erotómano. No quiero saber qué hay más allá de los treinta, hoy no. Quiero gritarle “hijo de puta” a cualquier hijo de puta que me hable de la Yo tenía una muñeca, pero nunca se vistió de azul Vestía de rojo, y gritaba que el pueblo y que la miseria. Se peinaba de cola de caballo para poder montarme por las tardes, Nunca la vi en televisión, pero tenía más espectadores Fue a la costa, y vio que no era buena; Mi muñeca no me veía, Somos marxistas, de la tendencia Groucho, Mi muñeca nunca vistió de azul, Entonces yo no tenía otro remedio: |
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