marzo 2025 / Ensayos

Algo sobre la poesía y el poeta Sabines

El PdeP agradece la publicación de este inédito a Tania Favela, albacea literaria de Gloria Gervitz, y a la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana, que custodia el archivo personal de la poeta.

—La Redacción

Hace varios años leí en la Revista de la Universidad [de México] el poema Algo sobre la muerte del Mayor Sabines. Quedé profundamente conmovida y deslumbrada; no recuerdo haber leído nunca antes, con excepción tal vez del Kaddish de Allen Ginsberg, un poema en el que la experiencia desgarradora de la muerte de un padre se transformara en una poesía tan intensa, tan verdadera, tan misteriosa. Desde entonces [Jaime] Sabines (1926-1999) me ha acompañado en la vida.

A mí me cuesta mucho trabajo hablar, explicar, definir y dar juicios sobre poemas y autores a los que amo. Lo único que se me ocurre es regresar a ellos, a su obra, lo que verdaderamente cuenta; parafraseando al viejo Ezra [Pound], ir a las fuentes.

El material de la poesía es el lenguaje, y la poesía es quizá la más humana y la menos material de las artes, la que permanece más cercana al pensamiento que la inspiró.

Mnemósine, la madre de las musas transformada directamente en memoria, es uno de los medios de Sabines para fijar el recuerdo; esta cercanía en el recuerdo vivo permite a la poesía de Sabines permanecer, retener su durabilidad más allá, incluso, de la página escrita o impresa.

Hay poemas que piden ser escritos en la exaltación como el propio Algo sobre la muerte del Mayor Sabines; otros proceden de la emoción recordada en la serenidad como el de “Tía Chofi”. Yo no sé quién fue la tía Chofi ni tampoco tengo una, pero todos hemos conocido a esas muchachas que se hicieron viejas y a las que la falta de caricias les devastó la piel.

Escribir poesía es un acto de fe. Nunca sabremos con certeza si lo que se ha escrito tiene un valor permanente. Una pudo haber desperdiciado el tiempo, modificado su vida para nada. ¿Cómo saberlo? No hay forma. Quizá la importante es haberlo intentado. Escribir es algo misterioso; se da en lo oscuro de una misma como las sibilas en la oscuridad de la cueva para poder decir el oráculo.

La poesía tiene mucho de alquimia. Borges decía que tal vez la literatura no es otra cosa que un sueño dirigido; no podemos definirla sin diluirla. Lo que hace a un poeta como Sabines es una especie de persistencia con la naturaleza emocional, una disponibilidad, unidas a una forma peculiar de control y la necesidad indefinible e imperiosa de expresar situaciones, reflexiones, sueños y sentimientos que piden ser escritos, dichos.

Una no se pone a pensar por qué escribe ni para quién a la hora de hacerlo, pero desde el momento en que aceptamos que un poema tiene vida propia, también, simultáneamente, debemos aceptar que su destino es imprevisible; que nuestros análisis, juicios e interpretaciones pueden resultar muy interesantes aunque peligrosos, aun si proceden del mismo poeta. Antes de escribir acerca de una obra poética, el crítico honesto debe siempre mantener un acuerdo silencioso con el lector honesto: sus escritos son sólo intentos de aproximación y de ninguna manera un sustituto del poema, y deben olvidarse con rapidez para que una pueda regresar al poema. [Yorgos] Seferis escribió en su diario que los cuerpos vivos amedrentan porque son extraños e impredecibles. Pero la vida es así, extraña e impredecible, y si no podemos ver esto en la poesía es mejor quedarnos callados. Y la de Jaime Sabines es un cuerpo vivo.

Julio de 1986

 

 


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