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Por Óscar Paúl Castro |
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Todo libro de poemas es una puerta y un espejo. Un espacio interior en el cual se nos invita a tomar posesión de las palabras, oscuras o luminosas, que lo habitan: una gran soledad comunicante. En el libro En primera persona del singular la necesaria afirmación de la intimidad que implica el ejercicio de la creación poética apunta, inminentemente, hacia el diálogo. Desde el primer poema ―que niega el título del libro: “Estamos aquí, del lado de los truenos,/ perturbados, sin trompetas. Ciegos, a contraluz”― se invita al lector a cruzar el umbral, a reconocerse en un Yo que, al nombrarnos, nos incluye: mi Yo no te separa, en él podrías —puedes—, también, estar Tú, parece querer decirnos la poeta. Sin embargo, el testimonio de la propia intimidad, incluso su defensa, no deja de percibirse en el desarrollo del libro (“Quiero que se callen todos. / El mar también. El mundo, digo. / ¿Es pedir silencio mucho pedir?”), mas su afirmación no deja de ser una apelación a la intimidad del otro: la palabra, a veces transfigurada en exclamación ―e incluso en grito―, busca siempre convertirse en eco, en espejo. Y lo consigue. Otro aspecto que se suma a las numerosas cualidades literarias de En primera persona del singular es que el libro posee una belleza extraordinaria como objeto; y a una edición perfectamente cuidada, generosa con el lector, se suma la posibilidad de la experiencia de tres lecturas complementarias. A la izquierda de cada poema encontramos la reproducción de un cuadro. A la diestra del cuadro, un poema. Podemos leer de corrido los veintiún poemas que conforman el libro. Podemos recorrer las obras gráficas de los veintiún artistas que presentan su versión pictórica de los poemas. También subyace el juego de una posible tercer lectura: la de intentar desentrañar los signos del diálogo entre pintura y poema, que invita al lector a una experiencia lúdica inesperada, a transfigurase, en cierta medida, de lector en creador en tanto esté dispuesto a recrear en un tercer texto interior una versión inédita de los posibles significados de ese diálogo. Rosa María Villarreal decide revelarnos con este primer libro un ambicioso testimonio de su ejercicio casi secreto de la escritura por cerca de veinte años, instalándose con pleno derecho de ciudad en el panorama de la poesía mexicana contemporánea. Leer poemas… {moscomment}
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