Textos

 
Layer: 03/Psyche

Have you gotten inside it?

Taro

La cosa es:
¿qué se necesita para abandonar
el cuerpo sin abandonarlo?

Quiero decir
yo llevo un objeto sonoro
que me regaló mi abuelo
en un sueño:
una gran fiesta en casa
los rostros de mis tías difuminados
mamá y papá ausentes
yo con dirección a la salida
antes de abrir la puerta negra
el abuelo en el sillón
me imanté a su cuerpo como una sanguijuela
y de repente mi cabeza llegaba a su pecho
su ritmo cardiaco era fijo
(ni pensar en la gangrena
ni en mi madre llorando
en un camión rumbo a Nayarit)
su latido era un martillazo
en mi cabeza
un martillazo suave que todavía
me acaricia
“¿Cómo suena?” me preguntó

Me lanzó estas palabras
como quien lanza un sombrero
y por algún aire denso
o alguna parálisis del tiempo
el sombrero nunca termina de caer

Me lanzó un talismán sonoro
una isla
un disfraz
un disparo a la conciencia
un tercer brazo para sostenerme
en el barandal del Tiempo
una llave a lo que se esconde
detrás de mi sombra

 

Layer: 05/Distortion

An event first come into existence
when there is a prophecy

Serial Experments Lain

LADO A

En mis mejores días
me entrego a la sabiduría de los objetos
acudo al supermercado
a lamerlos con la mente:
latas de frijoles
shampoos para los que no me alcanza
el pan tostado que tanto
le gustaba al abuelo
la botella de whisky que mi tío Rubén
me ofrecía cada 31 de diciembre:
los lamo hasta perderme
hasta el clamor de una conciencia sin palabras

 
LADO B

Según el Manual MSD
la esquizofrenia se caracteriza por:

Pérdida de contacto con la realidad (psicosis)
(las dos veces que he sentido
el peso del abuelo
al sentarse junto a mí
después de apagar la luz del cuarto)
­
Alucinaciones (por lo general oír voces)
(como yo que me quedo a media calle
viendo volar a una parvada de palomas
y de sus alas brotan las risas
de mi tío Oni mi tío Rubén
mi tía Rosa mi abuelo)

Falsas creencias firmemente sostenidas (delirios)
(la vez que sentí mi cuerpo
aplanarse bajo tierra
junto a mi tío Rubén)

­Alteraciones del pensamiento y la conducta
(a los 13 años acercarme al féretro
donde yacía el cuerpo de mi tía Rosa
despedirme de ella sin emitir sonido:
palabras como aves acampando
en un poste de luz)

(un año después la tía
me visitó en un sueño
yo no sabía que era su aniversario
de mimetismo eléctrico)

 

Layer: 10/Love

If you connect to the Wired
everyone will welcome you

Yasuo Iwakura

Eiri Masami (“God” of the Wired)
invita a Lain a morir
You no longer need a body
imagino que algo así
le dijeron el alcohol y la diabetes a mi abuelo
se entregó a un dios doble
un dios doble que le sorbió la carne
por dentro y por fuera

“Se murió por macho”
casi me ahogo con las lágrimas navajas
que me aguanté al escuchar a mi hermano
aquella madrugada
y es que “todos somos quimeras
se trata de una lucha a muerte”
“las fronteras entre ciencia ficción
y realidad social son una ilusión óptica” (Donna Haraway):
mi abuelo, un ciborg del machismo
toda su vida física se reduce a eso

Pero es su organismo no físico
el que intento descifrar
sus brazos invisibles
estirados escribiendo este poema

Tal vez mi abuelo solo sea
una programación fallida
una quimera que se salió de control
tal vez lo que vivo
(palabras en sueños
el crujir constante
el peso de una cortada luminosa
desde los pies a mi conciencia)
son los armónicos
y la muerte un sonido hondo sin final
tal vez he roído demasiado
la carne del recuerdo
y ahora solo huesos aparecen
en lugar de poemas

 
 
Ending

Estirar la mano es estirar la mente
Estirar la mano es estirar la memoria
Estirar la mano es estirar el universo

¿Hasta cuándo voy a seguir con esto?

Lo que pasa es que
a veces un útero también puede ser
pensar que hablas con tu abuelo muerto
la oscuridad que te acurruca
hasta poder dormir

Y ahora
que me he vuelto
nativo del delirio
¿Hacia dónde voy?

¿Qué doctor me extirpará de mi nueva madre?

 
 
* Poemas pertenecientes a Serial Experiments I.G.M (Cradura, 2024).

 

 

 
Almacena la memoria deglutida

cuánto puede durar la luz si se devora
adentro de un cuerpo que no engulle
sino el polvo acumulado sobre
el linde
cuánto puede olvidarse si la sed es una fe

en coreano la palabra “comer” es la misma que “olvidar”
¿se masticará también el olvido, se hará bolo
alimenticio? ¿será el olvido un modo
de la defecación?

cuando cierras los ojos y un halo
te ilumina pareciera que transmuta
el plomo en oro
la comida
en sedimento nutritivo
si es la misma palabra comer que olvidar
el cuerpo olvida el cuerpo
y es así explicación de la mordida

un hambre que se guarda
de saciarse a tiempo de aplazarse
por miedo a las doscientas calorías

si el cuerpo olvida no desea
almacena la memoria deglutida

el deseo es una esperanza de la forma
una confirmación
de los sedientos. El deseo
de mí hacia ti y el vientre:
la deglución que antecede lo deseado

olvida tu nombre como quien muerde la mano que dispara
si olvidar es comer la espera es una plaza de armas
gástrico flujo de manos que tocaron
las arpas internas
derramadas
en el muslo la luz que nos delinea

[Oli McAvoy, Logan]



 
Un pez atrapado sobre carne

Pronto me fui volviendo eso mismo que respiro
Marisol García Walls

unas manos pequeñas, pequeñísimas
manos para tejer los nudos turkbâf
de una imagen para tu superficie,
o para desanudar un relato —
no un destino sino su respondencia

un agujero
no es parte de una red — es su contrario
su pez atrapado sobre carne
oscurecida de una mano mayor
que te detiene la carne por debajo —
entra ella en ella — rosa en su paciencia
de víveres, de olores, de temblor

unas manos pequeñas de tan blancas —
como peces sin piel —que vulnerables—
de una red arrojada al petrarquismo
— blancas como polilla sobre
el papel de la poesía — insuficiente

el tiempo es una red que no parece —
tener la curvatura necesaria
para volver sobre sí misma —

unas manos pequeñas — son tan manos
para tocar las cuerdas de la voz,
— su semifusa
como carta para cruzar, Leandro,
a nado la memoria — exposición
sobre una mesa de cosas
en la abjuración de la madera

unas manos un cuerpo metonimia —
tan manos tu lengua
tan cuerpo que diagrama — tres mapas:
acción — reacción — supervivencia

unas manos que laten inminentes
en el encuentro de las cosas con las cosas
entre la capa interna — lo visible lo interior lo cercenado
y la superficie — la mancha la escritura y el ardor
entra ella en ella — carne a una otra carne
nomadología de cuerpos — orquídea / avispa — mapas

el tacto es una red de encuentros improbables.

[Flor Garduño, The Stranded Lovers]



 
[aquí] es permanecer

Moverse sólo en la inmovilidad [aquí] es permanecer [allá] también: en los deícticos vive lo permanente: motivo para los que andan sobre árboles en medio de paisajes: que se mueven tras la ventana de los trenes [aquí todavía] hay trenes [allá] han desaparecido: impermanencia y quietud

[entre tanto]

ser sostenido mediante fosfenos con espejos que dan al interior [allá] cierra los ojos: arde lo que ves no el mundo sino su sentido [dónde] suceden los incendios [dónde] su posibilidad de ser un lanzallamas tras la carne de los párpados [aquí] la lumbre llega tras la bandeja de correo [allá] es el refresh del remitente

[entre tanto]

por una pantalla en la que se lleve [ahora] en la continuidad de lo contado: la distancia es un efecto del retrovisor no hay objetos sino respiraderos. Éramos cowboys de la impermanencia. Éramos el caballo de los dos pero el caballo es el teclado: cabalgadura de la enunciación: escribir hasta que el trote canse. Para leer entre líneas basta cabalgar en la hermenéutica: no interpretar sino escombrar lo que se escribe [ahora] me lees

[entre tanto]

un diario de visiones, caminatas: caminar es asediar las ciudades, tan sólo mantenerse al margen: en la superficie del en vilo: caminar por ejemplo para reconstruir la genealogía de los sucesos: andar sus calles astringentes, sus puertas semiabiertas [cuánto] es caminar lo suficiente que el cuerpo memorice [allá] los fragmentos tienen un rostro desplazado [no] un grito una queja [aquí] la expectativa espera el cambio en los semáforos : libélula del caminante

[entre tanto]

sonidos, escrituras, otros puertos: el alfabeto es una tecnología de la distancia [en medio] escribir es siempre un fenómeno del ruido [en] el papel [en] la pantalla hay un sonido : eco de lo que escuchas [aquí o allá] resonancia de la mirada o loop de lo que lees [repetición : revolcadura] el mar nunca es es el mar sino su ruido : para escribir del mar mejor a la distancia : [sobre] la pantalla escribirte sobre el mar : ser en lo que escuchas [cuando] lees : saberte en la marea de los deícticos : [aquí es allá] cuando la espuma se retira [allá es aquí] cuando el avión desciende o continuidad de lo posible : permanencia : grieta en lo que dices

[enviar]

Moverse sólo en la inmovilidad, ser sostenido mediante fosfenos por una pantalla en la que se lleve un diario de visiones, caminatas, sonidos, escrituras, otros puertos: viajar es prodigar apariciones.

[Julia Kent, «Schiphol»]

 
* Poemas pertenecientes al libro Hasta que el musgo (Universidad Veracruzana, 2024).

 

 

 

Dulcinea encantada

dice que me vio en una cueva
yo no sé de encantamientos dulcinea me grita al verme dulcinea del toboso

y habría que buscar un nombre

aldonza lorenzo me pusieron aldonza aldonza me llamaban mis padres como un eco de ellos: lorenzo corchuelo y aldonza nogales porque se aferraban a sus nombres de árboles y desde niña me inventaron un nombre para que fuera su extensión y no mi matiz exacto de follaje mi grosor de las ramas mi textura en la corteza y yo quiero galopar seguir andando subir rápido al burro y avanzar hacia adelante

él en cambio me dice la fermosa la soberana la excelentísima señora de mis pensamientos             no se ha fijado en mi cara no me ha oído
y jura que unos gigantes van a venir a buscarme para contarme no sé qué de unas batallas de unos vencidos de unas armaduras

dice que me vio en una cueva
con una multitud de encantados errantes
que vivíamos todos en vigilia
que no era sueño ni era duermevela sino estar con los ojos siempre abiertos
y la mirada en otra parte
la mirada perdida
atascada en un lugar en donde al fin
olvidáramos los nombres repetidos

ni aldonza lorenzo ni dulcinea del toboso ni la señora de nadie ni la labradora simple
un lugar en donde yo fuera yo
sin la fantasía prestada
sin salir de un libro ajeno (todo el mundo me nombra y no aparezco cuándo se vio nunca escrita una protagonista tan volátil tan enclenque de relato así de impuesto)
ni de la vida prosaica esta vez

escribir mi historia

reconciliar mis realidades
construirlas más allá al otro lado
de las sílabas de mi nombre

ni el que escogieron mis padres
ni el que inventó él
sino yo abrir los ojos al fin abrirlos y no volver a cerrarlos
abrir la boca para gritar déjeme en paz señor   para gritar soy yo o para convertirme en esa mujer que él inventaba esa que amaba tanto y defendía con su vida con su honra con la fuerza de su brazo esa por la que se estrellaba y se golpeaba y se daba a trancazos contra el mundo

o convertirme mejor en quien a mí me parezca
dibujarme a mí misma
imaginarme nombrarme
elegir mis palabras
ser mi propia narradora

yo en primera persona y no en tercera ausente en tercera silenciada

mirar para allá
hacia donde tenga voz

dice que me vio en una cueva y no sé si quedarme en esa cueva o si él estaba dormido
loco dentro de su locura

dice que me vio en una cueva y no sé de encantamientos
pero quiero desencantarme sola

que se vaya que se vaya él con su escudero llama ahora a sancho panza que se vaya con sus nombres y apodos y pronombres con sus frases enrevesadas que se busque otra señora que les busque a sus desvelos otra dueña que atraviese otro lugar que no me quiebre el camino para seguir andando

al fin descantarme que se vaya o escoger mi encantamiento
ir justamente a donde me lleve yo
que me guíe el mapa exacto que tracen mis palabras

 
 
Marcela desamorada

a mí no me digan desdeñosa no me digan cruel no me digan ingrata ni basilisco ni fiera

yo nací libre y libre soy

pues no he prometido nada a los pastores que me siguen
ninguna falsa        nunca les di esperanzas           les dije la verdad:

el amor no se fuerza el deseo es peregrino y sólo llega cuando llega si es que un día aparece y coincidimos
nada me amarra a corresponder porque dicen que me aman      que se lleven sus cadenas

yo tengo mi voz yo tengo mi palabra yo puedo pasear tranquila por los bosques solitarios         conversar con los zagales con las cabras
no estaré enferma de ausencia ni de celos
ni perderé el ritmo exacto de mis pasos
cuando no me persiguen ni me cantan         cuando camino en paz por la colina

si se quieren matar que se maten si se quieren morir de amor que se mueran

yo no hice nada yo no escogí esta hermosura que me pesa así ahora por tanto que me buscan tanto que me asustan me agobian me asedian

no puedo respirar

y ellos no saben quién soy yo:
marcela
marcela libre de este cuerpo que tanto se disputan
marcela libre de este cuerpo que los hace creerse dueños de mi forma de andar sin seguirles el rastro

yo habría sido marcela sin esta cara tan fermosa que persiguen
yo habría sido marcela sin rizos para comparar con el sol o con el oro
sin dientes de perlas
sin ojos como estrellas
apagadas

yo habría encendido mi fuego
por las palabras que traigo para salvarme

para decir libre soy y libre seré siempre

yo no maté a grisóstomo él se mató solito y que vaya a cantar si quiere a repetir sus versos de acento espantable decía en su poema

a repetir sus versos tristes que no saben de mí ni resuenan conmigo
ni fui yo la causante de esa herida

yo soy marcela por la voz

y las heridas las abren ellos al sólo querer apropiarse de esta piel que me cubre

sin detenerse
un momento
a mirar
mis cicatrices

 
* Poemas pertenecientes a Don Quijote a voces (Pre-Textos, 2024).
 

 

 
Christian Peña, Quirón, Vaso Roto, México, 2023, 72 pp.
 

 
Christian Peña (Ciudad de México, 1985) me contó que una tarde, mientras cargaba a su hijo en hombros, vio la sombra de ambos proyectada sobre la pared y pensó que juntos conformaban un centauro. Esta reflexión detonó la escritura de Quirón. La capacidad de síntesis de Christian no está en discusión a estas alturas, y tampoco es de extrañarnos que recurra a la mitología para hablar de caballos y la figura del padre; pero la claridad de esa imagen inaugural es tan potente, que todas las palabras del libro le orbitan.

Quirón fue un centauro, hijo ilegítimo de Cronos y Fílira. Dominaba la medicina, la música y la caza, y fue tutor de muchos héroes mitológicos. Zeus lo premió con la inmortalidad hasta que, por error, le alcanzó una flecha envenenada en la rodilla, provocándole un intenso sufrimiento, pero no la muerte. Los dioses, para dejarlo descansar, lo despojaron de la inmortalidad y finalmente lo convirtieron en la constelación de Sagitario. Por otra parte, en 1977 el astrónomo Charles Thomas Kowal descubrió un cuerpo menor, entre Urano y Saturno, al que llamó Quirón [2060] en honor a la mitológica creatura. Con estas coordenadas y un entramado de referencias cultas y populares que lo mismo pasan por Goya que Pedro Infante, Franz Kafka, Emily Dickinson, la serie Los años maravillosos, Rainer Maria Rilke o la caricatura Los caballeros del Zodiaco, Peña recrea el mito de Quirón, al tiempo que ensaya los posibles senderos de la paternidad.

En el segundo poema, “Saturno / Primera versión”, encontramos una pregunta fundamental para mi lectura: “Si un padre no es un vientre […] ¿en qué parte de mí crece el hijo que espero?”. Pienso en el centauro como el resultado de una relación padre-hijo, es decir, una tercera entidad a la que juntos dan vida. Una madre se consuma al dar a luz; un padre no llega a consumarse como tal, si nunca engendra un centauro.

Pero esta creación, conformada por dos cuerpos disímiles, como todo ser vivo está destinada a morir. No hay centauro inmortal, ni siquiera Quirón al que Zeus le concediera la inmortalidad, pues la herida paterna es tan profunda como una flecha envenenada. Ningún padre puede, ni debe, cargar por siempre a su hijo en la espalda. Eso que sentimos al mirar un cielo estrellado, es el recuerdo de una tarde en la que tu padre te sostenía sobre él mismo y ya nunca volverá, o bien la ausencia de esa tarde, un hueco en la memoria; en ambos casos, una herida —mejor dicho, una cicatriz.

¿Y qué pasa con los ausentes, crueles, malos padres; con los hijos ingratos y desagradecidos? También hay centauros malogrados, más que una constelación, un agujero negro; una desgracia de equino, un fantasma con crines, algo horrendo que pasta, pero no trota. Existe en montar un caballo, un gesto ineludible a la necesidad de crear un centauro (quizá por eso se utilice como terapia para niños cuyos padres han muerto). No es lo mismo crecer sin padre que sin centauro. Lo primero supone una ausencia; lo segundo, un fracaso.

En Carta al padre, Kafka reprocha, entre muchas otras cosas, el afán de su progenitor por recalcar que él se tuvo que constituir solo, enfrentándose a numerosas adversidades. Ante esta actitud pienso dos cosas: por un lado, la mayor parte de las veces ese tipo de autoafirmaciones resultan una mentira; la memoria y su tendencia a la falsificación nubla que algún día fuimos en hombros de nuestro padre, un poco más cerca del cielo, descubriendo el mundo. Y, por otro lado, en el supuesto de que fuera verdad, esa distancia de la que se queja Kafka, esa frialdad, es el resultado de crecer sin haber conformado un centauro. El peligro que se corre al no hacerlo es que no podemos descubrirlo, no podemos nombrarlo como hizo Thomas Kowal y así, un cuerpo que viaja a la deriva puede estrellarse en cualquier planeta, en cualquier cosa, en él mismo.

No pretendo romantizar el símbolo de cargar en hombros a un hijo; sería perfectamente posible hacerlo y ser un pésimo padre a la vez. Un centauro dura lo que el paso de un cometa: apenas disfrutas de la vista cuando bajas de sus hombros para nunca más volver a subir. Pero me da la impresión de que, aun cuando la paternidad florece, pervive una distancia irresoluble entre padre e hijo después de su centauro. Una tensión parecida a la de un funeral en el que ambos guardan silencio para siempre.

En el último poema de la segunda sección, “Asteroide y/o cometa”, Peña bordea la pregunta inicial:

somos hombres/ somos hombres no llevaremos nunca/ un cuerpo dentro del nuestro/ somos hombres sólo podemos caernos/ o dejar caer lo que amamos/ somos hombres pero somos/ padres e hijos/ somos una palabra a la mitad o/ una palabra vacilando entre dos significados/ padre o hijo […] mi hijo el único que tengo/ es hombre/ hasta que alguien le diga que es un animal […] somos hombres somos animales de carga/ somos una carga/ eso dicen […] somos centauros

Me detengo ahora en los versos de “somos una palabra a la mitad o/ una palabra vacilando entre dos significados” para encontrar otra forma de encarar estos poemas. Pienso en Quirón como una frontera; no termina de ser una cosa porque ya es otra. No caballo y tampoco humano: territorio intermedio. ¿Dónde comienzan los miedos del padre y dónde terminan los del hijo? ¿Cómo separar el humo del aire, la ansiedad del vicio, la herencia de nuestra sangre? ¿La infancia es un planeta? ¿Un hijo orbita a su padre o viceversa? Pero, también, ¿dónde termina la referencia y dónde inicia el poema? ¿Autor y lector son dos mitades de una misma creatura? ¿La poesía está herida por una flecha envenenada? ¿Orbitamos siempre a nuestros autores de cabecera? ¿Un editor es un astrónomo catalogando estrellas? Quirón es una duda, sobre todo eso. La poesía no está hecha para dar respuestas sino para ensanchar preguntas; no es la unión de dos cuerpos sino la colisión entre ambos.

Quirón es la nueva obra de Christian Peña. Hay quienes dicen que un libro es como un hijo; siempre me ha parecido ridícula esta afirmación. En todo caso, un libro es como un centauro: mitad lenguaje, mitad memoria.
 
 

 
Traducción y prólogo de María Gabriela Raidé y Siri Björkström


El Periódico de Poesía agradece al sello Kriller71 la reproducción de los siguientes fragmentos de Trado (2024).


Athena Farrokhzad y Svetlana Cârstean se conocieron en 2012 durante un taller de traducción de poesía en Estocolmo. La afinidad personal y literaria que descubrieron entonces las llevó a traducirse mutuamente. Aunque con una peculiaridad: ni Cârstean sabe sueco ni Farrokhzad sabe rumano. Así, el proceso de traducción —apoyado en diccionarios y terceras lenguas— tuvo que convertirse en un nuevo proceso de creación conjunta. Como una ampliación natural de ese diálogo inicial entre traductoras que avanzan a tientas, pero tomadas de la mano, surge Trado, libro donde cada una explora la obra y el imaginario de su compañera, las correspondencias, los límites y la complejidad de la traducción. Así, Trado se despliega como un tríptico que incluye tres libros diferentes: poemas de Athena Farrokhzad alrededor de la obra de Cârstean, poemas de Svetlana Cârstean alrededor de la obra de Farrokhzad y, como cierre, un ensayo lírico escrito a cuatro manos sobre la traición, la traducción, la escritura y el amor donde no sólo se funden las voces de ambas sino la de una larga lista de pensadores y escritores. “Salimos del silencio que habla. Traicionamos el pacto de silencio. Escribimos para poder seguir calladas mientras hablamos. Traducimos para definir el lugar exacto del silencio”.




 
Svetlana me dijo: me convertí en adulta con mis poemas. Me enseñaron acerca de las personas y a éstas les enseñé acerca de la poesía. Les enseñé a sumergirse en sus propios comienzos. Les enseñé que el sol nunca se pone, sino que es la tierra la que gira la cara. Me enseñaron que el recuerdo duele, sin importar dónde toquemos. Que hay cosas de mi vida que no les interesan, aunque para mí sean todo. Que entre el ayer y el mañana hay un espacio, como entre el armario y la pared. Que la mujer que se pierde en el poema siempre es mi madre, sentada entre los versos, llorando.

Yo le dije: creo que en tus poemas podría encontrar un lugar.



 
Yo le dije: tengo que escribir como si tuviera a mi alcance la palabra que puede resarcirnos. Tengo que seguir el poema hasta su abismo para descubrir su superficie, debe estar vestido en su capullo.

Svetlana me dijo: antes del capullo no hay poema. El poema recién nace cuando se lo quitas y, pensando que recubrías la nada, encuentras que repta algo que te revuelve las entrañas.

Svetlana me dijo: cuando un poema nace, las palabras y tú os descubrís a la vez.



 
Svetlana me dijo: de donde venimos, callamos para hablar. Elegimos el poema porque hasta las piedras envidian nuestro silencio. Elegimos el poema para quedarnos mudas mientras hablamos. Elegimos el poema porque barre sus rastros con el mismo gesto con que los deja. Elegimos el poema porque la concentración se parece al dolor. Elegimos el poema porque el sol de la justicia está alto en el cielo. Elegimos el poema porque hay sombras sin amarras.

Yo le dije: elegimos el poema para recordar el lugar donde empieza el olvido.



 
Cuando nos encontramos
nuestras madres también organizan una reunión.
La madre de Athena dice
incluso las hijas más insufribles llaman a sus madres
día por medio
en el momento adecuado.
Mi madre dice
incluso las peores hijas perdonan algún día
a sus madres
por sus defectos.

Incluso las madres que nunca se animaron a
secar las lágrimas
de las mejillas de sus hijas
deben
tener los ojos bien abiertos para ver
su ascenso y su caída.

Olvidadlo todo, hijas ingratas
nacidas al final de las viejas revoluciones.

Quemad las memorias y recuerdos
de lo que no vivisteis
de lo que no se hablaba con vosotras
de lo que se hablaba siempre con vosotras.
Quemad vuestras memorias
y las nuestras.
Llenad los cubos de basura
con la ceniza
y no contéis nada más.

La madre de Athena dice
incluso las madres más cariñosas se cansan de
escuchar a sus hijas hablar.
Mi madre dice
incluso las madres que planchan y lavan sin descanso
tienen derecho a
pedirles silencio a sus hijas.
Sobre todo ellas.

Cuando nos sentamos enfrentadas
en un restaurant indio al Norte
elogiamos el azafrán
y todo lo que desconocemos

también nuestros padres se sientan enfrentados
tienen tanto que recordar.

El padre de Athena dice
incluso los padres que hacen la revolución tienen derecho
a morir infelices.
Mi padre dice
incluso los padres sin revolución tienen derecho
a morir infelices.
La inutilidad de quedarse mudos.
La inutilidad de hablar.
La inutilidad de escribir.
El corazón explota justo cuando no lo esperamos.
Incluso nuestras hijas escritoras
son incapaces de decirnos algo útil sobre el corazón.



 
Olvídate de las caricias, me dice él
Olvídatelas

deja de gritarme al oído
esas palabras son armas
que sabes manejar
el oído es el último sentido
en desaparecer cuando uno muere

quien no es bienvenido en ningún hogar
no es de nadie

quien no es llamado por su nombre
es olvidado

quien no es acariciado no existe.



 
Traducir como excusa para escribir.
Escribir como excusa para amar.
Amar como excusa para traicionar.
Traicionar como excusa para traducir.



 
La escritura empieza con el deseo de traicionar.

Nuestra primera conversación fue sobre la traición. En la cocina, empezamos a hablar de la experiencia compartida de traicionar la herencia familiar. La traición estaba ahí como el núcleo de nuestra escritura. Un núcleo a veces oculto, y a veces, visible. Lo sentíamos entre los dedos cuando conversábamos, cuando leíamos, cuando traducíamos.

A pesar de venir de dos países distintos, a pesar de tener dos lenguas distintas, compartíamos la prohibición de hablar. La prohibición de descubrir las condiciones del pasado. La prohibición de contárselo a un otro. Y como consecuencia de esta prohibición, el deseo de violarla. El deseo de traicionar el pacto de silencio. Y como consecuencia de este deseo, la escritura.

El amor entre nosotras nació cuando nos reconocimos como hermanas en la traición.



 
¿Cómo traducir a la otra sin hablar su lengua?

Buscamos una palabra en el espacio entre nuestras lenguas. Una tercera lengua ocupa este espacio. Una lengua que no es la lengua materna de nadie. Una lengua que es tierra de nadie en el trabajo que compartimos. Lengua de nadie. Buscamos una palabra que se encuentre lo más cerca posible de la palabra original. Tenemos que esclarecer el grupo sanguíneo, el caudal, el curso de los glóbulos. Antes que nada tenemos que esclarecer el verbo. El verbo que permanece oculto, que todavía no quiere ser expuesto. Tenemos que errar por todas partes para cazar el verbo. La palabra destacada es marchar. Es una palabra militar, una palabra para la guerra. Y de repente todo se conecta. Descubrimos que está relacionada con todas las otras palabras. Nos convencemos de que el verbo que buscamos está en el texto meta. Estamos tan convencidas que incluso cambiamos el verbo en el texto fuente. Ahora el texto marcha en todos los idiomas.

La secuencia de hechos fue reordenada.
La escritura y la traducción siguen cambiando de lugar.

 
Versiones al inglés de Ilana Luna

 
Madre Coqa  el éxtasis y la lejía   
hoja que nos nutres con la estirpe divina  
tu sangre galopa por las nervaduras
hoja que lee el porvenir
calado por la luna y el rayo  
Madre en la frontera norte y sur  
polvo que se aspira
bajo la luz intermitente del bar Ruta 36
   kuka   cocaína   roca   raya   Diosa blanca
tus nombres reverberan
en el equinoccio
pijchar   insalivar las hojas con bicarbonato  
en el acullico   triturar los alcaloides
      enciendan   ya pues   la lejía  
         muelan cardón   quinua   marlo de maíz   hasta ver cenizas  
Madre aniquilada en las esquinas
ofrenda y diluvio sobre los campamentos
que traen de vuelta a los desaparecidos con retratos y carteles
Madre Coqa  
Masacre de Todos los Santos  
olor a sangre de los auquénidos  
guerra del agua  
olor a sangre de los olvidados  
guerra de los hidrocarburos aromáticos
efervescencia en la boca  
espuma que se inhala como arena de salar 
   merca   gringa   white horse
que excava la epidermis
alivias el dolor en la cabeza del cautivo  
no más asfixia dentro de las minas  
Madre Coqa
las palabras te forjan distinta  
   kuka   sipu   caspa del diablo
moléculas que burbujean en la lengua
   grapa   bica   farlopa
coquear   pijchar   acullicar   chacchar   
hoja exhausta que adormilas el cordón umbilical
enséñanos tu savia
madre de los alcaloides verdes  
gloriosa pasta de coqa.

 
Mother Coqa   ecstasy and lye
leaf that nourishes us with its divine lineage
your blood gallops through the nervations
leaf that reads the future
drenched in moon and lightning
Mother on the north-south border
powder for snorting
beneath the flashing light at Bar Route 36
   kuka   cocaine   rock   line   white Goddess
your names reverberate
on the equinox
pijchar   insalivate the leaves with baking soda
in the chewing   grind up the alkaloids
      light up   then   the lye  
         mill the cactus   quinoa   corn cob   until you see ashes  
annihilated Mother in the corners
offerings and deluge over the encampments
that bring back the disappeared with portraits and posters
Mother Coqa  
Massacre of All Saints  
the smell of the blood of camelids
water wars
the smell of the blood of the forgotten  
the aromatic petroleum wars
effervescence of the mouth
foam that’s inhaled like sand from the salt flats
   rail   blow   white horse   
that excavates the epidermis
you alleviate the anguish in the slave’s skull
no more asphyxiation in the mines
Mother Coqa
the words shape you differently
   coke   snow   devil’s dandruff
molecules bubbling on your tongue
   bump   baking soda   rock
sniff   pijchar   acullicar   chacchar   
used-up leaf that numbs the umbilical cord
show us your sap
mother of green alkaloids
glorious coqa paste.

 
 
Puma Punku
(primeros rituales)

Las estrías de mi lengua  
serpientes que se arrastran sobre la pampa

Desnuda en la orilla
con la carne helada palpitando
observo desde un monte
por la ranura de mi ojo

Puma Punku   o la puerta fundida en jugos vegetales
del bronce al granito
   de la andesita virgen al basalto
      de la cantera líquida al azufre

Es el ascenso de este amor que ocurre al mediodía
cuando las piedras se hacen sangre
y mi sangre una vasija donde crece un nido
poblado de reptiles y semillas

así que imploro:

  mesa de las ofrendas
              lana pigmentada de las llamas
  florecitas en el rito
              chispas del alcohol absoluto que se incendia

en el ritual convocas:

  Ekeko   señor voluptuoso
              que tu falo preñe los billetes falsos
  señor del rayo a cuestas    
              señor de la joroba   de la abundancia erótica

En los primeros rituales
pronuncio esta palabra que seduce
la lluvia de septiembre
su savia escurre en copos
como orina inesperada de los dioses
acontece la tormenta de las cuatro eras
más tarde el diluvio andino se evapora.

 
Puma Punku
(initiating rituals)

The striations of my tongue 
serpents that slide across the grasslands

naked on the banks
with frozen flesh pulsing
I watch from the mountain
through the slit of my eye

Puma Punku   or the door melted in vegetable acids
from bronze to granite
   from virgin andesite to basalt
      from liquid quarry to sulfur

It’s the ascent of this love that transpires at midday
when the stones turn to blood
and my blood a vessel where a nest grows
inhabited by reptiles and seeds

so I implore:

    table of offerings
              pigmented llama wool
  little ritual flowers
              flickers of absolute alcohol set alight

during the rite you summon:

    Ekeko   voluptuous lord
              may your phallus impregnate the false bills
  lord of the uphill lightning    
              hunchback lord   of erotic abundance

In the initiating rituals
I pronounce this word that seduces
September’s rain
its sap drips in flakes
like an unexpected pissing of the gods
the tempest of the four eras occurs
later the Andean deluge evaporates.

 
 
Las plumas de loro caen desde un árbol

Khana Willka dijo que en la selva duermen de día en sus hamacas
un ciclo invertido para ensoñar las historias
contadas ante una fogata que dura hasta el amanecer
dijo que les llaman layka   yatiri   adivinas
          curanderas que manejan fuerzas del bien y el mal
    prestidigitadoras que usan grasa y piel de puma para crear filtros secretos
       ichuris que ahuyentan la enfermedad y anuncian el parto

Al volver del Amazonas   Khana fue a mi casa
en el vacío del apartamento   me peinó la cabellera
trazos amplios de la nuca a la espalda
con los que tejía una trenza ante la hoguera imaginaria

Nos despedimos al inicio de la primavera
recuerdo que el aeropuerto de El Alto resplandecía:
cuatromilocho msnm y al fondo las nieves perpetuas del volcán
antes hubo un viaje a Tiawanaku para invocar una lluvia
que orinó por azar sobre nosotros
hubo ruidos telúricos y celestes al pernoctar allí

Algunas cosas diluyen el fluir de lo que enuncio:
encuentros en la arena ocre 
sol que cae sobre lienzos del desierto y cubre dos figuras desnudas
las ramas secas de un árbol sombrean nuestra piel

Algunas cosas sueltan el fluir de mi visión:
Khana Willka tiene aliento de puma 
recolecta plumas en el Amazonas
con hilo de cáñamo 
   hace atados de largas colas verdes que arranca a las aves
de un solo movimiento
muda en gato de monte o en ciervo de las llanuras texanas
atrapa a las mujeres mientras enhebra su cabello
en el centro de una sala deshabitada

Duermo de día para intuir lo sucedido en aquel viaje
en sueños descifro el hechizo:
las plumas de loro caen desde un árbol en el Amazonas
Khana las recoge y una layka las santigua
eleva el amarre a las constelaciones de carbón
ata con fuerza mi ombligo
despierto inmovilizada frente al altar principal de mi habitación.

 
Parrot Feathers Fall From a Tree

Khana Willka said that in the jungle they sleep by day in their hammocks
an inverted cycle to dream up stories
told around a campfire that lasts until dawn
he said they call them laykas   yatiri   fortune-tellers
          healers that control the forces of good and evil
    illusionists that use the fat and skin of the puma to create secret filters 
       ichuris that chase off sickness and announce birth

On returning from the Amazon   Khana went to my house
in the vacuum of the apartment   he brushed my hair
wide strokes from my head down my back
with which he wove a braid before the imaginary bonfire

We parted ways at the start of spring
I remember the airport in El Alto was sparkling:
fourthousandeight masl and in the background the perpetual snow on the volcano
before   there was a trip to Tiawanaku to invoke the rain
that randomly tinkled on us
there were planetary and celestial noises when we spent the night there

Some things are diluted with the flow of what I enunciate:
encounters in the ochre sand
sun that falls on desert canvases and covers two naked figures
the dried branches of a tree shade our skin

Some things release the flow of my vision:
Khana Willka has puma breath
he collects feathers in the Amazon
with hemp thread
he makes bunches of long green tails that he rips from the birds
   in a single motion
he turns into a wildcat or a deer on the Texan plains
he traps women while he ties up their hair
in the middle of an empty room 

I sleep by day to intuit what happened on that trip
in dreams I decipher the curse:
the parrot feathers fall from a tree in the Amazon
Khana collects them and a layka sanctifies them
he lifts the charm to the carbon constellations
and forcefully ties up my womb
I awaken paralyzed facing the principal altar in my room.

 
 
Pijcheo

La bruma sobre tus labios Khana Willka
me ofreces una bolsa hinchada con pétalos de coqa
y la lejía amplifica el sabor para el pijcheo

también ceniza sobre tus ojos
con los dientes verduscos cortas los peciolos
me das los alcaloides limpios
evito quejarme en los pasillos de la terminal
aunque el mal de altura persiste desde la frontera

una vez en la habitación del Perla Negra   frente a la estación 
regurgito pesadillas de cuchillas lanzadas desde los matorrales
una persecución militar en las conexiones alteradas de mi mente

 
hay armas que jamás se disparan
algunos niños escondidos en los cañaverales

 
hay tallos retorcidos que sepultan sus cuerpos 

la coqa amortigua los efectos del soroche
   náusea   casi muerte súbita al caminar
     angustia de cabalgata en el pecho

la adrenalina fluye en ese sueño
también mi curiosidad botánica por reconocer
cada filamento de las plantas y el arte de domesticarlas
inquisitiva por saber
   a quién pertenecen las uñas desprendidas en el fango
   a quién la dermis carcomida por hormigas rojas
con qué refinada técnica los desaparecieron

el jugo sobre tus labios   Khana Willka 
me devuelve a la geografía del hotel
mascamos el bolo vegetal hasta que nos contiene
nos sumerge en el espacio de los sin nombre.

 
Pijcheo

The haze over your lips Khana Willka
you offer me a bag stuffed with coqa petals
and the lye amplifies their flavor for the pijcheo

and ashes over your eyes too
with greenish teeth you cut the leafstalks
you give me cleaned alkaloids
I try not to whimper in the corridors of the terminal
even though the elevation sickness has persisted since the border

once we’re in the Black Pearl bedroom   facing the station
I regurgitate dreams of blades thrown from the brush
a military persecution in the altered connections of my mind

 
there are weapons that never fire
some children that hide in the cane fields

 
there are twisted stalks that bury their corpses

the coqa softens the effects of the soroche
   nausea   practically sudden death from walking
     anguish from the galloping in your chest

adrenaline flows through this dream 
also my botanical curiosity to recognize
each filament of the plants and the art of domesticating them
inquisitive to know
   to whom these detached nails in the swamp belong
   to whom the epidermis consumed by red ants
with what refined technique they were disappeared

the juice on your lips   Khana Willka
returns me to the geography of the hotel
we chew the vegetable cud until it contains us
it plunges us into the same place as the no-names.

 
 
* Poemas pertenecientes a Tiawanaku. Poemas de la Madre Coqa / Poemas from the Mother Coqa (Orca Libros, 2019), traducido al inglés por Ilana Luna y finalista en The Sarah Maguire Prize for Poetry in Translation.

 

 

 
Palabra que duermes junto al fuego
no te agostas
permaneces un instante
y después desapareces
con la magia de una caracola
con hambre de mar entre la arena
abrevas en las vetas espirales
del mármol que tañe en el acanto
humus que mezclas a la sangre
y adornas los cristales de la roca
que se vierte como líquido sentido
con la lumbre desprendida de tus manos
ceniza innumerable y brote que anocheces
volcán que duerme en la llanura
—inconsciente Gargantúa
que sepulta las ciudades
con la gracia de un recién nacido

ە

así termina todo
       comenzando

todo ángel es principio
de insoportable envergadura

ە

los ojos necesitan estar ciegos
para atender el mensaje que se oculta
tras las veladuras de la luz
sobre la sombra

ە
 
ángel insumiso
    que desciende
a un millar de partículas de polvo
y no se extingue:
se vuelve agua subterránea
que brota de los pozos
y amanece nuevamente en unos labios
que se sacian con el agua
manada de la entraña de la tierra

ە

cristal que se derrumba
formando estalactitas
camino mineral acumulado
huellas en el aire
detenidas

ە

atardeceres rotos
en cientos de pedazos
gotas de lluvia o alfileres
que vuelven a brotar
en el rojo calcáreo de la sangre

ە

todo vuelve a su condición primera:
           enunciado de palabras
mirada que se tiende
        a lo lejos
como signo

ە

la mano se tiende
      hacia el silencio
hecho de viento
hecho de sal
hecho de espuma
—ausente miligramo de la nieve

ە

pero no desapareces
regresas a los muelles
espuma aquiescente de la espuma
la superficie carbonosa
de la playa te penetra
y te transforma nuevamente
en una milésima de polvo
que las manos de los mares
devuelven a sus senos abisales

ە

no hay manera de alejarlo
el recuerdo también se recupera
como una moneda que gira en el espacio
y finalmente se detiene
aboliendo
    la curva infinita
          de su canto
ە

entonces las palabras
también se desbaratan
como el cristal de una vitrina
  que se mece
en el oleaje intempestivo
de un maremoto
       en el lindero de la tierra

ە

vuelve el silencio
a la grama de los bosques
escurriendo
  hilos de agua
semejantes a narcisos

ە

ríos que brotan de los senos
de un nombre transparente

nombre hecho de agua
nombre hecho de vidrio
nombre hecho de polvo

las letras que anuda y desvanece
son pájaros que vuelan
en una jaula
     sin barrotes

ە

el pensamiento es transparencia
pero también
el pensamiento es memoria de aleteo

memoria de luciérnagas que adoptan
las manchas que humedecen las paredes

nubes caprichosas en el cielo
cuerpos reclinados y turgentes

ە

reflejos del sol
sobre la piel
de una burbuja

retazos o recortes
de un tallo arborescente

ە

al parecer
todo empieza
y termina con la lluvia

 

 

 
Elisa Díaz Castelo y Adalber Salas Hernández, Las fuerzas débiles, Vaso Roto, México, 2024, 94 pp.
 
 

 
 
Durante una amena comida en medio de la FIL Guadalajara del año pasado, Elisa Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986) y Adalber Salas Hernández (Caracas, Venezuela, 1987) me mostraron la versión preliminar de su poemario escrito a cuatro manos a publicarse en Vaso Roto, editorial con una labor encomiable: desde hace casi dos décadas ha apostado por la poesía en español y en traducción. Elisa y Adalber compartieron algunos de los títulos pensados para la publicación y sobresalió Las fuerzas débiles, que me pareció sumamente adecuado para su emprendimiento creativo y muy singular. Y, haciendo honor a este adjetivo, comparto algunos versos de “[Singularidad]” antes de entrar de lleno a este libro:

ahí   se colapsan las leyes del espacio   del tiempo
las llaman singularidades   ¿cuándo?   ahí   entonces
las cosas   se desobedecen   hacen caso omiso
de sus propias reglas  son  como no lo fueron nunca infinitas
y pesan tanto la gravedad   la gravedad   por ejemplo
es infinita  escribo esto en mi cuaderno  y mi letra se inclina
como siempre  hacia abajo   atraída  por el peso
de mi propio ataúd

(EDC)

Pasan los años y la infancia
se va encogiendo. Los recuerdos
se hacen cada vez más
frágiles y uno ya no sabe
qué los sostiene; si los pisas demasiado duro,
abrirás en ellos un hueco. Y la infancia
se sigue haciendo minúscula,
órgano remoto flotando en la memoria.
Se dobla sobre sí y no es posible
volver a esa imagen nítida
de la primera vez que vimos
los dedos arrugados por la humedad
como campos arados por un río ahora seco.

(ASH)

Las fuerzas débiles es la compilación de un ejercicio conjunto que iniciaron Elisa y Adalber en la pandemia. Cada poema parte de una consigna que transmutan con su estilo y poética propias. En este caso, la singularidad puede ser el corazón de un agujero negro. La singularidad es donde el espacio-tiempo acaba siendo infinito como nuestro eterno temor por la muerte o la continua nostalgia por la infancia.

En esa línea de las ciencias puras y duras, una fuerza débil (contradicción que suena sumamente lírica) es, según la física, una de las cuatro fuerzas fundamentales que tenemos en la naturaleza. Su nombre completo, con apellido, es fuerza nuclear débil. Las otras tres fuerzas son la fuerza nuclear fuerte, la fuerza electromagnética y la gravedad. Las fuerzas débiles implican el intercambio de los bosones vectoriales intermedios, conocidos como el W y el Z. En la física elemental, los bosones vectoriales se consideran actualmente como unas partículas fundamentales. Los más usuales son los fotones o cuantos de luz. Entonces, el W y el Z son dos tipos de partículas fundamentales y masivas, que se encargan en general de cambiar el sabor de otras partículas como los quarks. El sabor es el atributo distintivo de cada quark, que puede ser “extraño” o “encantado”. Hasta aquí llego con este intento de explicación, que fuera de contexto parece más literaria que científica. Si bien la fuerza débil es indispensable para la estructura de un universo porque el sol no quemaría sin ella, en la ciencia impura de la poesía y en este libro conjunto la fuerza débil es crucial para el inicio de una vida compartida en familia, como el poema de Elisa que cierra el libro, sobre un embarazo: “[Fuerza débil]”:

En el principio eres otro alfabeto
que mi cuerpo interpreta poco a pocoY en mi boca el sabor del mundo cambia
(mi nombre se escinde) (mi carne en rodajas)
mi cúmulo de manos (Soy bestia mitológica:
cumplo dos corazones cuerpo adentro)

Y tú (espectro espiga, periodo de latencia)
no conoces los lunes ni el sabor de las castañas
Eres fermiones de espín semientero
Núcleo inestable del año (átomo roto
al centro de mi octubre)

En la ciencia, encontramos un uso del lenguaje con una función imaginativa (por no decir literaria) y también hay un pensamiento creativo. Una metáfora, por ejemplo, es una herramienta poderosa que nos puede ayudar a involucrarnos en comprender más nuestro mundo natural y, así, profundizar en él. Si mezclamos figuras literarias con la expresión de la ciencia, podemos lograr resultados novedosos como en este poemario. Para Robert Frost, por ejemplo, los pensamientos más profundos comienzan con el uso de metáforas, las cuales son una herramienta común del razonamiento científico. Elisa y Adalber no hacen uso de simples recursos lingüísticos, sino que más bien tienen, cada uno de los dos, una forma de estructurar nuestra comprensión de conceptos abstractos y complejos como la “[Radiación de fondo]” de microondas, una radiación electromagnética remanente del Big Bang que llena el universo por completo:

Querida D: la radiación de fondo es el sonido que hizo el universo cuando comenzó. Lo imagino como el estrépito que harían todos los vasos del mundo si se rompieran al mismo tiempo o el de las vajillas de porcelana de todas las abuelas del mundo si se rompieran al mismo tiempo o el grito que pegarían esas abuelas vivas o sus espectros […] Querido D: el ruido que hicimos nos sobrevivirá. Querido N: las cosas que rompimos siguen rompiéndose.

(EDC)

Caía nieve en la tele de mi infancia.
No se parecía a la nieve de las películas, ese
bostezo blando que abrazaba las cosas
prometiéndoles el suelo de los justos.
Era una nieve grumosa, más bien sucia,
un golpeteo áspero contra la pantalla […]
Algo de la primera nevada del universos
caía en la tele de mi infancia y allí
sigue cayendo, sin saber helar
las tardes de Caracas.

(ASH)

Hace ya casi diez años, en 2015, platicaba en Iowa con la escritora Andrea Chapela sobre poesía y ciencia a partir de su tesis (un poemario sobre química). Le compartí un texto que escribí en 2006 llamado “El poeta y el científico o la poesía como vocación”, que fue rechazado por una incipiente revista digital. Comparto algunos fragmentos que encajan para esta ocasión: “La relación entre ciencia y poesía se caracteriza por la distinción necesaria entre ambas; la ciencia nos descubre la verdad en tanto que la poesía nos inventa la verdad de la historia. Pero la tarea de la poesía es recuperarlo. El poeta y el científico le dan sentido al mundo. La ciencia está encaminada a construir sentido desde la acción y la poesía a la pasión. La ciencia puede despojar al mundo de su encanto y la poesía reencontrarnos con él”.

Las fuerzas débiles es un claro ejemplo de ello. La ciencia se esfuerza por ayudarnos a comprender el mundo que nos rodea; la poesía busca comprender cómo nos sentimos al respecto. Para lograr lo primero, los científicos intentan crear una experiencia replicable utilizando el método científico para probar una hipótesis; los poetas intentan recrear experiencias utilizando el lenguaje para forjar nuevas conexiones.

Este libro volvió a llevarme a preguntar cuáles son las diferencias y las semejanzas entre la poesía y la ciencia. Aquí, Elisa y Adalber ofrecen algunas respuestas. Parecen diametralmente opuestas pues la poesía, a veces, parte de la ambigüedad. (Lo específico surge en el proceso de lectura: hay un pacto entre la persona que escribe poesía y quien la lee.) La ciencia, en cambio, intenta alejarse de toda imprecisión y así se llega a una misma conclusión: única, unívoca. En este esfuerzo compartido, Elisa y Adalber se siguen asombrando ante lo que parece que ya fue explicado por la ciencia y tratan de volver responder a preguntas como: ¿Quiénes somos?, ¿dónde estamos?, ¿cuáles son nuestros límites?, ¿qué significa ser humano?, ¿qué es lo que me rodea? Cuestionar es parte de escribir poesía. Elisa y Adalber diseccionan ciencia y poesía como estas dos grandes maneras de entendernos a nosotros mismos, a los demás y a los mundos que nos rodean, los cuales necesitan imaginación. Tanto la ciencia como la poesía se nutren de lo sorprendente, lo complejo e incluso lo inimaginable. Y si usamos la perspectiva científica, en este libro hay una metodología (observación participante y escritura a posteriori), hay experimentación (juegan con formas, conceptos, el mismo lenguaje). El mayor hallazgo es que, en medio de la objetividad del lenguaje científico, Elisa y Adalber crean, cada uno a su manera, una cercanía psicológica a ciertos temas donde también encontramos una manifestación poderosa de sentimientos. Tanto en la ciencia como en la poesía hay invención, y en Las fuerzas débiles nos topamos con el encuentro de dos mundos maravillosos de conocimiento con mucho potencial, donde Eli y Adalber hacen conexiones inesperadas porque éste es un laboratorio donde se encontró una futura pareja (en ese entonces, dupla encerrada durante la pandemia). Decidieron asombrarse y decepcionarse tomados de la mano. Se trata, entonces,  de una ciencia más, la del amor. De la química que existe entre dos personas y de cómo se da la formación de vínculos afectivos. Éste también es un libro con una teoría científica del amor y el testimonio de una relación que brinda calma y seguridad.

Pienso que esta “poesía científica” observa lo que nos rodea y trata de interpretarlo, tanto en sentido literal como figurado. Hay experiencias y emociones. Hay mitología y lógica. Hay dudas y objetividad. Hay sueños y definiciones. Hay información que se detalla y, por lo tanto, adquiere un nuevo sentido porque se vuelve personal e íntima. Lo observable le habla a nuestro sentidos, los cuales no son precisos. Y me parece también que estos lenguajes, tanto el poético como el científico, son construcciones nuestras, humanas, que pueden tener fallas y aciertos. Elisa y Adalber nos ofrecen estas exploraciones y no hay una conclusión contundente. Las fuerzas débiles es un experimento con extraordinarios resultados a través de las variaciones sobre un mismo tema en el que, a simple vista, parece que existe una interdependencia (por la dinámica misma); sin embargo, tanto Elisa como Adalber presentan visiones independientes y esplendorosas. Lo que sí comparten es su minucioso trabajo y brillante talento. Ambos nos convocan a la creación de un mundo nuevo, donde la debilidad es poderosa porque la fuerza más débil tiene la capacidad para iluminar lo más oscuro.

 
Versiones al español de Amaranta Rosas Reinhold


 
La forma en que las cosas funcionan

es admitiendo
o abriéndose paso.
Esta es la forma más simple
de la corriente: Azul
moviéndose a través del azul;
azul entre púrpura;
los objetos del deseo
abriéndose sobre sí mismos
sin nosotros;
los objetos de la fe.
La forma en que las cosas funcionan
es por solución,
resistencia disminuida o
incrementada y respecto a la cual
se ha tomado ventaja.
La forma en que las cosas funcionan
es que finalmente creemos
en que están ahí,
comunes y capaces
de ilustrarse a sí mismas.
Una rueda, flujo quinético,
agua que sube y baja,
lingotes, palancas y llaves,
creo en ti,
cerradura cilíndrica, polea
torno y grúa
eleva tu cabecita—
creo en ti—
tu cabeza es el horizonte de
mi mano. Creo
para siempre en los anzuelos.
La forma en que las cosas funcionan
es que en algún momento
algo atrapas.

 
The Way Things Work

is by admitting
or opening away.
This is the simplest form
of current: Blue
moving through blue;
blue through purple;
the objects of desire
opening upon themselves
without us;
the objects of faith.
The way things work
is by solution,
resistance lessened or
increased and taken
advantage of.
The way things work
is that we finally believe
they are there,
common and able
to illustrate themselves.
Wheel, kinetic flow,
rising and falling water,
ingots, levers and keys,
I believe in you,
cylinder lock, pulley,
lifting tackle and
crane lift your small head—
I believe in you—
your head is the horizon to
my hand. I believe
forever in the hooks.
The way things work
is that eventually
something catches.

 

Leyendo a Platón

Esta es la historia
   de una hermosa
mentira, que se desliza
   entre mis dedos,
tus dedos. Es invierno,
   está lejos

en la esperanza de vida
   del hombre.
Con la cabeza descubierta,
   con una camisa manchada,
callado, mi amigo
   está haciendo

anzuelos, su pasatiempo. Moscas
   tan pequeñas
que tiene que trabajar con pinzas y
   una lupa.
Deben ser
   tan creíbles

como si fueran verdaderos—tentáculos,
   antenas,
rápidos y frenéticos
   como si algo se
ahogara. Su corazón le
   late salvaje
en las manos. Es
   deslumbrante
y ¿quién lo perdonará
   en su pequeño
jardín? Los hace
   con pelo,

pelo de ciervo, porque está vacío
   y flota.
Más allá de la muerte, más allá de la vista,
   esta es
su gran idea, lo que une
   los días tontos.

Mejor que la memoria. Mejor
   que el amor.
Cuando ya están terminados, un anzuelo
   debajo de cada par
de alas, y ya es primavera,
   y los hombres

caminan por el cauce del río
   en la madrugada. Arriba
las estrellas aún conectan
   a sus animales hambrientos.
Pronto estarán satisfechos
   y se irán. Mientras,

río arriba, río abajo, imagina, rápido
   en el aire,
en carne, en un
   enjambre azul de
moscas, nuestro conocimiento
   del grácil

ciervo brinca ligeramente
   por la superficie.
Desmembrado, remembrado,
   finalmente está
vivo. Imagina
   el cuerpo

del que una vez formaron todos
   parte,
esos hombres a lo largo de
   las exuberantes riberas verdes
tratando de colarse
   y hacerse pasar

por el mundo natural.

 
Reading Plato

This is the story
   of a beautiful
lie, what slips
   through my fingers,
your fingers. It’s winter,
   it’s far

in the lifespan
   of man.
Bareheaded, in a soiled
   shirt,
speechless, my friend
   is making

lures, his hobby. Flies
   so small
he works with tweezers and
   a magnifying glass.
They must be
   so believable

they’re true—feelers,
   antennae,
quick and frantic
   as something
drowning. His heart
   beats wildly
in his hands. It is
   blinding
and who will forgive him
   in his tiny
garden? He makes them
   out of hair,

deer hair, because it’s hollow
   and floats.
Past death, past sight,
   this is
his good idea, what drives
   the silly days

together. Better than memory. Better
   than love.
Then they are done, a hook
   under each pair
of wings, and it’s Spring,
   and the men

wade out into the riverbed
   At down. Above,
the stars still connect-up
   their hungry animals.
Soon they’ll be satisfied
   and go. Meanwhile

upriver, downriver, imagine, quick
   in the air,
in flesh, in a blue
   swarm of
flies, our knowledge of
   the graceful

deer skips easily across
   the surface.
Dismembered, remembered,
   it’s finally
alive. Imagine
   the body

they were all once
   a part of,
these men along the lush
   green banks
trying to slip in
   and pass

for the natural world.

 

El escondite

   La última vez que lo vi fue en 1968.
París, Francia. El tiempo de los disturbios.
   Teníamos demandas. Las escuelas cerraron.
Un millón de trabajadores y estudiantes en huelga.

   Marchas, sentadas, helicópteros, gas.
Ellos te detenían a punta de pistola y te pedían la documentación.

Pasé 11 noches durmiendo en los pabellones. Discusiones.
                 Negociaciones.
Apresurándome al amanecer buscando cierto líder
   encontré su cara por encima de una fogata callejera.
No dijo él, diles que no hay concesiones.
   Su voz por encima del fuego como si no hubiera fuego—

el lenguaje flotando por todas partes sobre los cuerpos dormidos;
   y cajas de fruta donadas en secreto;
y hojas rasgadas (para el gas lacrimógeno) arrojadas desde ventanas cerradas;

y pan; y mantas; robadas a los bomberos.

La CRS (la policía del gobierno) llegaría al atardecer
   en pequeñas vans azules y nos acorralarían.
Una vez vi los láseres jugando en unas llamas.
   Las llamas entraron en el corredor de luz.

La celda donde estábamos estaba tan llena que nadie podía sentarse o recargarse.

   La gente se meaba sobre los otros. Noté cómo una chica
vomitaba suavemente sobre mi espalda.
   Encontré a dos americanos acorralados por casualidad,
su vuelo chárter se fue aquella mañana gritaban, ¿qué iban a hacer?

   Más tarde un hombre uniformado vino con una vara.
Empezó a golpear aquí y allá, encontró a una chica en su octavo mes.
   La golpeó frenéticamente una y otra vez.
La golpeó en el abdomen. Gritando ¿no te da vergüenza?

   Recuerdo la celda claramente
¿pero es por una fotografía? Pienso en las sombras como
   si aún las viera —las tiras brillantes
contra la pared— pienso que son reales —¿pero son de una fotografía?

¿Lo miro desde dentro—sus manos, su cara —

o es de las noticias?
   La parte más extraña de salir de nuevo fuera son las calles.
La luz sobre ellas.
   Todo sale a fuera cuando el muro se rompe.
Y el aire —denso de viviendas— el aire lleno —duplicado
   como si el aire libre

hubiera sido hecho para reproducir—
   El aire libre exprimido para ganar espacio hasta que los huecos se
                          derraman,

un piso tras otro.
   empezando a iluminarse mientras salgo caminando.
¿Qué tan denso está destinado a ser el vacío?

¿Qué estábamos encontrando en el aire?

¿Qué era lo que estábamos buscando?
   Fui a casa me senté lentamente en mi habitación alquilada.
Sentada largo tiempo con la ventana abierta,
   mirando cómo la cortina de gasa blanca muda de este modo y luego
                          de aquel otro
un poco—
   mirando cómo el aire la expulsa y la vuelve a meter. Pulmón
de la habitación con gritos callejeros en él. Mirando hasta que las luces
   afuera la convierten en oro, bombeando suavemente.
¿Quería despertarme otra vez? Estaba dentro. El siglo clicado.
   La mujer abajo llamó a no olvidar el

   pan. Crujido de helicópteros. Una voz en un micrófono emitiendo
advertencias.
   Hicieron acuerdos para regresar a trabajar.
El gobierno cayó pero después estaba bien otra vez.
   El hombre por encima del fuego, escuchando mi pregunta,

la camisa de lana roja que llevaba: ¿dónde está? ¿quién la tiene?
   Miró hacia atrás del siglo: sin concesiones.
Tomé el mensaje de vuelta.
   La mirada en sus ojos —mirando— al vacío—
             inexpresivo mientras piensa:
no—diles que no—

 
The Hiding Place

   The last time I saw it was 1968.
Paris, France. The time of the disturbances.
   We had claims. Schools shut down.
A million workers and students on strike.

   Marches, sit-ins, helicopters, gas.
They stopped you at gunpoint asking for papers.

I spent 11 nights sleeping in the halls. Arguments.
                Negotiations.
Hurrying in the dawn looking for certain leader
   I found his face above an open streetfire.
No he said, tell them no concessions.
   His voice above the fire as if there were no fire—

language floating everywhere above the sleeping bodies;
   and crates of fruit donated in secret;
and torn sheets (for tear gas) tossed down from shuttered windows;

   and bread; and blankets; stolen from the firehouse.

The CRS (the government police) would swarm in around dawn
   in small blue vans and round us up.
Once I watched the searchbeams play on some flames.
   The flames push up into the corridor of light.

In the cell we were so crowded no one could sit or lean.
   People peed on each other. I felt a girl
vomiting gently onto my back.
   I found two Americans rounded up by chance,
their charter left that morning they screamed, what were they
                    going to do?
   Later a man in a uniform came in with a stick.
Started beating here and there, found the girl in her eighth month.
   He beat her frantically over and over.
He pummeled her belly. Screaming aren’t you ashamed?

   I remember the cell vividly
but is it from a photograph? I think the shadows as I
   see them still—the slatted brilliant bits
against the wall—I think they’re true—but are they from a
                   photograph?
   Do I see it from inside now—his hands, her face—or

is it from the news account?
   The strangest part of getting out again was streets.
The light running down them.
   Everything spilling whenever the wall breaks.
And the air—thick with dwellings—the air filled—doubled—
   as if the open

had been made to render—
   The open squeezed for space until the hollows spill out,
story upon story of them.
   starting to light up as I walk out.
How thick was the empty meant to be?

What were we finding in the air?

What were we meant to find?
   I went home slowly sat in my rented room.
Sat for a long time the window open,
   watched the white gauze curtain sluff this way then that

a bit—
   watched the air suck it out, push it back in. Lung

of the room with streetcries in it. Watched until the lights
   outside made it gold, pumping gently.
Was I meant to get up again? I was inside. The century clicked by.
   The woman below called down not to forget the

   loaf. Crackle of helicopters. Voice on a loudspeaker issuing
warnings.
   They made agreements we all returned to work.
The government fell but then it was all right again.
   The man above the fire, listening to my question,

the red wool shirt he wore: where is it? who has it?
   He looked straight back into the century: no concessions.
I took the message back.
   The look in his eyes—shoving out—into the open—
            expressionless with thought:
no—tell them no—

 
así, no se vende
así, no les van a creer
suspendida
preciosa
olorosa
agresiva
sin corte separación ni hendidura
las piezas cuelgan
del culo enmarañadas
no enmarcan la obra porque es caro
se dan besos porque es gratis
no hay teatros
ni galerías
ni billetes chicos ni grandes
ni cambio
hay culos, perfume
tejido en ganchillo o crochet
una sola aguja, material rendidor
hacen tanto con tan poco
es la gloria
en la isla de los changos


 
regreso a conceptos y frases
en películas de Cronenberg
belleza interior
el deseo de ser abierta
la creación de la belleza interior
siempre es una decisión
no sabría tocar el ángulo de la belleza interior
y la imagen:
las amantes llevan cortes
cirugías
cuidados post operatorios
la ilusión de las máquinas
es crear y programar con precisión
tengo tenazas; cierto
lo que no recuerdo es
si miro
ejecuto
participo
necesito
estoy a favor o en contra
de esta cirugía


 
locura: lejanía. distancia
la madre de Malcolm X era distinta
la madre de Malcolm: 26 años en un hospital psiquiátrico
la locura agudiza la mirada
la locura engendra la voz del cambio


 
¿en qué dirección
proyectarías la casa?
siempre hacia dentro
bajo la superficie
hija
de todas las cosas
y madre
de nada


 
saca las manos del jean
porque las manos
a puro manosear
pueden cambiar
la función de las cosas
convertirlas
en arte
saca las manos del jean
tienes que mantenerte
viva


 
me está robando
y me hace feliz
los necios insisten
¿cómo quieren que nombremos su arte?
¿robo en voz alta, robo a capela, robo híbrido,
robo lectura o libre robo?
acordamos pocas cosas
acordamos que
no usamos
pegamento ni solvente



* Poemas pertenecientes al libro Pegamento y solvente (Pitzilein Books, 2024).