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Enrique Héctor González I Me deprime el demacrado asombro de lo que aparece II Mi hija prendió la lámpara de su cuarto y de inmediato gritó, casi eléctricamente, como si millones III Se llamaba Luz del Alba: murió de madrugada, en un IV Duerme con los ojos abiertos por el temor inconsciente V No ve la paja en el pájaro del ojo ajeno ni la viga en la bigamia propia, sino la vela que oscurece su libido a la menor provocación. VI El insomnio es una forma de la impotencia. Por eso quienes no pueden dormir recurren a pastillas, infusiones, miles de milagros imposibles. No buscan sinceramente el descanso: quieren conciliar el sueño para reconciliarse consigo mismos. La noche en vela es un desliz sin paraguas, una llovizna desierta, una pena tautológica: vergüenza en las vergüenzas. VII Vela: luz del barco, sombra triangular en el envés del sueño. |
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