Sutra de la vaca
Para Eduardo Milán
Una vaca: blanca y negra. Rumiando pasto: verde. Y encima el cielo
y en el cielo una nube color de nube y tras la nube
otra vez el cielo: azul celeste: color del divino Vishnú obsequiando un loto.
Azul: la piel del divino Vishnú. Celeste: la acción de obsequiar un loto.
Otro loto: blanco dejando de ser blanco: blanca nube disipada: meditación.
Y la vaca rumiando lotos la muy sagrada: yoga, desyoga, reyoga.
Cabaret Provenza (sirventés)
Ha llegado el mes de mayo: diciéndose vasallo el que es conde se esconde en el feudo del lenguaje donde mi señora es mi señor: travestida por amor o por deporte: así de rara está la corte: el mundo de cabeza: el clérigo suspira, el enamorado reza ante el espejo: los ojos de su dueña desdoblándolo Narciso entre dos fuentes indeciso: cuánto transformismo: así me perdí a mí mismo.
[Haré un verso igual a su reverso]
Haré un verso igual a su reverso: camino enamorado: lo mismo voy que vengo de Roma o hacia Roma: me importa una paloma si es ilícito rimar corazón con corazón, desnudez con desnudez: la razón: la diferencia entre lo igual y lo igual: no es casual esta dulce correspondencia: recibir el goce que se da y a la inversa: por delante y por detrás, al derecho y al revés, de ida y vuelta y otra vez, que diría: amor somos Roma: un alegre palindroma.
Canción ranchera
Le llaman el Anticharro: el Mariachi del Apocalipsis: tiene pacto con el Diablo, nexos con el narco y un chayote medianito en vez de corazón: ay, en vez de corazón
un chayote espinoso que palpita: desalmado pero plañidero: el Anticarro
colma de vacío las botellas: bebe tanto que sus ojos destilan lágrimas de tequila: orina sublimada: ¡salud!
Un maguey y luego otro maguey y luego nada: paisaje desolado: tal es el Anticarro: un cuerpo en pena aullando el fin de un mundo: un cuerpo y luego una ausencia: estrella negra ay, estrella negra.
Ay: así se lamenta el muy jijo d el Llorona: así se la mentan: ayayayayay: el coro de los borrachos.
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