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No. 63 / Octubre 2013 |
Permanece en el país, Pirámide La originalidad La contundencia La claridad
Poetas que escriben sobre “el amor a los árboles” apoyados sobre mesas de madera. Poetas que prenden el cigarro cuando les van a tomar una fotografía. Poetas que se fatigan después de caminar menos de diez calles. Poetas que buscan los fantasmas de poetas desaparecidos. Poetas que dicen ser poetas sin que nadie se los pregunte. Poetas que revelan ser poetas. Poetas que pertenecen a algún movimiento literario. Poetas que usan zapatos deportivos. Poetas que realmente son novelistas y creen que sus novelas cuentan. Poetas que realmente son cantantes y creen que sus canciones cuentan. Poetas que necesitan clases de buceo. Poetas que son amigos del jurado (judiciales y/o culturales). Poetas que rentan cuartos en la torre de Babel. Poetas que esperan a la musa y no salen a buscarla. Poetas que encuentran a la musa en la cama de otro poeta. Poetas que no golpean a la musa porque dicen que eso no es de hombres. Poetas que tienen miedo de quedarse solos. La creación de un libro de poesía implica maniobrar, al mismo tiempo, una pintura, una película, un disco de música y un libro de poesía. Un poemario es lo mismo que un botiquín de medicinas expiradas, una caja de herramientas que nunca serán usadas, una bolsa de basura agujereada. Una tierra colmada de minas desactivadas.
Promover la Destruir el puente después de haber cruzado. |
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