Poemas que cocinan
Allá va mi poema en ese camión
o la dejé tirada en la regadera
o se la di de comer a las hormigas.
Mi poema se quedó varada en casa
porque afuera no hay poesía
dice: A la vuelta de la esquina
mandíbulas gigantes
cuelgan de los panorámicos.
Quieren convertirme en su sirvienta
con una pistola en mi cadera
quieren que limpie su ruido
con una bala penetrando
el lado izquierdo de mi mano.
Veo que mi poema recoge su vestido
y lo mete en el refrigerador
dice: No te asustes
cuando los pedazos de vidrio
aderecen tu comida.
Mi poema suda mucho
si un militar sereno
ausenta la belleza
del vestido y del encuentro.
Veo a mi pequeña poema
cocinando frente a Word
cree que va a parir
pobrecita no recuerda
que ayer se le vino la niña.
Un poema con mapas blancos en su ropa
y blancas manchas en la cara
es un poema con baba seca
en la comisura de sus letras.
Un poema con tierra en las uñas
también trae lombrices en las sílabas.
Un poema que se quedó esperando
en la reja de la Escuela Primaria
es un poema al que su mamá
no le trajo su lonche de rimas.
Un poema que se meó en el banco
es un poema al que le huele
a puros miados su ritmo.
Un poema que duerme
con otros cuatro poemas en el cuarto
es un poema que por las noches
pega su frente a la pared
para sentir que tiene estrofas.
Un poema al que se le cayó
el kilo de tortillas en la calle
es un poema que pide fiado
para comer un taco de palabras.
Un poema que aprendió a cocinar
el huevo de diez formas distintas
es un poema que saboreó
la sazón de la analogía.
Un poema que se encontró
un peso en la banqueta
y con él marcó una cruz
es un poema que ya pagó su poética.
Quiero ponerle cabestrillos a mis versos
para que se sostengan.
Quiero darle aseo a mi lenguaje
porque el lenguaje es un riñón que se limpia
con la saliva que bebemos.
Hay costras de suciedad
que están en una relación tóxica con mi sillón.
Quiero unirme al carnaval
quiero unirme a la Fuerza Civil
pero ya no tengo fuerza para ser civilizada.
Mi padre se cayó borracho de las escaleras
mi madre tiene un derrame en el ojo.
Esta camisa de fuerza
va a reventar si me pongo tierna.
Versiones de Miguel Casado.
Ondas del aire
a Jacques Thiers
Subió las escaleras para encontrar el mar. No fume por su salud
o por mi hipocresía. Ahí fuera ahí fuera puede dibujar
las ondas con el humo. Ondas que caen en el suelo de América.
Invisibles. Sonoras. Ya casi en el aire, las ondas.
Siete de la tarde en la radio de Bastia. La mesa redonda invitaba al abrazo.
Sonaron palabras contando la historia, sonaron acordes
contando el lugar, hasta sonó el móvil que debería estar inmóvil.
Se movió el corazón. Eran las ocho de la tarde. Parecía siempre.
Ondas do ar
a Jacques Thiers
Subiu as escadas para encontrar o mar. Não fume pela sua saúde
ou pela minha hipocrisia. Lá fora lá fora pode desenhar
as ondas com o fumo. Ondas que caem no chão da América.
Invisíveis. Sonoras. Quase no ar, as ondas.
Sete da tarde na rádio de Bastia. A mesa redonda convidava ao aconchego.
Soaram palavras a contar a história, soaram acordes
a contar o lugar, soou até o telemóvel que deveria estar imóvel.
Moveu-se o coração. Eram oito da tarde. Parecia sempre.
Polifonías del alma
Sabía que tras las lágrimas vertidas en la platea vendría el poema.
Me entró por los ojos como si me bordase los tímpanos.
Escupí el hueso que se cruzaba en tu recuerdo como quien escupe
las cicatrices del mundo.
La isla me transformó la mirada al descubrir la ventana en que se agita
una consonante, luego otra, hasta encontrar la palabra.
Nuestras palabras: las palabras que se dicen con la boca de los sentidos
con la polifonía de los sonidos por los pliegues del paisaje
donde se instala el instinto que nos dice:
cíñeme el cuerpo, recibe en ti toda la energía del mundo.
Polifonias da alma
Sabia que depois das lágrimas vertidas na plateia chegaria o poema.
Entrou-me pelos olhos como se me bordasse os tímpanos.
Cuspi o caroço que atravessava a tua memória como quem cospe
as cicatrizes do mundo.
A ilha transfigurou-me o olhar a descobrir a janela onde se agita
uma consoante, depois outra, até encontrar a palavra.
As nossas palavras: as palavras que se dizem pela boca dos sentidos
pela polifonia dos sons pelas pregas da paisagem
onde se instala o instinto que nos diz:
cinge-me o tronco, recebe em ti toda a energia do mundo.
Este no sé
Mujer, ¿cómo te llamas? –No sé.
Wislawa Szymborska
Sentada en el vibrar del vidrio
miro los lirios de un jardín
al sur de mi cuerpo.
Me doblo para atar los cordones
de los zapatos. Pero me descalzo.
Pies olvidadamente felices.
La mesa se tambalea de carcoma
y se transforma alegremente en polvo.
Hace mucho que no suena el timbre
de la vida afuera.
Solo el lirio más blanco
era todavía flor.
Me pregunto en qué momento exacto
la realidad se vuelve
inesperadamente
interior a la piel.
Este não sei
Mulher, como te chamas? –Nao sei.
Wislawa Szymborska
Sentada no pulsar do vidro
olho os lírios de um jardim
a sul do meu corpo.
Dobro-me para apertar os cordões
dos sapatos. Mas descalço-me.
Pés esquecidamente felizes.
A mesa cambaleante de caruncho
transfigura-se alegremente em pó.
Há muito que não soa a campainha
da vida lá fora.
Só o lírio mais branco
era ainda flor.
Pergunto-me em que ponto exacto
a realidade se faz
inesperadamente
interior da pele.
Al alcance de la mano
(collage poético)
El corazón de la madre ilumina
el territorio de la mano.
Con impulsos rápidos
sube el dedo más largo
para agarrar al pájaro salvaje.
El dedo que indica el silencio
está coronado de estrellas.
Por la ladera derecha
se desliza el pez rojo
hasta el valle profundo donde se esconde
lo que no vemos.
Me nombro lejos de la mano
y luego regreso al pulgar
para acurrucarme.
Hay algo sagrado en los dedos cuando por ellos
se deslizan las palabras: mano, hoja, forma
y siempre mano.
Ao alcance da mão
(collage poético)
O coração da mãe ilumina
o territorio da mão.
Com pulsações rápidas
escala o dedo maior
para agarrar o pássaro selvagem.
O dedo que indica o silêncio
está coroado de estrelas.
Pela encosta direita
deliza o peixe vermelho
até ao vale profundo onde se esconde
o que não vemos.
Nomeio-me longe da mão
e logo regresso ao polegar
para me aconchegar.
Há algo de sagrado nos dedos quando por eles
escorrem as palavras: mão, folha, forma
e sempre mão.
Piel viajera
a Pedro
El mundo en la niña de tus ojos.
Un avión te cruza la mirada y aterriza
en mis sábanas.
Velas izadas nos llevan a la fuente
donde danzan peces de piedra.
Improvisas ideas brillantes.
Los recojo en una pulsera balanceándome sobre los canales.
En el puente murmuras gestos
que me vas dejando en los labios:
agua de las ostras que te ofrece el mar en la brasserie.
Por los surcos de la piel subimos al cráter
resbalando en la lava del corazón.
Arden las noches en torno a los tobillos.
Metes los pies en la arena y juntos
cavamos el olvido.
La gruta helada abriga forasteros.
Somos el otro mirando el sol
que nace en el dulce que se derrite en tu boca.
La suerte desafiándote
en el espejo que compraste en el mercadillo.
Así voy matando los días
con flechas que lanzo al tiempo.
Sentada en la memoria, todo esto.
Pele viajante
ao Pedro
O mundo na menina dos teus olhos.
Um avião atravessa-te o olhar e aterra
nos meus lençóis.
Velas içadas levam-nos à fonte
onde dançam peixes de pedra.
Improvisas ideias brilhantes.
Recolho-os numa pulseira a balouçar sobre os canais.
Na ponte murmuras gestos
que me vais deixando nos lábios:
água das ostras a oferecer-te o mar na brasserie.
Pelos sulcos da pele ascendemos à cratera
escorregando na lava do coração.
Ardem as noites em redor dos tornozelos.
Enfias os pés na areia e juntos
escavamos o esquecimento.
A gruta gelada abriga forasteiros.
Somos o outro a olhar o sol
que nasce no bolo a derreter-te a boca.
A sorte escancarada
no espelho que me compraste na feira.
Assim vou matando os dias
com flechas que arremesso ao tempo.
Sentada no memória, tudo isto.
La Nueva antología de poesía cancelada es una pieza que busca, a partir de una serie de pasos específicos, reflexionar sobre temas como la materialidad del lenguaje escrito, así como devolver a lo pictórico el carácter textual de la poesía y enmarcar este proceso en una especie de traducción, suponiendo que toda traducción de un lenguaje a otro implica una reescritura, una interpretación subjetiva y personal.
El proceso consiste en hacer una selección de poemas de diferentes autores que se enmarquen dentro de un tema específico. Después de seleccionar cierto número de poemas, estos son transcritos a mano a un lienzo previamente preparado, respetando su disposición en la página de la que fueron tomados. Posteriormente, cada poema es cancelado o bloqueado con pincel, de tal forma que el texto resulta ilegible y solo queda una serie de manchas que nos remiten al lenguaje escrito. El texto está ahí, y el poema también —simplemente no se puede leer.
—Iván Krassoievitch
*

Denise Levertov, “Our Bodies”.

Emily Dickinson, “Because I could not Stop for Death”.

Federico García Lorca, “Paisaje de la multitude que vomita (Anochecer en Coney Island)”.

Fernando Pessoa, “Islas afortunadas”.

Francis Picabia, “Vide”.

Sylvia Plath, “Morning Song”.
2019
Acrílico sobre tela en bastidor
22.5 x 30 x 1.5 cm
Las sílabas sonoras
A veces me pregunto si mi muerte
llamará la atención en este mundo
o acaso correré la misma suerte
de tantos otros que ya están durmiendo
en cajas que el olvido ha sepultado.
O si alguien en mi casa va a acordarse
del sitio que en la mesa yo ocupaba
y en el estudio sentirán los libros
que sus lomos mi mano no acaricia.
Condenados al fuego, pensaré
que no moví ni un dedo en su defensa.
Pero saldré de las moradas gélidas
templando el aterido corazón
con la llama de sílabas sonoras.
Monólogo
Con los puntos Don Limpio me regalan
catorce vasos de la marca Monti.
Hoy en el híper empiezan las rebajas.
La oferta recomienda la bayeta
mágica para el polvo. Tú le das
una pasada, basta hacer la prueba,
sin aceite ni spray para madera
y todo resplandece como nuevo.
Al barrer en el baño estar atento
por si un pelo. Y si algo sucediera
se deja todo como estaba antes.
Cuento en el pecho sílabas y acentos
tamborileo los dedos y allá voy
a la búsqueda exacta de la rima.
Nuestra casa
Tú y yo vivimos en un piso inmenso,
ya sin hijos y libres del tormento
de que llegue el dinero a fin de mes,
sin sustos ni sorpresas enojosas.
Tú en tus quehaceres sola en la salita,
yo con mis españoles en mi estudio.
Ya no tienen espinas nuestras rosas,
sólo los dos y cada vez más solos.
Hace años que sólo nos reunimos
a la hora del almuerzo y de la cena,
y esperamos ansiosos el momento
de acostarnos, cada uno en su rincón.
Para casos urgentes de importancia
siempre podemos recurrir al móvil.
Justa venganza
Si llegamos los dos a noventa años,
yo medio dislocado y alelado,
y tú sana del cuerpo y de la mente,
derecha como un huso, ello se debe,
me dirás con orgullo, a tantas horas
de gimnasio y a largas caminatas,
mientras yo alimentaba el alma mía
con poesía y demás gilipolleces,
te pregunto, si juntos alcanzamos,
yo hecho migas y tú como una rosa,
los noventa malditos en cuestión,
si por no haber seguido tus consejos
de mí te tomarás justa venganza,
encantada de todos mis achaques.
Por qué si me postran mil veces me levanto
Los patios internos.
Los baños y cocinas con pileta cuadrada.
Los ambientes semicirculares
con ventanal corrido.
Un aro de básquet en la calle
para que tire cualquiera.
El café exacto que todo lo arrasa
y todo lo eleva durante media hora.
El cielo cuando se decolora hasta quedar en blanco.
La pronunciación de un idioma extranjero
rodeándome como una atmósfera
cargada de sentidos ocultos.
Las charlas con mi hija en el balcón.
Las charlas con mi hija en un colchón
atravesado en el living, sin sábanas.
La mano de mi hijo adolescente
en mi mano cuando nadie lo ve
trazando la misma caricia que en la infancia.
La memoria de todas las caricias
que dejaron su dibujo indeleble.
Amplían fotos en un chat
Mi padre manda fotos de Brasilia.
Dos días después vemos La Paz
desde su habitación de hotel.
En el medio pasó por Buenos Aires
y nos saludamos por teléfono.
¿Todo bien? ¿El trabajo? ¿El avión?
Fotos de San Francisco.
Fotos de Honduras. De Vancouver.
Se mezclan verde y árido
y enseguida se mezclan blanco y cristalino
desde una y otra y otra
ventana en piso alto. Conozco
Toronto a través de su relato,
(lo puse en un poema, la di por conocida).
Mi padre viaja por trabajo.
Por el trabajo que es vivir,
mi padre viaja. A nosotros
nos hace sentir quietos
casi inmóviles
tanto despliegue paterno
incluso a sus setentaipico.
A contrahora nos llegan las imágenes
y nos decimos ¿todo bien?
¿el trabajo? ¿el avión?
¿Es correcto que estemos
siempre acá donde estamos?
Kayak
Del largo día que pasamos juntos
rescatás, un rato antes de dormir
el momento en que llevaste el bote
hasta la salida de la playa
y al final me impulsaste y me alejé
remando con tus remos
las manos acolchadas por tus guantes
la luz menguada por la visera de tu gorra.
Te gustó, me decís,
esa asistencia técnica.
Y yo, remando de regreso
vi tu pelo plateado y desbocado
que asomaba del agua marrón
como una luz de bienvenida.
¿Cuáles son tus leyes y cuáles las mías?
Eso siempre va a ser un secreto.
Nada funciona sino a los chispazos.
Chispa de pelo bajo el sol,
chispas entre remo y río,
chispas justo antes
de dormirnos.
Volví a tener un limón en la mano
Es algo tan perfecto de agarrar.
¿Esto yo lo sabía? ¿Me acordaba?
Miren mi mano: se ahueca espontánea
y no queda nada en ella que no sea
limón: lo fresco, lo rugoso, el peso,
el perfume terrible, la acidez.
No hay distancia entre la mano y el limón.
Significan lo mismo por un rato.
Doblamos por Libertador
Mi hija dice que el jacarandá
le parece un árbol de otro mundo.
Que esa bruma violeta
no puede estar en nuestro mismo plano.
Siempre quise tener
una conversación así:
se me viene a dar justo
con esta nena.
* Estos poemas pertenecen a Traducción de la ruta (Buenos Aires, Gog y Magog, 2020).
(1) Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
(3) que sin remedio dan al mismo número
Cesar Vallejo, 1892-1938
(Estatura: 1.72 metros.
Peso aproximado: 64 kilogramos.
ID: 74867-2-G-10.)
Los números tienen peso,1 historia; son un cúmulo de fracciones que anhelan tener un significado. Son topografías2 y coordenadas, medidas, esoterismos, íconos, imágenes sordas, fachadas, fechas, política. Entonces, ¿cómo se leen las cifras cuando son parte de un poema?3 ¿Cómo suenan los números en nuestra cabeza?
Podemos aspirar a leer los números, a cargarlos de sentido, inspiración o significado. Cuando la cantidad se hace parte de la escritura, más allá de las reglas gramaticales, ¿qué diferencia hay entre escribir “uno” y “1”? ¿Qué nos lleva a optar por una u otra decisión? Cifra y guarismo es una solución, una alternativa para exponerlos; dos vivencias de su sonoridad, de su alcance al pronunciarse: como si fueran un señuelo que nos atrae a la barbarie.
Escribir números para acercarse a ellos. Al verbalizarlos, nos detenemos como si fueran partes en otro idioma. Más allá de indicar cantidades, la aplicación de numerologías escapa del texto: ¿hay objetividad en los números? Podemos convenir en que las cantidades son parte de los discursos y, por lo tanto, pueden integrar la métrica, la música del lenguaje.
¿Acaso hay una métrica oculta en las cifras que componen a Pi? Wisława Szymborska, que nació en Cracovia —con una superficie de trecientos veintiséis mil ochocientos km2 y un prefijo telefónico actual de doce— busca en Pi su enigma, escribe los números en palabras, evitando los caracteres numéricos. ¿Una suerte de misa oculta? Los textos litúrgicos han funcionado como versos inamovibles en la historia de la música occidental. ¿Hay mantras en los números? En las cifras de Pi estamos ante un recitativo universal que traspasa el lenguaje, una especie de murmullo que doblega a la poesía. ¿Qué se ha adulterado en nuestra memoria? Tenemos la cifra, la sabemos infinita, somos neófitos y recitamos el número de Pi; veneramos tal número como si se tratara de un refrán universal.
Digno de admiración es el número Pi
tres punto uno cuatro uno.
Todas sus demás cifras también son iniciales,
cinco nueve dos porque nunca termina.
No deja abarcar
seis cinco tres cinco con la mirada,
ocho nueve con un cálculo,
siete nueve con la imaginación […]
Wislawa Szymborska, Poesía no completa,
trad. de Gerardo Beltrán y Abel Murcia, FCE, 2002, p. 285. ISBN 9786071616685
1. Pi
Es drástico el número de Pi: una palabra y, al mismo tiempo, un abismo para la avenencia. Se enseña en las pizarras, los gises garabatean símbolos, se decodifican a través de la escritura. Se cotillea al respecto, se blasfema en su nombre, se tergiversa su sentido en las pláticas de café. Esta cifra suena, es parte de una “cultura básica”. No es solo matemáticas: está insertado en un ditirambo abstracto de la enumeración. Es un número con una importancia que desconocemos, que es bello recitar, que suena bien en nuestras cabezas y en nuestra fantochería. En nuestros oídos resuena el refrán, el alarde: no es lo mismo 3.1416, que tres punto catorce dieciséis. ¿El número de π es lo mismo que Pi?
2. Los dichos
Escuchemos los números en nuestros dichos: “me cayó el 20”, “poner un 4”, “matar dos pájaros de un tiro”, “una imagen vale más que 1000 palabras”, “la tercera es la vencida”, “estar en el séptimo cielo” —que quizá es la que define mejor este texto: su poca rigurosidad me retiene en “el séptimo cielo” de la alucinación, de un merolico recitando los números pares o las tablas de multiplicar de las canciones infantiles.
2.1. Cantidades intangibles
Los números son cantidades tangibles:
- La suma de elementos en un ecosistema y el número de personas en un continente.
- Los últimos individuos de una especie en extinción.
- i. La progresiva fatalidad de la agonía, ii. la creciente tasa de natalidad, iii. las bruscas maneras de ver el mundo por cifras inexplicables, iv. los idiomas en desaparición, v. las tasas de mortandad, vi. las pulsaciones por minuto de un corazón: vii. un metrónomo.
¿No es esto una forma más del recitativo? Los números se manifiestan como sermones; la fe encarna en las cifras absolutas. ¿Certeza o desconfianza? Sin embargo, los números nos son dados como palabras sagradas o escritas en lenguas lejanas cuya sonoridad intuimos (maya, griego antiguo: la continuación de lenguas sin sonido).
3. Los ecosistemas perdidos
Hay una importancia en los números de seres vivientes, en las cifras de las últimas especies, un fetiche en las cifras “todopoderosas”. Una fe ciega en su exactitud:
Eliot Weinberger, que describió a 30 Changs de la historia y que tiene 206 huesos en el cuerpo, escribe:
Rinoceronte negro africano, ca. 1900: 2.000.000 − 3.000.000
Rinoceronte negro africano, ca. 1970: 65.000
Rinoceronte negro africano, ca. 2000: 3.600
Entre 1970 y 1987 murió el 85% de la población mundial de rinocerontes.
Rinoceronte blanco del norte: quedan 25; extinción inevitable.
Rinoceronte de Java: quedan 60; extinción inevitable.
Rinoceronte de Sumatra: quedan 300; extinción probable.
Rinoceronte indio: quedan 1.700; en rápida disminución.
Rinoceronte blanco del sur: quedan 4.600; posible conservación.
Eliot Weinberger, Algo elemental,
trad. de Aurelio Major (Atalanta, 2007), p. 170. ISBN: 9788493724702.
4. Apocalipsis
En el Apocalipsis de la versión de Casiodoro de Reina (quien le quedó a deber 13 reales al tonelero) y Cipriano de Valera, se lee: “Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número”. Al decirlo en voz alta se puede escuchar el retumbar de los caballos: esos doscientos millones adquieren una sonoridad; la tierra sabe que, cuando retumban los suelos hablamos, de un cuerpo sonoro. Quizá ciertas lenguas originarias podrían responder a esto mediante chasquidos consonánticos, ¿cuántos tronidos para decir “mil caballos”? ¿Será posible, mediante la repetición de fonemas o chasquidos, representar la cantidad?
Cuando escuchamos a los niños recitando las tablas de multiplicar —ese bullicio coral que se repite en las aulas de primaria—, la mnemotecnia se hace presente. Esa incoherencia de operaciones memorizadas que resuena en las aulas de primaria, esas operaciones matemáticas ciegas que se vuelven un catálogo sonoro (sería mejor decir: gritado, donde existe entonación y rítmica, incluso nostalgia por esa retahíla), ¿existirá en las grandes teorías de la física? Al precisar una fórmula matemática, ¿tendrá esta una coherencia en el oído, un sentido melódico, armónico, contrapuntístico?4 Las fórmulas matemáticas se pueden recitar: contienen una sonoridad que las engloba, una métrica oculta. El sonido es, entonces, parte de la solución a los grandes teoremas: las formulas matemáticas anhelan ser palabras para insertarse en la barbarie5 del lenguaje.
5. Cifras oficiales
Hay demagogia en los números:6 los manoseamos y redondeamos. Los números pertenecen a la ficción o a la fe, el “más o menos” el “qué tanto es tantito”: ¿no les rezamos así a los números enigmáticos que aparecen ante nosotros? Vemos con certeza los números de los censos del gobierno; creemos en sus cifras, con las que debemos estar conformes. Se habla de cifras oficiales, ¿no es eso una tragedia? En los poemas más contestatarios las vemos como si fueran la verdad, nuestra única medida de lo que nos cuenta —como seres, como muertos, como desaparecidos, como no nacidos—. Caemos rendidos a sus pies.
Vladimir Mayakovski, que llenó 17 formularios para conseguir el papel con el que le dejó a Lilia Brik su nota de suicido, escribe:
150.000.000 es el nombre del artífice de este poema.
Su ritmo: la bala.
Su rima, el fuego saltando de un edificio al otro.
150.000.000 hablan por mi boca.
Esta edición fue impresa con la rotativa de los pasos,
en el papel vitela del adoquinado.
¿Hay quién pregunte a la luna?
¿Hay quién pretenda que el sol le rinda cuentas?
Vladimir Mayakovski, Conversaciones con el inspector fiscal y otros poemas,
trad. de Federico Gorbea, Ediciones 29, Barcelona, 1997. ISBN: 8471754304.
5.1. Historia fantástica
Los números son historia. Las fechas tienen el poder de llamarse palabras, no sólo por su carga de motivos sino porque la fecha implica una entidad totémica: encuadra, traslada, categoriza. Las fechas son un bestiario lleno de rasgos fantásticos, pero también entidades marginales, acotadas. Algunas requieren una explicación y se muestran indómitas, retraídas, aunque siempre pueden moldearse. ¿Cuántas fechas podemos usar a nuestro favor? Se usan para justificarse, se argumenta con ellas; no se trata del número sino aquello que contiene: un vertedero de historia caprichosa, cargada de pesos militantes, relativos, pertenecientes a la ficción. Se podría decir que la historia habla en fechas, puesto que sus contenidos invocan las visiones de Heródoto. Qué bellas las cronologías con mínimas explicaciones, simples sucesiones de hechos en cuadernos de registro de los edificios gubernamentales. Qué emocionantes las biografías de grandes artistas, por las que solo se sabe de sus movimientos y pagos recibidos. Un puñado de coordenadas y adeudos: único legado de su cotidianeidad.
6. Capicúa
2112
7
Dos mil ciento doce
Dos, uno, uno, dos.
7. El verso
Vemos la métrica en los números que, siendo parte de los versos, forman la rítmica silábica sin dejar de ser palabras. El gran enigma.
¿El número permite neologismos? ¿Nos encontramos ante la figura más hermética de todas, la más aséptica? ¿Podemos alterar las cifras? Sonoramente hablando, son intocables: ¿cómo alterar el número sin que se vuelva de otra naturaleza, sin que se pierda su particularidad y se convierta en un garabato infantil? Los números son los balbuceos iniciales, el génesis de ese sonido único, inamovible.
Violeta Parra, que se presentó en 325 espacios circenses, escribió en una canción:
Una vez que me asediaste
dos juramentos me hiciste,
tres lagrimones vertiste,
cuatro gemidos sacaste,
cinco minutos dudaste,
seis más porque no te vi;
siete pedazos de mí,
ocho razones me aquejan,
nueve mentiras me alejan,
diez que en tu boca sentí.
8.2. Escuchar y ver los números
- Existe una libre asociación en los números.
- Los costos de las frutas son una definición.
- Todos los dibujos son números.
- Los números, paradigma de lo abstracto.
- Buscamos contar todos los mundos del número.
- Son nombres propios de cosas comunes y corrientes.
- Establecen el orden del deseo.
- No debemos confiar en nada que nos expliquen con números.
- Son fonemas exentos de la voz.
- Afirman que no podemos comunicarnos.
- Se hacen a medias tintas.
- Dios es el peor ejemplo de número.
- Las cifras pueden confundirse con hechos.
- Lo cultural no es numérico.
- Los montones de cosas que vemos no son números.
- Las distancias en años luz crean poemas muy difíciles.
- Los códigos binarios no son un nuevo mundo.
- Las cláusulas de tu divorcio son únicamente decorativas.
- Todo está en puntos decimales.
- Pensar en los días vividos constituye un acto de fe.
- Los juegos del bingo no son más que tardeadas.
- La fecha del fin del mundo es un divertimento escrito por Mozart en 1791.
- Los pasos que hay de tu casa a la mía son lo más burdo que se puede decir.
- Tenemos un cúmulo de gestos que aún no tienen nombre.
- La muerte no es el fin del número.
- Los pequeños pastos que le salieron a tu maceta no están alineados con las estrellas.
- Los peces que recorren el Nilo son cualitativos.
- Tenemos todas las juventudes del Rey Salomón.
- Solo se ha dado un beso y lo dio Bruto.
1 En alemán, la palabra “peso” se compone de 7 letras; en francés, de 5; en checo, de 8; en ruso, de 3.
2 Las mediciones topográficas se realizan en metros que equivalen a: 1) diez decímetros, 2) cien centímetros, 3) mil milímetros, los cuales equivalen a 39.3701”.
3 La epopeya de Gilgamesh, redactada hacia el 2750 a.C., y compuesta de cinco partes, es considerado el poema más antiguo del que existe registro.
4J. S. Bach escribe la Ofrenda BWV 1079 a partir de un tema original del rey Federico II de Prusia. Al no quedar conforme con su improvisación ante el monarca, escribió la partitura con la siguiente leyenda: “Regis Iussu Cantio Et Reliqua Canonica Arte Resoluta” [“El tema proporcionado por el rey, con adiciones, resuelto en estilo canónico”]. Si se lee el inicio de cada palabra, resulta la palabra “Ricercar”: la denominación que se daba a la fuga en la época. Con ello, Bach logra una de las formas canónicas más soprendentes de la historia. Este es el tema original de Federico II: 
5 Entre los bárbaros se encuentran: 1) celtíberos, 2) ausentanos, 3) ceretanos, 4) ilercavones, 5) ilergentes, 6) indigentes, 6) lacetanos, 7) layetanos, 8) saramitas, 9) alanos, 10) burgundios, 11) vándalos, 12) visigodos, 13) ostrogodos, 14) suevos, 15) cimbrios, 16) teutones, 17) ambrones, 18) erulos, 19) rugios, 20) lemovios, 21) helecones, 22) sidenios, 23) gépidos, 24) anglos, 25) jutos, 26) sajones.
6 “Bienvenido”, traducido a números binarios, es: 01000010 01101001 01100101 01101110 01110110 01100101 01101110 01101001 01100100 01101111 01110011.
7 “Una operación racional, sin implicar el paso a un nuevo plano del ser, ni a una nueva profundidad de la conciencia; es la figuración, a un mismo grado de conciencia, de aquello que ya puede ser muy bien conocido de otra manera. El símbolo anuncia otro plano de conciencia diferente de la evidencia racional; él es la cifra de un misterio, el único medio de decir aquello que no puede ser aprehendido de otra manera; no está jamás explicado de una vez por todas, siempre ha de ser de nuevo descifrado, lo mismo que una partitura musical no está jamás descifrada de una vez por todas, reclama una ejecución siempre nueva”. Henry Corbin.
Afilador de ñúes
Me encanta la palabra astromelia
pero me decepciona su significado.
Tendría que hablar de una estrella
del tamaño de un puño, de un zorrillo
cubierto de púas o de una persona ahogada
por amor. Es lo malo de las palabras, nunca saben qué es lo que más
les conviene. Por eso a veces las golpeo con
una barra de metal, aunque preferiría hacerlo
con un cernícalo. Con una grosella.
Cada día descubren treinta nuevas especies
El mejor escritor de su generación descansa
en una silla
mientras el mejor escritor de su generación
lo espía por la ventana.
Ambos ignoran
que el mejor escritor de su generación
los observa desde un auto
a veinte metros de distancia.
Mientras tanto
muy lejos de ahí
el mejor escritor de su generación
no sabe de la existencia de ninguno de los tres
y distraído prepara el desayuno.
Lo que no sabemos de la luz
La hemos sentido
como una tela delicada
que nos cubre el cuerpo a medias.
También ha sido polvo
dentro de los ojos
y consuelo. El punto
que seguimos para no vagar
en zonas abisales. Una ola. Pero
jamás conoceremos
a qué sabe, qué es
lo que susurra, qué se siente
que te invada. Para nosotros
se quedará en la superficie. Los tratados, las
naturalezas muertas
solo hablan
de lo que no entendemos, del hilo
que no existe. De cómo
la más simple hoja, el tallo
más ligero
saben cosas que ni siquiera imaginamos.
Todo se nos cae de las manos
Un hombre dijo
“esta pala es mía
y lo será siempre”.
Un hombre que amaba
su pala.
“Las cosas pueden pertenecernos”
decía una
y otra vez, mientras
la lustraba
cuidadosamente. Pero
una mañana
el hombre estaba frío y azul.
La pala ya no era amada
por nadie. Eso mismo pasó
con una mujer y su hormiga, con un niño
y su barra de metal.
Nuevos reportes
llegan cada vez que exhalamos.
Versiones de Natalia Moreleón.
Escucho el mar
Escucho el mar. Con dirección del viento del noroeste, orquesta
completa de cuerdas y alientos que se eleva
y el eco lejano de percusiones
sobre las rocas.
Espléndido traslado.
¿Espléndido? Despreciable.
Que en vez de los tediosos
conciertos clásicos a la sombra
me traslade mentalmente a las agitadas aguas
de una Amorgós existente –
Cómo vine a imaginar ahora estos vientos del noroeste
y alientos
que ni siquiera el susurro de las corrientes
balbucee.
Escucho el mar. O más bien, intento.
Es bello, en verdad.
Como si fuera de mentira.
Ακουω τη θαλασσα
’Ακούω τη θάλασσα. Με διέυθυνση μαΐστρου, ολόκληρη
Ορχήστρα εγχόρδων και πνευστών να υψώνεται
Κι από μακριά ο αντίλαλος κρουστών
Πάνω στα βράχια.
Σπουδαία μεταφορά!
Σπουδαία; Κατάπτυστη.
Πού αντί απ’ τ’ ανήλιαγα
Κοντσέρτα πλήξης κλασικής να μεταφέρομαι
Νοερά στ’ ασίγαστα νερά
Μιας Αμοργού υπαρκτής,
Πως μου ’ρθε τώρα να φαντάζομαι μαέστρους
Και πνευστά
Που μήτε ψίθυρο ανεμόεντα’
Να ψελλίσουν.
Ακούω τη θάλασσα. ’Η μάλλον προσπαθώ.
Ωραία που είναι, αληθινή.
Σαν ψέμα.
Amorgós
Esta roca con su sal
no es lugar. Es tu tiempo.
Y su agua
que te regó nacido apenas,
lo primero después del amniótico.
Algo negro mama en su nombre
A m o r g o s
Así como circula ampliamente sobre la noche
estrellada
la noche la más –
que brille entonces también la pequeña luciérnaga
estrella fugaz
década sesenta del siglo veinte.
Aunque se haya ido
silba el barco invisible
del arado
Moshanthi Marilena Jonio
con la quilla surcando
en línea
el mar de la nostalgia
el estéril.
Αμοργος
Αυτός ο βράχος με το αλάτι του
Δεν είναι τόπος. Χρόνος σου είναι.
Και το νερό του
Που σε ράντισε ασαράντιστο,
Πρώτο μετά το αμινιακό.
Κάτι αρμέγει μαύρο στ’ όνομά της
Α μ ο ρ γ ό ς
Όπως πλατιά που πλαταγίζει απάνω αστερόεσσα
Νύχτα.
‘Η νύχτα η πιο –
Να φέγγει τότε κι η μικρή πυγολαμπίδα
Διάττοντας
Δεκαετία εξήντα του εικοστού
Κι ας έφυγε
Σφυρίζει αρόδου
Το παπόρι αθέατο
Μοσχάνθη Μαριλένα Ιόνιον
Με την καρίνα οργώνοντας
Γραμμή
Τη θάλασσα της νοσταλγίας.
Την άγονη.
La celda
Afuera salpican los colores del día
pensamientos emociones rasgan el vacío.
Y tú encerrado, bajo llave, confinado
entre cuatro paredes.
Το κελι
Έξω παφλάζουνε τα χρώματα της μέρας
Σκέψεις αισθήματα χαράζουν το κενό.
Κι εσύ κλεισμένος κλειδωμένος έγκλειστος
Στους τέσσερις στίχους.
Las casas
Por eso me enamoré de las casas. Y también así de los hombres
que se parecen a las casas.
Llevan sandalias de paso pero no viajan
sólo la mirada por las ventanas sueña
hasta el otro lado. Empollan silencio. Y se evaporan
sus entrañas en compasión por el inquilino
que se hunde mientras mantiene esas casas. Ignorante
las fortifica por todas partes pero libre
engendra un gusano en las recámaras.
Las casas son fortalezas. Son también olas
con muros de espuma
son también anclas
que aunque se diluyan en la profundidad aguantaron
hábitos de baúl.
Muchas son sepulcros,
con entradas de mármol. Familiares.
Apenas cae la noche prenden sus faroles
y sombras inválidas se juntan
a recordar en la pantalla de un salón
cómo será el mundo de arriba.
Las casas disponen de grabadoras
teléfonos antenas amplificadas
las herramientas de una ya avanzada
metafísica. Y del barandal de la terraza envían
con espejos solares
señales estentóreas
el último tam-tam hacia el más allá.
Por fuera se regula el volumen
barullo de despedidas y claxon de calles.
Las casas no saben nada. Mienten con descaro
no escucharon no vieron. Es que visten
la pétrea inflexibilidad del sirviente – esperando
y al mismo tiempo temiendo
un posible despido del amo.
Hacen amistad con animales
y céspedes domésticos. Circula en sus venas el agua
abrasadora de las tuberías. Tienen corazón y rugido
ardiente.
Esto sé al respecto. Y bastó
para enamorarme de las casas hasta la muerte.
Hasta su propia muerte claro.
Que mientras llenan de ternura hasta arriba, jamás
se doblan o sudan.
Pero cuando llega la hora y cuando es necesario
con compresora en la sien y sin contacto
terminan en polvo, golpe seco, tolvanera.
O íntegramente,
como cipreses que vivieron siglos de soledad
resistiendo,
el hacha de un sismo repentino
que las demolerá.
Τα σπιτια
Γι᾽ αὐτό ἐρωτεύτηκα τά σπίτια. Καί τούς ἀνθρώπους βέβαια
Πού μοιάζουνε μέ σπίτια.
Φορώντας πέδιλα μετοικεσίας δέν ταξιδεύουνε
Παρά τό βλέμμα τῶν παραθυριῶν ρεμβάζοντας
Ὥς τό ἀπέναντι. Κλωσσᾶνε σιωπή. Καί ἀχνίζουνε
Τά σπλάχνα τους συμπόνια γιά τόν ἔνοικο
Πού καταρρέει καθώς τά συντηρεῖ. Ἀνίδεος
Τά ὀχυρώνει ἀπό παντοῦ μά ἐλεύθερο
Γεννοβολάει στίς κάμαρες ἕνα σκουλήκι.
Τά σπίτια εἶναι κάστρα. Εἶναι καί κύματα
Μέ τοίχους ἀπό ἀφρούς
Εἶναι καί ἄγκυρες
Πού ἄς λιώνουν στόν βυθό κρατήσανε
Συνήθειες κιβωτοῦ.
Πολλά εἶναι τάφοι·
Μέ εἰσόδους καλλιμάρμαρες. Οἰκογενειακοί.
Μόλις βραδιάσει ἀνάβουν τά καντήλια τους
Καί συνωθοῦνται ἀνάπηρες σκιές
Νά θυμηθοῦν σέ ὀθόνη σαλονιοῦ
Πῶς νά ᾽ν᾽ ὁ ἀπάνω κόσμος.
Τά σπίτια διαθέτουν μαγνητόφωνα
Τηλέφωνα κεραῖες ἐνισχυτές
Τά σύνεργα μιᾶς προηγμένης πλέον
Μεταφυσικῆς. Κι ἀπ᾽ τήν ἀκρώρεια τῆς ταράτσας στέλνουνε
Μέ κάτοπτρα ἡλιακῶν
Στεντόρεια σήματα
Τό τελευταῖο τάμ-τάμ πρός τό ὑπερπέραν.
Ἀπέξω κλιμακοῦται ἡ ἔντασις
Ὁδομαχίες χαιρετισμῶν καί κλάξον λεωφόρων.
Ἐκεῖνα δέν γνωρίζουν τίποτα. Ψεύδονται ἀσύστολα
Δέν ἄκουσαν δέν εἶδαν. Εἶναι πού ἐνδύονται
Τήν πέτρινη ἀκαμψία τοῦ ὑπηρέτη – ἐλπίζοντας
Μά ταυτοχρόνως τρέμοντας
Τοῦ ἀφέντη τους μιά πιθανή ἀπώλεια.
Πιάνουν φιλία μέ ζῶα
Καί πόες κατοικίδιες. Κυλάει στίς φλέβες τους θερμό
Νερό τῶν σωληνώσεων. Ἔχουν καρδιά καί βρυχηθμό
Καυστήρα.
Ἐτοῦτα ξέρω σχετικά. Καί ἀρκέσανε
Νά ἐρωτευτῶ τά σπίτια ἕως θανάτου.
Ἕως τοῦ δικοῦ τους τοῦ θανάτου βέβαια.
Πού ἐνῶ γεμίζουν τρυφερότητα ὥς ἀπάνω, οὐδέποτε
Λυγίζουν ἤ ὀρρωδοῦν.
Μά ὅταν φτάσει ἡ ὥρα κι ὅταν χρειαστεῖ
Μέ κομπρεσέρ στόν κρόταφο κι ἐξ ἐπαφῆς
Σέ σκόνη κρότο κουρνιαχτό τελειώνουνε.
Ἤ ἀκέραια,
Σάν κυπαρίσσια πού ἔζησαν αἰῶνες μοναξιά
Καί ἄντεξαν,
Ἕνα τσεκούρι αἰφνίδιου σεισμοῦ
Θά τά τσακίσει.
Este verano me quedaré en Europa y así darás por entendido que los anteriores veranos crucé el océano
De vértice a vértice se traza la línea de todas las cosas.
Lo digo para especular. La especulación es la medida
más exacta. Y añado que tal poder nace a partir de aquello
que al principio las personas sin ojos sí se atreven a pedir.
Saber que había que cogerla por el pelo y convertirse
cada uno en un extremo del teatro y en el otro,
dispararon salvas y muchos cohetes. Cada uno
va a comer a su casa. Es un acto que tiene una sola
forma, pero en potencia miles.
Así entiendo la presencia. No existen descripciones
al margen del jardín. Y en un momento
volvió otra vez a turbarse hasta el punto
de enumerar veintidós mil seiscientos noventa y cinco
árboles de distintas especies.
Crece la cizaña en desuso, inventando sin querer
una habitación muy pequeña donde solo entran
hombres que juegan a los naipes con los pies.
Si mal no recuerdo, tocaba la trompeta y batía las alas,
o mejor, tenía tronco de oro y ramas de oro
y aunque parecía un árbol, batía las alas.
Hay otra categoría, pero nunca vi natural
mezclar en la boca e irlo desbastando, es decir y lo digo,
para mostrar la falsa imagen de lo que seguramente
encierro.
Se baña en una fuente para volver al estío que hace hervir,
no solo la sangre habla de lo suyo y ha de buscar al caer la noche,
más allá de la tierra cultivada, una sombra.
Debió de sentir que más allá de la tierra cultivada se urde
una sombra. Como quien escribe en su biografía
pero sin suerte. Lo digo porque exagero pero, sobre todo,
para cruzar el océano, sé simple, ten gracia.
Lo usual es que el paso del tiempo proyecte una sombra,
sí. Ocurre con la mentira algo parecido al coito,
tanto en intensidad como en duración. Me gustaría
que me devorara sin descanso.
Lo digo para exagerar. La estéril finge ser fecunda.
Pero también para que la cuiden. Se da cuenta
de que está desnuda y teme desentonar la sinfonía
salvaje. Pero, sobre todo, en el nombre propio,
viene destinado el fracaso.
Es el único sentimiento soportable.
Cuando te queda muy poco y escondes el resto.
Seguramente sea Mozart el personaje más famoso al que se le ha atribuido el síndrome
Le debía más a la fantasía que a los datos concretos.
Las curas milagrosas no conciernen solo a los judíos.
La yaya decía jodíos y tócate el pijo. Muchos golpes,
pero ninguno tan sucio que no se pueda lavar.
Ahora soy mejor. En el sentido de que no me libero de él.
Sin embargo, existe una sombra que engendra y disemina
lo mismo: la paz de las alturas.
Haz que sea salvo y no te negaré que acudí
no para compadecer,
sino para abatir.
Mozart era un gilipollas. Trabajaba a la luz de las velas.
Un hombre ardiente se quema y la multitud asume
que solo es sobrenatural quien puede.
Es el anillo de Waldeyer
Johann Lukas Schönlein vive con sus padres. Su madre muere, se queda solo con su padre y, simbólicamente, forma una pareja con él. Una amiga se lo hace notar y es un shock.
Se va a un monasterio, se levanta para orinar a menudo, incapaz de vaciar por completo la vejiga, ve a un perro que tiene una erección, coge un palo y golpea al perro hasta matarlo.
¿Limpio, no limpio, cruel?
Las metáforas son un argumento para la guerra, pero nadie aspira a tanto.
¿Normal, no normal, lógico?
El título quiere decir que las afirmaciones de este poema deben ser tomadas sin sentido místico alguno. Todos besamos sus pies y sabemos lo que significa. El lenguaje de los sueños es un lenguaje estúpido, dado que está saliéndose del tema debe ser comprendido de manera indirecta.
¿A quién le importa, a quién no le importa, importa?
La importancia de una laguna no está en relación con su superficie, sino con su profundidad. Si no sabe en qué día vive, el día no llegará.
No es un mensaje de esperanza, es evidente que Schönlein no lo hizo.
¿Cuántos de los pacientes advirtieron que “una vez tuve un sueño” ha sido siempre la premisa?
Versiones de Juan Manuel Portillo.
1. Lachrimae verae
Señor crucificado, en tu cruz nadas
sin movimiento. En infernales sueños
se mueve el cuerpo a veces pero en vano
y se vuelve uno con la eterna pérdida.
De una culpa que se ahoga eres el náufrago,
la redención del mundo en la colina.
Tuyo el cuerpo torcido por nosotros
en paciencia propicia para enmienda.
Yo no puedo desviarme de lo que hago;
tú no puedes huir de lo que soy.
Tú no moras en mí ni yo te habito
no importa cuánto en ti me regocije
o responda a tus amos del ingreso,
renunciando a los goces que condenan.
1. Lachrimae Verae
Crucified Lord, you swim upon your cross
and never move. Sometimes in dreams of hell
the body moves but moves to no avail
and is at one with that eternal loss.
You are the castaway of drowned remorse,
you are the world’s atonement on the hill.
This is your body twisted by our skill
into a patience proper for redress.
I cannot turn aside from what I do;
you cannot turn away from what I am:
You do not dwell in me nor I in you
however much I pander to your name
or answer to your lords of revenue,
surrendering the joys that they condemn.
2. Mascarada de tinieblas
Esplendor de la vida tan espléndida-
mente contenida, asible brillo.
Luz de oriente encarnada, acariciable,
el dios Amor con ojos de diamante,
mundanidad celeste en que se apaga
angélico pensar, festín de Midas,
el ansia pétrea del desposeído
confinado al Edén por sus demandas.
Amor propio, amo servil del trato,
conquistador de moda y de renombre,
modela cielos en su mascarada,
sus intensas imágenes de estrellas,
hasta agotarse, y todo lo que ha hecho
se desvanece en caos de oscuridad.
2. The Masque of Blackness
Splendour of life so splendidly contained,
brilliance made bearable. It is the east
light’s embodiment, fit to be caressed,
the god amor with his eyes of diamond,
celestial worldliness on which has dawned
intelligence of angels, Midas’ feast,
the stony hunger of the dispossessed
locked into Eden by their own demand.
Self-love, the slavish master of this trade,
conquistador of fashion and remark,
models new heavens in his masquerade,
its images intense with starry work,
until he tires and all that he has made
vanishes in the chaos of the dark.
6. Lachrimae antiquae novae
Señor crucificado, tan desnudo,
vives no-visto en esa desnudez,
puesto al alcance del beso de judas
de nuestra devoción, vencido de oro,
con recreaciones, contrición predichas:
aromas del amor cruzan la selva
de la retrospección, un loco anhelo
y sin objeto encarna en carnal niño.
Para sí hermosos se deslíen los íconos;
desaparecen leones y ermitaños.
El triunfalismo goza en hueco horror,
sumando triunfos del festivo año.
Te encontramos herido por la lanza.
El reino es engullido con tu sangre.
6. Lachrimae Antiquae Novae
Crucified Lord, so naked to the world,
you live unseen within that nakedness,
consigned by proxy to the judas-kiss
of our devotion, bowed beneath the gold,
with re-enactments, penances foretold:
scentings of love across a wilderness
of retrospection, wild and objectless
longings incarnate in the carnal child.
Beautiful for themselves the icons fade;
the lions and the hermits disappear.
Triumphalism feasts on empty dread,
fulfilling triumphs of the festal year.
We find you wounded by the token spear.
Dominion is swallowed with your blood.
7. Lachrimae amantis
¿Qué hay en mi corazón que te disputas
su amor tan fieramente? ¿Y qué cuidado
te trae como un extraño hasta mi puerta
por larga noche y por rocío de hielo
buscando el corazón que no te hospeda,
que religiosamente se resguarda?
En oscuro solsticio a escarcha y fuego
tu antigua herida sangrará de nuevo.
Tantas noches el ángel de mi hogar
nutrió consuelo urgente con un sueño,
murmuró “tu señor viene, se acerca”
que he dormitado con mi media fe en
tonos puros de culpa y de promesa:
“despertaré mañana a recibirlo”.
7. Lachrimae Amantis
What is there in my heart that you should sue
so fiercely for its love? What kind of care
brings you as though a stranger to my door
through the long night and in the icy dew
seeking the heart that will not harbor you,
that keeps itself religiously secure?
At this dark solstice filled with frost and fire
your passion’s ancient wounds must bleed anew.
So many nights the angel of my house
has fed such urgent comfort through a dream,
whispered ‘your lord is coming, he is close’
that I have drowsed half-faithful for a time
bathed in pure tones of promise and remorse:
‘tomorrow I shall wake to welcome him.’