No. 76 / Febrero 2015
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A. Whitaker |
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A. Whitaker (Ciudad de México, 1986) Coordinador de Artes Escénicas del Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto A.C. Artista multidisciplinario. Su obra está enfocada en la intervención de transporte y espacio público mediante poesía escénica, narración oral y spoken word. Obras visuales suyas aparecen en el libro Punto de Fuga. Dirige el Taller de Poesía escénica del Auditorio Ché Guevara de la FFyL, UNAM. Actualmente participa en varios montajes escénicos como actor y director. Polaroid desde el balcón de un peripatético no muy conocido La calle se va ensanchando en esa hora en que la luz se precipita desde las farolas. Se nutre de frentes aperladas; las gotas que alcanzan a pasar más allá del cuello almidonado caen al piso y fecundan la sombra de los transeúntes. Algo esencial se desprende de ellas y sube hasta que se desvanece entre las corbatas y los bolsos que remueven con su paso el vapor humano tejido en las corrientes. La calle crece, respira y se convierte en casa. Hombres viejos se recuestan a los pies de lo divino, viejos todos ellos. Abuelos de las discotecas; padres de las horas laborales. Esperando que la jubilación —misma que les tomó tan de sorpresa un día— por fin termine; hombres jóvenes, vigorosos caracoles que se dejan la vida a cada tramo recorrido, de aquí para allá y de allá para aquí. —Siempre aquí y allá de ida y vuelta— excelentes muchachos; responsables, respetables. Reemplazables todos ellos, tan perfectos que aquel puede cubrir con su mano exactamente la misma porción de futuro que éste —Y viceversa— siempre alertas de que el reloj no pierda ni un sólo segundo. Porque la casa-calle tiene ventanas, es que podemos, desde otra perspectiva, mirarnos a nosotros mismos zumbando de un lado a otro intercambiando signos, planeando escapes, poli(t)nizando arterias congestionadas que desembocan velozmente en otras calles, sin duda no son la nuestra por eso las miramos desconfiados. Expresiones mínimas, ceños levemente fruncidos, cejas que esconden secretos, pupilas hondas hijas del pozo de Demócrito, pequeñas arrugas como dardos, listas para anticipar nuestro futuro, miradas extrañas nos distorsionan como la visión de los espejos a las cinco de la mañana. Ahí la re(ve)lación, también crecemos nosotros, y hay que ser francos, el espacio ya no basta, bultos apilados, archivos resurrectos forman Torres, muros, vallas dificultando cada vez más el que se pueda mantener la estructura de nuestros propios códigos. El espacio no es suficiente, y la gran plancha del orden cuantifica pérdidas y divide lo que resta. Los monumentos miran con desaprobación cada suceso y la homogeneidad se hace latente. El riesgo de contagio crece. La calle entonces se vuelve vacuna. Se hincha, se aglutina disforme y rompe las barreras del lenguaje. ¡La calle vive! Son las nuevas fiestas patrias de la república del "Aer" los sombreros vuelan y los bolsos ruedan calle abajo, cada zapato vuelve al cementerio de donde ha salido y aquel hombre de allá, y la mujer que mira a través del cristal, sonríen hasta que el rostro se les vuelve experiencia de ese instante en que la luz desciende al mundo, para medir la magnitud de la existencia. República del Aer |
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Cynthia Franco (Tijuana, 1988) Subdirectora y Coordinadora de talleres en Centro Transdisciplinario Poesía y trayecto, A.C. Poeta interdisciplinaria. Ha impartido talleres infantiles en La Merced, FILIJ, FIL Zócalo, entre otros. Ha presentado su obra literaria y escénica en diversos puntos al interior del país. Beneficiaria del Fonca-Conaculta para realizar el Festival Los Lenguajes Alienígenas. Actualmente, trabaja en proyectos vinculados con danza-poesía sonora y multimedia. Acta Nací con los huesos frágiles dentro de un saco de plomo Nací en Tijuana Nací un 10 de noviembre y en noviembre asesinaron 10,000 niños Dejé el cristianismo por hacer mis propias misas Nací Nací Nací |
Jonathan Saldaña González Escupido al mundo el 15 de febrero de 1989 en Ensenada, Baja California, México. Ser moribundo, iletrado y solitario de nacimiento. Piensa-lee-escribe; sin ton ni son. Su única necesidad existencial es tratar de ver más allá de lo aparente. Clebat Camino hacia el callejón sin salida para llegar a ti ¿Qué hay en los ojos mutilados? Veo tu labio roto y pienso que estás equivocado |
Nació en Puebla y vive en la Ciudad de México. Estudia Antropología Social. En 2014 editó junto con Andrea Reed El tiempo y sus múltiples, antología de ilustración y poesía. Es cofundadora del Colectivo Jitanjáfora, que el pasado mes organizó “Sembrar versos en temporada de sequía”, un encuentro de poesía y crítica social. Colaboró en el taller de poesía para niños “¡Lleve sus poemas por kilo y calientitos!”, impartido en el mercado de La Merced. Crisocola Porque todo es mensaje, me detengo a escuchar el himno de los aparatos. Hay algo de derviche giratorio en el licuar de la licuadora y algo de dios del viento en el secar de la secadora. Recuerdo del agua
A Ernesto, que no conoce el mar Seguramente no supiste qué decir cuando te preguntaron sobre el mar y sus conchas. |
Carlos Ascención Ramírez Méndez Director del Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto A.C. Artista conceptual y poeta interdisciplinario. Sus exploraciones parten del arte acción, la intervención de espacios, el spoken word y el arte interactivo. Ha publicado los libros extendidos Lectura de poesía de los Aullantes (2012), Se asen trabajos de poecía (2013), Quenti Tlaneci (2014) y El plagio es algo hermoso (2014). Beneficiario del Fonca 2013-2014 con “Lenguajes Alienígenas: Festival Subterráneo de Poesía 2014”. Actualmente es parte de la Asociación de Escritores de México A.C. Tanatografía de las gacelas en mi quejido
* Nos preguntaron por qué lo hicimos, pero no podríamos responder con los labios rotos, así que emprendimos un regreso a la furia materna, al amnios natal que nos unía desde hace siglos, porque regresar era y será algo maravilloso que se llamaba y llamará vida. * Antes de nacer decidimos y decidiremos escribir. Pero escribir no fue ni será posible. Somos las mujeres que pintan venados con su sangre en las grutas. Es triste quisiera decirlo pero no es cierto. Es tan alegre como la herida hippie que nos persigue. Coloreamos antílopes para no parir asesinos. * Pero quién encontró el átomo, quién aprendió a nadarte sin mencionar el légamo en vuestros epígrafes, un pensamiento de miles de generaciones silenciosas, flores de naftalina brillando, haciendo una cronología de las bacterias a través del claror del anochecer. * Yo comí del madrigal del miedo y me salió este menosprecio de regalo, me dije es comestible o es para incinerarse, decidí comerlo y que pudieras leerlo desde mis órganos. * Vengo trotando bajo el amparo de un amoxtli, sobre la sabiduría de la ponzoña. Describo mi vida con la mirada posada sobre el agua del Usumacinta. Cada 365 madrugadas agradezco con una oración. Por el permiso que tiene mi cuerpo para conocer la desventura antes del regreso. Para padecer el paro cardíaco de la existencia. * Ballena Neanderthal. Eres como el inicio de una biografía del ADN. A la cual se regresa en estado de coma. Bailando. Escurriendo sudor por las ojeras. Al hincarse para rezar los ángeles desean tu rostro tatuado en la ingle. Nos parecemos tanto en ese sentido. Ambos podríamos llorar hasta darle 50m de altura a los ahuehuetes. Te extraño goma de mascar. Ahora quisiera que mi niñez atara sus plumones a mis costillas imitando a Jehová. Para que de ellas naciera su mejor amigo. * Con el rifle dirigiéndose al centro de las montañas, recién salí a caminar. Preparado con el equipaje que sobró a mis padres al separarse. Del lado derecho por la carretera, del lado en que las venas se untan al corazón, del lado en que los valientes reciben la noche. * Te decía con un pájaro aleteando en mis dientes, te decía antes y después de que oscureciera la mañana: los monstruos no existen, no existen de veras, porque de existir irían bajo los ríos abrazados a algún elefante o a una tristeza de mantarraya, gruñendo por el juguete que extraviaron. * Los tigres devoran. Su túnica sirve para adornar las pisadas de un soberano. El colmillo que se te encaja, no es un recuerdo de amistad entre tu bondad y su gruñido. Es el camino por el que inicia una úlcera en tus venas. Requerirás un trasplante para aligerar el brete. Pero no habrá quien done vísceras sin tener heridas. Todos los tonalli se van quebrando, dejando que los alfileres del resentimiento acupunturen con salva los pliegues. Puedes comenzar a practicar la oración, tal vez sea lo mejor para agradarle a la muerte. Ora para que tu cuerpo no se resista al mirarla. Practica el ayuno y lacérate. Marca las prevaricaciones de quien te ama en tu cuerpo. Estampa en ti la ternura de quien te odia. Habla con el patriarca de los tigres, ofrécele tu falda para que nadie sino sólo él hurgue en tu lamento. * Vestí mi rostro del mismo paño que vuestra menstruación para coronarme con los diamantes del cielo. Atados forman la silueta de los manatíes. Atados dirigen un presente sacado de mis entrañas. Vestí mis pies con el mismo vendaje de Lemos antes de la gangrena, sencillo, cubriendo el mástil donde pendulan las águilas. Vestí mis glúteos como el glaucoma viste los ojos, con el mismo amor que su blancura pone en la diabetes. Te celebro. Tomo una esquina para mostrarme. Te celebro. Me descuelgo de los maderos. Te celebro. Doblo una rodilla para ceñir los muslos. Te celebro. Como una concha que se abre para entregar su perla, te doy a beber de estos pulmones, de estos pulmones, de estos pulmones.
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Carlos “Titos” Barraza Coordinador de Arte Sonoro y Multimedia del Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto A.C. Desarrolla su labor creativa a partir de las artes plásticas, el arte sonoro, la programación y la poesía en voz alta. Su proyecto total se llama Física de la Poesía. Actualmente encabeza Sonido Mamalón donde se entrecruza tropical bass, spoken word y canto. Email: titos.poesiaytrayecto@gmail.com Mi Palabra El silencio es mi palabra Soy alérgico a discursos lo mío lo mío Disfruto la huelga de murmullos es esta mi comunión con el cosmos. Pero nunca falta un pelo en la sopa, Crucifixión Tempranito, me aprieto a mi colchón, Debo donar mis órganos, Me persigno ante la irrealidad de mis espaldas Parecido a la gravitación me desenfundo en el Padrenuestro, …Tempranito debo acostarme en la cama.
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