Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi |
Esa década Pero no |
No. 60 / Junio-julio 2013 |
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Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
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Esa década fue importante a nivel nacional e internacional por el surgimiento de convenios, instituciones, becas y premios. Se puso de moda lo “indígena” que provenía desde la posrevolución mexicana. Pero no es asunto aquí tratar de ello, sino de algo más concreto: la producción poética. Para ello, tomo tres poemas de la antología México: diversas lenguas una sola nación, Tomo I, México, Escritores en Lenguas Indígenas, 2008. Los dos primeros poemas que voy a comentar son de Domingo Alejandro Luciano escritos en lengua yokot’an (chontal de Tabasco), el primero se titula Poemas y está compuesto de cinco partes. Aquí, es clara la intención de encabalgar, de unirlas en un todo. Resuenan palabras como viento, memoria, noche, sueños, muerte, silencio… Es, digamos, una reflexión elaborada, condensada y sintética; además, no tiene signos de puntuación por lo cual fluye como el río. El poeta sabe que el ritmo es importante, que el poema está compuesto de imágenes y figuras retóricas. Sabe que no es un lenguaje inmediato y sentimental sino que se trata de una realidad alterna, de una visión sublimada. Dice en la primera estrofa: “El viento despierta la memoria/ y deja que el sueño/ penetre la piel delgada de la noche”. Domingo sabe de la importancia de la memoria, de la noche de cualquier cultura, del silencio como acumulación. También está consciente de la temporalidad, por eso dice que es “delgada la noche”. Señala que la vida es un sueño: “Gritos de silencios/ que sepultan sombras de caracolas/ en la memoria del viejo Tecolote”. ¿Quién es el Tecolote?¿Los ancestros, los abuelos o la historia? En el siguiente poema titulado Soy, explota su lirismo y se autodefine como: “La palabra que recoge/ el aleteo del colibrí,/ el viento que despeina/ la montaña”. Aquí, Domingo Alejandro se percibe como parte de la naturaleza, parte del cosmos, es sólo un animal antropoide que percibe, ve, siente, huele. Los poemas son sencillos, directos, pero pulidos, trabajados; aquí está la muestra: “La voz encendida en el umbral/ del silencio soy”. Sería interesante ver o descifrar cómo traducIn poesía desde su lengua, pues mientras el primero dice: Pitzil t’an para referirse a poemas; en purépecha se traduce Uénekua como poesía, ¿Qué es? ¿Una especie de canto? Misterios y dudas como la poesía misma. La antología es dispareja –como cualquier otra–, porque sucede que generalmente se invita a amigos; por más que intente ser imparcial, se acaba en lo subjetivo. En cierta manera, es comprensible en estos poetas incluidos porque la tradición se está formando y casi todos imitan la poesía en lengua castellana en México. Además, muchos no nacieron entre libros o que sus padres les leyeran poemas cuando eran niños; la primera ansiedad fue y es la lucha por la sobrevivencia y así, surgió tarde el decir a través de la creación. Pero también en muchos se siente la comodidad porque creen en las adulaciones, porque no existe una crítica en este tipo de poesía, pues mientras se llame poesía se debe analizar bajo esta definición. El esfuerzo de la antología está en la gran cantidad de lenguas, sería erróneo hablar de diversidad o interculturalidad cuando el otro no es capaz de entender una sola palabra desde la lengua originaria, porque solamente leen la autotraducción al castellano. La diferencia entre la poesía del campo y la de ciudad o la poesía popular y la culta es enorme, como enorme el racismo de anteponer el calificativo indígena, como si no bastara decir simplemente: poeta en lengua maya, náhuatl, binizá, ñuu savi…Porque, finalmente, quien habla estas lenguas, quien las reivindica realmente –no hablo de instituciones o investigadores– es quien sufre las consecuencias, quien siente el apabullamiento, el desdén, quien vive otra realidad.
Pitzil t’an 1 2 Uyä’ben u wich’ka’mutob 3 4 Awät ch’ijkobi’ 5 Poemas 1 2 Le pone alas como pájaros para volar 3 4 Gritos de silencios 5 No’on No’omba ka’yon T’an ko ch’uch’än pojpojne Ni awät No’omba yatz’on ko yubkan Tz’äbä t’an tan utä’kiba Soy Soy canto La palabra que recoge Soy el grito que despierta Soy el eco que se escucha La voz encendida en el umbral
Uénekua Éskuimpecharhu uénaska arhintani Itsukua jatakuarhu Iápurumentuni arhintaska Poesía En tus ojos fue donde comencé a leer A sus pechos La leí toda |