Un borreguito
Luego se me desacomoda todo:
los científicos identificaron cómo la edad, el sexo y la cantidad
de luz natural a la cual una persona
que trabaja
y se lava los dientes tres veces al día:
tres:
tres comidas:
en tres tristes platos de precariedad:
se expone, le exponen: afectan la duración del sueño en 100 países
—de los que el tuyo no es excepción ni meridional ni abisal ni en
ninguna coordenada— el punto es que
las personas se acuestan y despiertan
en husos horarios
a un lado y otro
del meridiano
y cuando sueñan, lo pasan a veces en éxtasis a veces en
angustia y cuando no sueñan, se insomnian:
cosas que les quitan el sueño.
La revista Science Advances demostró que las presiones de la vida social afectan a los ritmos circadianos: un reloj interno que se desconchinfla, pero no de una
o de dos
sí, de millones:
una masa de gente que trabaja de 9 a 19 o más,
una masa de gente que trabaja 24 × 24,
una masa de gente que se alquila por destajo, por hora o por
servicio,
una masa de gente que trabaja en cambaceo y recibe
sueldos según aptitudes y escasas horas de sueño.
Fundamentalmente a la hora de ir a la cama, dice el estudio
Parecería que la sociedad y sus estímulos determinan sobre
todo la hora de acostarse y que el reloj interno del cuerpo
fija la hora de despertar.
Y hay un déficit, una faltita; porque por encima de los relojes internos, están los externos:
El reloj del pago de la renta El reloj de la entrega
El reloj del compromiso El reloj de la alarma
El reloj del checador
El reloj biológico-social;
Los relojes fiscales, los patrimoniales, los relojes de erudición, relojes en diversas posiciones:
Relojes que se multiplican infinitamente y encogen la posibilidad cavernaria de levantarse hasta que el reloj interno diga suave y silenciosamente:
Abre los ojos.
Despierta
Del tamaño de un grano de arroz,
el ”reloj biológico” de las hembras
que el algoritmo reconoce
por la forma en que cada una mueve el mouse,
está situado detrás de los ojos
y contiene 20 000 neuronas.
Del tamaño de un grano de arroz salvaje,
como la intuición o el miedo a lo desconocido:
es el mismo que un día
hace que no puedas de la emoción
al ver todas las cosas que se podrían comprar para criar un bebé;
y que al otro, pienses,
ebullas en lo bonito que sería:
y luego, los bombardeos de clínicas de inseminación artificial,
recordatorios de periodos de ovulación
y el bloqueo de todas las noticias acerca de la penalización por
maternidad y crianza.
Entonces del tamaño de un grano de arroz tropical,
el reloj biológico se regula en función de la cantidad de luz que la persona capta, sobre todo la luz natural y de la cantidad de exposición positiva a la gestación y nacimientos de crías.
Como siempre se trata de la luz
y de mujeres que están dispuestas a tener crías
y a pasar por alto:
los porcentajes de pobreza femenina vinculada con la crianza,
los déficits de desarrollo en las carreras de las mujeres que son madres, frente a las que no lo serán y cómo lo que en ellas es motivo de despido, en los varones de la especie es motivo de permanencia laboral.
Los investigadores estimaron que la duración promedio del sueño en el mundo varía de un mínimo de 7 horas y 24 minutos en Singapur y Japón, a un máximo de 8 horas y 12 minutos en Holanda.
Por otro lado, las mujeres que sí tienen hijos no han tenido oportunidad de investigar qué hubiera pasado si se hubieran aferrado con mayor contundencia, incluso contra su propio instinto, a no tener crías.
La diferencia de 48 minutos en las variaciones del sueño parece escasa, pero media hora de carencia de sueño puede tener efectos considerables sobre las funciones cognitivas y la salud, señalan los investigadores.
La diferencia entre tener y no tener hijos para las mujeres es terriblemente significativa, aunque no se haya dicho lo suficiente: pensar que cada quincena ganarás 24 % menos de lo que podrías ganar si no tuvieras hijos; y hasta un 32% si fueses varón con o sin hijos.
Según un reciente informe de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, uno de cada tres adultos estadounidenses no duerme el mínimo de siete horas recomendado.
No hay estudios contundentes ni de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, ni de ninguna otra entidad que determine, cuántas horas de sueño pierde una mujer en edad reproductiva, medianamente saludable, pensando si tendrá o no tendrá hijos.
La carencia crónica de sueño acrecienta el riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, destacan los CDC.
La carencia crónica de medidas económicas y sociales para favorecer una crianza luminosa hace que millones de personas, sobre todo mujeres en edad reproductiva, con y sin hijos, pierdan el sueño.
De acuerdo con CDC y la Advance Science & wonderful production, los hombres de mediana edad son los que menos tiempo duermen, aunque no dicen mucho de cuáles son las cosas que les quitan el sueño.
Los hombres investigadores de la CDC y la Advance Science & wonderful production, como muchos otros hombres investigadores a lo largo de la historia, casi no se preguntan sobre la diferencia que hará el tener o no tener hijos con respecto de sus flamantes trabajos de investigadores.
Una aplicación que determinara cuántas horas dejan de dormir las mujeres con y sin hijos pensando alrededor de la maternidad
y la crianza, sería posible si la CDC y la Advance Science & wonderful production contrataran más investigadoras.
Entrain es un programa personalizado de exposición a la luz para ayudar a adaptarse rápidamente a un nuevo huso horario actuando sobre los ritmos circadianos.
Entrain es un programa personalizado que no mide la exposición a presiones positivas que las personas tenemos sobre la maternidad y la dificultad que tenemos como sociedad para imaginar otras formas de cuidar criaturas humanas colectivamente.
cadenas de datos: tejidos luminosos de
iridiscentes historias, hialinas, transparentes,
amadas prendas queridas en
concatenaciones y energías brillantes,
sonoras, dúctiles, volátiles; aquel
intercambio de prendas y largas
conversaciones alrededor de los cultivos de
algodón entre las sábanas de cuatrocientos
hilos, en cultivadas formas gramaticales de
dos idiomas de distinta familia lingüística,
entre las sábanas que compartimos: y tus
palabras y las mías tejidas en la distancia
alrededor de los tejidos de la moda rápida y
las evidencias de hebras de plásticos en los
salmones que consumimos aquella tarde con
yerbas finas camisones de algodón y algo de
humo: sueño recurrentemente con el
camisón pakistaní que llevabas y las cartas
que imaginamos recibiríamos de costureras
resueltas a iniciar la revolución de la
industria del vestido en Nueva Delhi,
Turquía o Pakistán.
Sueño y tu camisón hindú como promesa que se ondula en medio de una plaza.
Sueño y la industria de la moda rápida y el humo y tus palabras se evaporan hialinas:
tejidos de oro que se deshilachan:
My bed
1998
Sobre la cama, las sábanas con manchas, los calzones; y alrededor, todas las preguntas sobre la concepción, la vida, el arte, botellas de whisky y ceniceros rebosantes de colillas; preguntas sobre dormir y no dormir, detritus: pasar algunos días inconsciente sobre la almohada y el bochorno. Alrededor, folletos de ILE y promesas rotas: humedad, preocupaciones invisibles en los cálculos sobre estándares de bienestar para mujeres que se desarrollan en lo profesional y siguen enamorándose bovary karenina enamorándose.
Sobre la cama ropas sucias, ansiedades a la alza, plazos que se cumplen, entregas, condiciones laborales,
¿qué precio tiene el arte? preguntas.
El redactor de la Agence France Press, México, dice que algunos acusan a la autora de egocéntrica.
El redactor de la Agence France Press, México, dice que la cama de la autora fue un mudo testigo de sus noches de amor.
El redactor de la Agence France Press, México, dice que la autora perdió el premio Turner con esa obra.
El redactor de la Agence France Press, México, dice que la autora pasó varios días en esa cama en un momento de depresión tras una ruptura sentimental.
indignada y dijo: “Estas artistas, ya no saben ni qué inventar”.
no tengo sexo casual,
no uso anticonceptivos,
no tengo períodos,
y no uso pequeñas bragas azul pálido que se
parecen a una de las nubes de Turner.
Tampoco mancho la cama así, como solía hacerlo, y
si lo hiciera, no tendría una cama así, las sábanas se
lavarían de inmediato.
su nota en el sitio Artsy el 30 de julio de 2018.
Alice Cohen tituló su nota “Tracey Emin’s ‘My Bed’ Ignored
Society’s Expectations of Women”.
La compañera de la oficina que compartió la nota estaba muy
indignada y dijo: “Esa nota está sesgada”.
* Poemas pertenecientes a Sueño per cápita & wonderful production (Elefanta Ediciones, 2024).

Autor
Maricela Guerrero
Ciudad de México, 1977. Ha estudiado, escrito y trabajado en distintas instituciones públicas. Es autora, entre otros títulos, de Desde las ramas una guacamaya (2006), Se llaman nebulosas (2010) y El sueño de toda célula (Premio Clemencia Isaura de Poesía, 2018). Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.