Textos

 
Aliento

En medio del bosque
donde los ríos de madera
son círculos concéntricos
y la confusión es calma
veo hacia lo alto

no encuentro rastro alguno
de mi huella de carbono

no hay sangre dentro de mí
que no sea la mía

las nubes que transitan
en la cúpula del cielo
son aliento
que perdona y acaricia

el calor es una pátina
que desciende
y se esfuma.

 

Influencer de Dios

De niña quise ser santa
dijo mi madre:
no peques

vi mi nombre en las jaculatorias
mis restos relucientes
debajo de un altar
por un momento

pero no se posa en todos lados
la gran mano de Dios
ni da dulces en las fiestas patronales
a cualquiera
las monjas italianas
ven con ojos de vidrio
el milagro en las noticias:

un niño santo sepultado
bajo los reflectores
ni una sola mancha
en sus tenis Nike
es blanco
su rostro sin pecado.

 

Toys ‘R’ Us

Una mujer esperando.
Una mujer de rosa esperando en la fila.
Una mujer con piernas y brazos
cansados.
Una mujer con los brazos más pesados
que una halterófila olímpica.
Con el peso de mil carritos de compra,
una mujer cansada
en el lugar más feliz del mundo.

 

Kintsugi

Hay que cubrir de oro las heridas.

Me sirvo un té chai por la mañana y pienso
en constelaciones, en delicados senderos
con sabor a miel cálida.

Hasta el monje más paciente, el último
en permanecer sentado
cuando la calma está a punto de derramarse,
resoplaría la verdad:

si el dolor o, más bien,
la incompetencia
se solidifican y refulgen
no es para inspirarme,
es para que no olvide.

 

Ikea

El domingo fuimos a conocer Ikea.
Compramos dos botellas de vidrio,
dos libreros armables y comimos
albóndigas suecas.

En el coche de regreso
tomé una selfie.
Me preguntaste si la iba a subir a Instagram.
Respondí: no.

No soy de esas personas que viven
para tomarse fotografías.

 

 
Claudia Sandoval, Bitácora de mis entrañas, Secretaría de Cultura del Gobierno de Hidalgo, Pachuca, 2022, 52 pp.
 

 

El pueblo etrusco practicaba la aruspicina con que se adivinaban e interpretaban los hechos examinando las entrañas de un animal. En el libro Bitácora de mis entrañas (Premio Estatal de Poesía Efrén Rebolledo 2021), la poeta Claudia Sandoval (Estado de México, 1993) se vuelve una arúspice de sus propias entrañas y las lee y escribe como mapas de, y preguntas sobre, los asuntos de su propio cuerpo y de su propia vida.

Entre las dudas de adentro y los miedos de afuera, el registro de esta trayectoria facilita a Sandoval la navegación en territorios desconocidos que va descifrando en su escritura. La autora construye un nido sin ayuda de aves y ramas, y sin nadie que lo habite; entra y sale de sí misma como se entra y sale del vientre o de la muerte. Las palabras toman la forma de un rincón oscuro, de una casa abandonada, de una cueva o de un refugio a ciegas.

Se distingue un lenguaje cuidado, ceñido en líneas tensas como tendederos donde cuelgan vestidos, ropa ensangrentada, cuerpos vivos y muertos con grietas por donde entra una luz velada que sugiere restañarlas con polvo de oro. Su poesía es catabática por subterránea; está hecha con las vísceras de una emoción contenida, apretada, que observa y reflexiona hasta lo profundo.

Una poesía, sin embargo, no confesional. Ahí radica el trabajo y el oficio de su escritura, que no se regodea en su dolor o en su canto. Sabe callar y decir a tiempo. Hay contundencia en versos como:

Hay otro cuerpo dentro de mí
y le tengo temor reverencial a su existencia.

Versos que se quedan resonando en la memoria:

Mi vientre es una casa japonesa al atardecer.

¿Qué hay detrás de la luz velada? ¿Para qué se escribe, para qué revelarse? Se usan el lenguaje, el cuerpo, las vísceras, la emoción que se piensa en cada verso. “Siempre nos asusta lo que más se nos parece”: finales contundentes en poemas ceñidos por elocuentes espacios.

Bitácora de mis entrañas conduce a esas relaciones entre un contenido y un continente que se invierten, y de las que habla Gaston Bachelard en su Poética del espacio. Cuerpo habitado, casa, caja, continentes, uñas que sirven para escribir mensajes en la piel adentro del vientre: “salir de mi vientre a zarpazos”. Acaso en este verso se revele la poesía de Sandoval.

Hay muchas resonancias en su poética, la cual nos hace pensar en Deméter y Perséfone, en su persecución y su dolor, en ese intercambio de roles que a veces hay en sentirse madre y, en otras, hija. Sobre dicho intercambio la poeta estadounidense Sharon Olds, también con una escritura y un lenguaje crudos, escribe sobre las relaciones con su madre y su padre. Sin ir más lejos las dos poetas, Sharon y Claudia, tienen como referencia a Saturno en sus poemas. (Saturno, el dios griego que devoró a sus hijos y que quita la vida en vez de darla.) Olds dice en sus versos:

El brazo de mi hermano entró hasta el hombro
y él se lo arrancó de cuajo, mordió y chupó en la herida
igual que se chupan las articulaciones de una langosta. Tomó
la cabeza de mi hermano en los labios
y la arrancó como una cereza de su tallo.

Y Sandoval escribe:

Vi a Saturno devorar a su hijo,
la sangre que rezumaba de la carne rota y los huesos
caía a mis pies.

Cuando miré al suelo,
vi mi reflejo bermellón.

Era mi boca la que arrancaba la cabeza de mi hijo.

Parecería la continuación del poema de Olds pero, además, es un desdoblamiento donde Sandoval también es Saturno.

Este libro se escribe desde la intemperie como si ésta fuera un adentro. “Los hilos que cargaba el rocío hacia el cuerpo de la araña se quedaban solos estirándose al infinito.”

Ahí está la poesía, en los hilos de una araña que no está. Ahí está la poética de la autora: rodeada de mujeres, de borregos cimarrones y peces fuera del agua que se retuercen en las páginas, pero el cuerpo concibe en soledad un lenguaje en el que se gestan las dudas, el miedo y una lengua que desacraliza al cuerpo.

Aquí es inevitable que no vengan las imágenes duras y hondas de María Auxiliadora Álvarez, quien, en su libro Cuerpo, habla de la integridad y la fidelidad al cuerpo mismo en sus humores terrenales, en su violencia de sangre, en su carne, en sus nacimientos y pérdidas y, también, en su política. Dice la poeta venezolana: “Pasean por allí sus conocimientos el doctor, el cardenal o el teniente coronel, con consejos y advertencias. Es entonces cuando el cuerpo femenino es también un cuerpo político”.

Yo también quiero testigos
de lo que se rompió,
de lo que está muerto
de mi propio cadáver.

Así cierra el libro, y pienso que esos testigos somos sus lectores.

Hay mucha fuerza y valentía en su escritura; no hay otra manera de enfrentarse a esa forma tan insumisa que constituye la poesía. Bitácora de mis entrañas es un volumen sin adornos. No hay piedad sino crudeza en sus imágenes. La autora misma está adentro de su vientre, observando el mundo; tal vez ella sea su propia hija no nacida.

Qué sería del cuerpo, de la hierba buena y mala, sin la posibilidad del lenguaje. La lectura de este libro puede volvernos, como dice su autora: “piedra lustrosa por el azote del mar”. Lo que Bitácora de mis entrañas alumbra es el lenguaje, esa vela que quema las manos con gotas de cera caliente.

 
Pucón, Caburgua

Volvería a ti Pucón
regresaría al abrazo
de la playa de ceniza
alrededor del lago azul
dolorosamente azul

Y los pinos
pequeñamente erguidos
como índices de niños
cuando iluminados señalan
a los húmedos ojos del abuelo
la cresta de los andes
azul de tan blanca

La mañana se consume en fuego cobalto
me tiendo extraviado
a pasar el día con el lago
olvidar los anhelos de mi piel
volviéndome mirada sin zozobras

la arena vibra en cristales azul metálico
como una cota bajo la que palpitara
el pecho del varón más esforzado
o el de la virgen Juana de Arco

(cuyas cenizas creí ver esparcidas
en las riberas sedientas de Rouen)

Estaría de nuevo en Pucón o Caburgua
para cerrar los ojos
el manso prodigio de bien cerrar los ojos
mientras el sol se detiene
sobre mi cuerpo inmóvil
estremecido de tanto día
olvidado de sí

(olvidado de mí
por un instante de calma en el cuerpo)

Estaría aquí
donde el fuego del polen
se vuelve sombra
negra playa de ceniza turgente
que se tiende también
a beber el fulgor del lago
en las fuentes del espejismo
 
 
 
Nubes

–Las nubes
avanzan se detienen
distintas en este país
resienten la sed
de la tierra apretada
en terrones de bronce

Las nubes se quedan y deshilan
con otra lentitud
ante el viento frío que las encarcela

No soy de aquí y las miro
resistir alargándose
partir o desmoronarse prolongándose
no espuma sino ondas de arenisca
montículos en su horizonte cercano
grises claridades a la mano de los cerros
pálidas blancuras sobre las cabezas
no soy de aquí y saludo nubes
que no conociera

“Casi nunca llueven
–afirman voces siempre nocturnas–
se revuelcan giran en espirales
pero necesitamos tormentas
desastres en los lugares de ustedes
para que salpiquen nuestros campos
esta tierra rojiza
siempre dispuesta como una virgen
a ser preñada
pero para ello necesitamos el estallido de huracanes
allá en su mundo”

(Entonces polvo de silicones
estrangula la garganta
que deja inconcluso
el apocalipsis de su tierra
–Un minero que ha perdido el norte
la seña del tiro de acceso
por donde bajó
a la veta de sus fantasmas
–Me digo conforme le acerco el vaso
la copa que le ayuda a sonreír
cuando se levanta
el vendaval de sus pesadillas)

Fuera aquellas nubes
se empeñan en perder consistencia
Son la máscara del desierto
el remolino sin cuerpo ni agua
temor del verano
masas de sombras translúcidas
que no condescienden a simular formas
se arrastran en sí mismas
bajo extraños imanes
son el aliento del cielo
cuando abajo hay país de cactos
casas de cantera y memoria de plata

Viajan de otra manera
las nubes de este mundo
y el ojo extranjero contempla el tránsito
como palabras difusas
 
                                                                      (Zacatecas, con Rusti, con Severino)
 
 
 
Tarumã-açu

tarde de lluvia frente al río
azules como centellas y ocres intensos
ceden al rumor de matices
verdes grises mortecinos
ópalos turgentes
captan reflejan la luz
siluetas en el húmedo lienzo

ahí abajo el río
une su rumor
rítmico persistente
al improvisado óleo de Whistler
si el artista hubiera tomado
el paquebote de Manaus
y recogiera con sus pinceles
la paleta de este recodo

casi lago
un dedo apenas
el meñique
del padre Negro
en el último meandro
antes del gran encuentro

los gigantes están por encontrarse
pero esta pausa esta tarde
hilos de llovizna
frondas troncos
hojas goteando de las copas
exaltan la suavidad
se aligera el peso del mundo
el tiempo un prolongado minuto
Tarumã
 
 
 
Leblon

Quien camina en la playa va a ninguna parte?
recoge sus pasos o avanza
entre el aire y la luz del mar?
nadie lo interrumpe
visiblemente invisible

no es caminar
ir a ninguna parte
en el filo del mar
que respira palpita
luz sombra
alguien diminuto
avanza como espuma
en la palma de la playa

voces del horizonte
instantes de luz
islas de aire
centelleo de mañanas intactas

la figura del caminante se pierde
llega lejos
allá donde el rastro no acusa
olas zafiro curvan el horizonte

no más que un día de sol
un átomo de luz
en la espuma incesante
la figura se disuelve
al llegar a su destino
 
                                                                      (Nadie en la playa)
 
 
 
Alberto Paredes. Tres poemas filosóficos |

 
Versiones al español de Fermín Vilela
 

António Ramos Rosa — Poetria

 

Poeta, dibujante y crítico literario, António Ramos Rosa nació el 17 de octubre de 1924 en Faro, capital de la región del Algarve, al sur de Portugal.

Luego de desarrollar una importante actividad como realizador y teórico de la poesía, su nombre destacó en publicaciones literarias de su país durante los años 50 como Arvore, Cassiopeia o Cuadernos del Medio-Día. Además trabajó como empleado de oficina, traductor y docente universitario. También fue militante del Movimiento de Unidad Democrática (MUD).

La poesía de Ramos Rosa, escrita a lo largo de más de sesenta años, se caracteriza por un lirisimo depurado, exigente, atento al poder de la palabra en términos de conocimiento y de la fundación de un nuevo lenguaje, nunca antes explorado en lengua portuguesa. La influencia de poetas como Fernando Pessoa o Sophia de Mello Breyner Adresen puede verse en las distintas fases de su obra, prolífica como pocas hubo en el siglo XX portugués.

Falleció en Lisboa, a los 88 años de edad.

—Fermín Vilela

 
 
El tiempo concreto

El tiempo duro
con estas uñas de piedra
este hálito pobre
de órganos hambrientos
estas cuatro paredes de alcohol y ceniza
este río negro corriendo en las noches como una cloaca

El tiempo magro
en que mis manos divididas
nítidamente separadas y caídas
a lo largo de un cuerpo de cansancio
piden el precipicio la hecatombe clara
el acontecimiento decisivo

El tiempo fecundo
de sueños envueltos, repetidos como un hálito de fiebres
repetidas en la misma almohada de las noches y de los días,
de las calles agrestes y pequeñas del dolor
familiar y preciso como una limosna segura

El tiempo oscuro
de la peste consentida del vicio proclamado
de la sed manoseada por los amigos
del hambre concreta de un sueño prohibido
y del sabor amargo de un remordimiento invisible

El tiempo ausente
de los ojos de un deseo de ciudades claras
en que saludamos perdidos las soluciones erguidas
con voces bien distintas de cadáveres opresores
con gritos sofocados de supuestos problemas

El tiempo presente
de circunstancias feroces que levantan muros reales
de fantasmas de carne que nos apretan las manos
de anécdotas contadas en otro mundo de cafés
y de vidas de otros siempre fracasadas

El tiempo de los sueños
sin coraje para poder vivirlos
con murallas de muertos que no se quieren morir
con razones de más para poder vivir
con una fuerza tan grande que tenemos que ahogarla
en el fragor de los versos disfrazados

El tiempo implacable
en el que juramos de pie vivir hasta el final
más grandes que nosotros ser todo el grito desnudo
pureza conquistada en el seno de la vida impura
un rayo de sol de sangre en la cara devastada

El tiempo de las palabras
en una circulación sombría como un pozo
de ecos incontrolados
de timbres inesperados
como monedas de sangre acuñadas en una noche
demasiado corta y con luna de más

El tiempo impersonal
en que fingimos tener un destino cualquiera
para que nos conozcan los amigos forzados
para nosotros mismos nos sientamos humanos
y esta carga de tinieblas este dolor sin límites
la podamos llevar en una valija portatil

El tiempo del silencio
en que la risa postiza de los clientes de la vida
finge ignorarlo mientras solucionamos
de rabia de razón reprimida revuelta
y los señores del sentido común pasean divertidos

El tiempo de la razón
(y no de la fantasía)
en que los versos son soldados comprimidos
que guardan las armas dentro del corazón
que rasgan sus muñecas para hacer de la sangre
la tinta de escribir de una nueva canción
 
 
O tempo concreto

O tempo duro
com estas unhas de pedra
este hálito pobre
de órgãos esfomeados
estas quatro paredes de cinza e álcool
este rio negro correndo nas noites como um esgoto

O tempo magro
em que minhas mãos divididas
nitidamente separadas e caídas
ao longo dum corpo de cansaço
pedem o precipício a hecatombe clara
o acontecimento decisivo

O tempo fecundo
dos sonhos embrulhados repetidos como um hálito de febres
repassadas no travesseiro igual das noites e dos dias
das ruas agrestes e pequenas da mágoa
familiar e precisa como uma esmola certa

O tempo escuro
da peste consentida do vício proclamado
da sede amarfanhada pelas mãos dos amigos
da fome concreta dum sonho proibido
e do sabor amargo dum remorso invisível

O tempo ausente
dos olhos dum desejo de claras cidades
em que acenamos perdidos às soluções erguidas
com vozes bem distintas de cadáveres opressores
com gritos sufocados de problemas supostos

O tempo presente
das circunstâncias ferozes que erguem muros reais
dos fantasmas de carne que nos apertam as mãos
das anedotas contadas num outro mundo de cafés
e das vidas dos outros sempre fracassadas

O tempo dos sonhos
sem coragem para poder vivê-los
com muralhas de mortos que não querem morrer
com razões de mais para poder viver
com uma força tão grande que temos de abafar
no fragor dos versos disfarçados

O tempo implacável
em que juramos de pé viver até ao fim
maiores dos que nós ser todo o grito nu
pureza conquistada no seio da vida impura
um raio de sol de sangue na face devastada

O tempo das palavras
numa circulação sombria como um poço
de ecos incontrolados
de timbres inesperados
como moedas de sangue cunhadas numa noite
demasiado curta e com luar de mais

O tempo impessoal
em que fingimos ter um destino qualquer
para que nos conheçam os amigos forçados
para que nós próprios nos sintamos humanos
e este fardo de trevas esta dor sem limites
a possamos levar numa mala portátil

O tempo do silêncio
em que o riso postiço dos fregueses da vida
finge ignorá-lo enquanto soluçamos
de raiva de razão reprimida revolta
e os senhores de bom senso passeiam divertidos

O tempo da razão
(e não da fantasia)
em que os versos são soldados comprimidos
que guardam as armas dentro do coração
que rasgam os seus pulsos para fazer do sangue
a tinta de escrever duma nova canção
 
 
 
 
No puedo posponer el amor para otro siglo

No puedo posponer el amor para otro siglo
no puedo
aunque el grito sofoque en la garganta
aunque el odio estalle y crepite y arda
sobre montañas grises
y montañas grises

No puedo posponer este abrazo
que es una arma de doble filo
amor y odio

No puedo posponerlo
aunque la noche pese siglos sobre la espalda
y la aurora indecisa demore
no puedo posponer mi vida para otro siglo
ni mi amor
ni mi grito de liberación

No puedo posponer el corazón
 
 
Não posso adiar o amor para outro século

Não posso adiar o amor para outro século
não posso
ainda que o grito sufoque na garganta
ainda que o ódio estale e crepite e arda
sob montanhas cinzentas
e montanhas cinzentas

Não posso adiar este abraço
que é uma arma de dois gumes
amor e ódio

Não posso adiar
ainda que a noite pese séculos sobre as costas
e a aurora indecisa demore
não posso adiar para outro século a minha vida
nem o meu amor
nem o meu grito de libertação

Não posso adiar o coração
 
 
 
 
Estoy vivo y escribo sol

Escribo versos al mediodía
y la muerte al sol es un pelaje
que pasa en fríos frescos sobre mi cara de vivo
Estoy vivo y escribo sol

Si mis lágrimas y mi dientes cantan
en el vacío fresco
es porque abolí todas las mentiras
y no soy más que este instante puro
la concindencia perfecta
en el acto de escribir y sol

El vértigo único de la verdad en ristre
la nulidad de todas las próximas paradas
navego hacia la cima
caigo en la claridad simple
y los objetos echan sus caras
y en mi lengua tiembla el sol

Mejor que tomar vino es más claro
ser en el mirar el propio mirar
la maravilla de este espacio abierto
la calle
un grito
la gran toalla del silencio verde
 
 
Estou vivo e escrevo sol

Escrevo versos ao meio-dia
e a morte ao sol é uma cabeleira
que passa em fios frescos sobre a minha cara de vivo
Estou vivo e escrevo sol

Se as minhas lágrimas e os meus dentes cantam
no vazio fresco
é porque aboli todas as mentiras
e não sou mais que este momento puro
a coincidência perfeita
no acto de escrever e sol

A vertigem única da verdade em riste
a nulidade de todas as próximas paragens
navego para o cimo
tombo na claridade simples
e os objectos atiram suas faces
e na minha língua o sol trepida

Melhor que beber vinho é mais claro
ser no olhar o próprio olhar
a maravilha é este espaço aberto
a rua
um grito
a grande toalha do silêncio verde
 
 
 
 
Para un amigo tengo siempre un reloj

Para un amigo tengo siempre un reloj
olvidado en cualquier fondo de bolsillo.
Pero ese reloj no marca el tiempo inútil.
Son restos de tabaco y de ternura rápida.
Es un arcoiris de sombra, caliente y trémulo.
Es una copa de vino con mi sangre y el sol.
 
 
Para um amigo tenho sempre um relógio

Para um amigo tenho sempre um relógio
esquecido em qualquer fundo de algibeira.
Mas esse relógio não marca o tempo inútil.
São restos de tabaco e de ternura rápida.
É um arco-íris de sombra, quente e trémulo.
É um copo de vinho com o meu sangue e o sol.
 
 
 
 
Donde vive la memoria oscura, donde

Donde vive la memoria oscura, donde
ese caballo persiste como relámpago de piedra,
donde el cuerpo se niega, donde la noche ensordece,
camino sobre piedras en mi casa pobre.

No conozco ese lago, no fui a ese país.
Pero acá es un término o un principio nuevo.
Con la baba del caballo, con sus nervios más finos
reconstruí el cuerpo, silencié los miembros.

La sed no se estancó en el mismo caos de ahora
pero la lengua revienta, las vértebras estallan
por una nueva lengua, por un caballo que una

la tierra en tu boca, y tu boca en el agua.
 
 
Onde mora a memória obscura, onde

Onde mora a memória obscura, onde
esse cavalo persiste como um relâmpago de pedra,
onde o corpo se nega, onde a noite ensurdece,
caminho sobre pedras na minha casa pobre.

Não conheço esse lago, não fui a esse país.
Mas aqui é um termo ou um princípio novo.
Com a baba do cavalo, com os seus nervos mais finos
reconstruí o corpo, silenciei os membros.

Não se estancou a sede, no mesmo caos de agora,
mas a língua rebenta, as vértebras estalam
por uma nova língua, por um cavalo que una

a terra à tua boca, e a tua boca à água.

 

* Poemas pertenecientes a Antología poética de António Ramos Rosa (Circulo de Leitores, Lisboa, 2001).

 
Lamia

En la gruta, encerrada
se ha pegado tierra a mi falta de miembros
monstruo
más de quinientas horas sin dormir
los ojos (siempre) abiertos con que en una era
Hera me suplició.

Los ojos
en todas las horas con la muerte del último hijo, fija:
su alargada agonía y los balbuceos
antes de siniestrarme
antes de esta cola de reptil
fui una madre que imploré: no te lo lleves
el último, no.
La de blancos brazos dilató el dolor.
¿Cuántas eras tarda?
¿Era necesario
verlo perder absolutamente toda la sangre? ¿Era necesario
verlo mirarme así, Hera?

Dame amapola
narcotízame.

Antes de mis silbidos caminantes.
Hera: herida
incurable
para mi penúltimo bebé. De un día
a otro día
la diosa vaca lo hizo enflaquecer
hasta quedarlo como una aparición.
Sorbida hasta su médula: en mis ojos
en mis senos la leche que nunca amamantó
quemadura de la diosa
calcinada por los celos, pétrea.

Dame, dame amapolita.
Hazme dormir
ciégame.

El antepenúltimo, que era el primero
de los tres hijos
de Zeus que concebí antes de mi cueva
antes de mi rostro
de fiera líbica. Un traqueteo un golpe contundente
desde el cielo murmuró el fin
el inicio de las tajantes catástrofes
por Hera venidas.

La primera de las cicatrices para el pupilar:
cada hora insomne
cada estación insomne, la vista
en la muerte de cada uno de mis hijos. Huérfana
hueca hasta en mi propio óbito.
La mía estirpe desgarró
desviscerada.

Narcotízame. Dame aunque sea un poco
un poco damapola
damapolita
dame.

 

II

La primera coyuntura era chirriar
en el reflejo de un charco en la linde en el borde:
mirar en el agua
en mis ojos vistos en el agua el homicidio de mis niños
su gesto imparlante, aterrado.
Suficientes sacrificios, suficiente paga: otórgame el don
de la ceguera. Y esperé todas las horas
velando
lo que nunca podría enterrarse.

Palpé
mi deformidad fugada por la tristeza a esa guarida.
La condena de no cerrar los ojos
ver las últimas respiraciones de los críos
mientras ellos me miraban
ma ma ma
palpé mi monstruo. En esa cueva
nadie
podría verme.

Zeus no cambiaría mi sino, Zeus no me cegó.
Quítatelos
me rumoró en secreto (casi inaudible)
una noche y los otros días
mis ojos
con pena madre
miraban perpetuamente los crímenes
dentro de una vasija.

Mientras, yo velaba sin ellos lo que no se puede enterrar.

 

III

Tantos días había preguntado
hacia dónde va la sangre de los niños
que mueren.
Quién acompaña en la subterránea morada
a cada uno de ellos
quién les dice: no tengas miedo y los acaricia.

Dónde está la sangre de las madres cuyos hijos matan.
¿Se es todavía una madre
cuando ellos han partido?

Los crímenes se sucedían en la mirada diurna
una y mil veces dentro de aquella vasija.
Infinitas veces dentro
de la memoria.
Los crímenes iban rompiendo la membrana
que me guardaba el juicio.

Nocturna: sacaba mis ojos del cuenco
y una vez en el rostro, salía de la caverna a espiar
como los búhos como los gatos.
Nadie
podía
verme
mientras miraba yo.

 

IV

Iba creciendo un gran tiburón en mi esófago
en ese hueco
de mis hijos. Iba volviéndose deforme
mi rostro en las horas
de noche que recuperaba mis ojos de aquella vasija.

Debí dejarlos ahí
al cuidado del barro y no de mi apetito.
Debí quitarme los colmillos, no salir
a silbar a los caminantes
no hablar con dulzura a los niños ajenos.

Pero no había carne tan tierna
como la intacta.

¿Se es todavía una madre
cuando se arrebata
a otras madres a sus críos?

 

Odiseo [fragmento]

Aró la tierra para sembrar sal como haría un loco
porque los locos no van a las batallas.
Tampoco alistan bueyes y asnos
pero eso no lo pensó
no lo pensó él ni quienes miraban la sal cayendo.

Qué puede crecer de la sal
además de la demencia.
Qué puede ser más estéril que permanecer atado a una cama
a una mujer.

Él miraba caer la sal, como si fueran semillas
o una vulva. Penélope, quizá.
Conducía a los animales
aunque parecía que tenía los ojos
en otro lado. Quién sabe, de verdad,
dónde tienen los ojos los enajenados.

Tú no estás loco, hijo de puta
(o como eso pueda decirse en griego antiguo).
Deja de hacerte pendejo.
Tú no estás loco, juzgó Palamedes
y puso al bebé en medio de los surcos
y el polimetis detuvo la yunta. Y fue a la estúpida guerra
e ideó un caballo. Un gigante rocín de madera
que perdió a miles de hombres. Y cada héroe muerto
por su espada semejaba tanto, tantísimo, a aquellos granos de sal
sembrados en la simulación de la locura.
Cada grano de sal lleno de sangre
como su propio hijo en medio de la tierra.
Los locos, entonces ciegos. Los locos, los sin visión.

Detuvo a las desgraciadas bestias.
Que se pudra todo el arado.
Telémaco, le dijo, aunque él no tenía palabra. Telémaco.
Luego lloró y fue por sus armas. Telémaco, hijo,
le habló y se embarró de su tierra. El mar
y todas las batallas. La memoria
cada maldita cabeza que partió
con la espada era un grano de sal, el torso de su descendencia.
No existe el olvido, Palamedes, ¿y la cordura sí?

 

Áyax [fragmento]

Fui su más dulce presa.

Artiodáctilo, ungulado, rumiaba con el resto de las reses
los rebaños y los guardianes del majadal. Pacíamos como botín
sin pensar en futuros sacrificios. Nuestra lana
no era de oro, tampoco podíamos volar. Pacíamos.

Lúgubre, sorpresivamente llegó el del gran escudo
atados (unos a otros): pastores, toros
perros, dos carneros fuimos llevados a su tienda. Con un hacha
desmembró  degolló
maltrató animales y hombres.
Partió espinazos, creyendo que grandes jefes
se desangraban a sus pies: la fuerza no debe verse
domesticada.

Escuché el extremo de la lengua
cortada, caer. Escuché el sonido de la cabeza rodar lejos
de la tienda.
Las patas blancas de aquel carnero, oscurecerse con la sangre.

Mis dos pares de cuernos, los casi ciento cuarenta kilos
y mi hermosa lana marrón, me hacían el mejor de los ovinos. Por eso
pensaba, no me ha matado a mí. Mis treinta y dos dientes
triturando la devastación.
Solo el lustre del hacha en lo oscuro, su filosa voz.

Por eso no me ha matado.
Mis pupilas en forma de ranura me traicionaban:
sin girar la cabeza podía ver su arma, su furor.
¿Quién se atreve a mirar el rostro de un hombre enloquecido?

Luego paró: dos o tres vueltas alrededor de ese cementerio
animal. Entonces comenzó a atarme al poste. Me llamaba
iracundo
con un nombre que no era el mío, porque yo no tenía ninguno.
Me insultó con palabras
que solo un dios pudo haberle enseñado.

Maldice a los argivos. Me azota.
Odiseo, cerdo: tú no mereces las armas, grita.
Y mis pupilas horizontales
miran el látigo doble con que me enrojece. La fuerza
no debe verse humillada.

Yo soy su más dulce presa.

 

 

Estoy anclada
y esta casa mojada por la lluvia
esta casa azotada por el viento
hecha polvo
y materia que crece.
Esta casa soy yo

Minerva Margarita Villarreal

 

TODO VUELVE
el mosquitero se repliega
para entrar
y tú,
Ana, abres la puerta
la puerta que da al patio
hacia los árboles frutales
hacia esa canícula despejada
sostenida entre las ramas
hacia el rumor de los duraznos e higos
el viento
tus pies
el piso mármol de tierra
criatura
que te toca desde niña

mírate a ti regar las plantas
esos geranios
carmesí
tan similares a la lluvia

esa forma que tiene la tierra de caer
cuando está húmeda
y los bichos
que se desprenden como si pudiera uno transformarse
en algo mayor
crecer
como si todo fuera mejor con un poco de agua encima
hasta las nubes recuerda
parecían moverse como peces
los rayos del sol
entre las ramas
tus uñas debajo de ellas un lodo cobrizo

y tú tan limpia
entre los mezquitales

no hay escondite pequeño
ni distancia que no haga desaparecer
cualquier frontera

nadie entonces quizá lo preguntó
aún ahora nos cuesta mirarnos a la cara

por qué no grita la niña
por qué no viene
llora tan quedito

si cuando llegó era recién
una res cabria de leche con su balido en el breñal
un molusco insostenible
su corazón
ojos tristes
ahora sentada al ras de ese jardín
hunde los pies
bajo la sombra
y siente niña
su voz
algo a lo que no puede
contestar

Mamá,
el campo
yo corría como si un perro enorme pudiera ser una jauría un perro enorme que rasgara una mandíbula que perseguía mis tobillos una ágil ensoñación una gacela diminuta como las cabras y esas crías de pezuñas no

me ponía de pie cuando los perros me rodeaban y las paredes de madera parecían estar rasgadas desde arriba y el techo
mamá,
no había más que estrellas ciervos girando alrededor de mí
me veían ofrecida como un retazo en la dentadura carroñera por encima
y era yo
un pozo hondo
una noria inanimada
un profundo estanque
no había luz
me ahogaba como se hunde el cobre
hasta ser muy verde
más intenso que tus ojos

Mamá, el sueño no era mío
como un tripulante miraba todo
lo que se venía hacia ti
como una pesadilla recurrente
algo resonaba
también tu corazón
y no quería no
no de esa forma
y tú no podías despertar
y el sueño
siempre volverá a estar ahí

debajo del hambre tu cuerpo
el tío Manuel mirando
la miniatura apenas de tus pies
y esas manos
sus manos
los caracoles
el susurro
circulando las yemas de sus dedos
en tu espalda
el monte
las tardes de mirar las nubes
las primeras que alcanzaban a clarear
con el atardecer la hora
azul
volver entre las ramas
cuidando las espinas
tus piernas rasgadas de forma natural
los zopilotes en la altura
mirando cómo la tierra
secaba tus labios
lo colorado de tu cuerpo
y tus mejillas
qué infantil es la belleza

Mamá,
otra vez no sales de la cama
está tu cuerpo tirado al campo
curvas y no hay nada ya que te haga salir
nada que te haga bajar
y es profunda
la pendiente que te encierra
y nosotros no alcanzamos

no, tu cuarto está cerrado y ya es más de medio día
pensamos que las paredes se pintaron de dorado
en la estopa blanca que dejó rastro de nubes
como el atardecer del mar
dijiste que iríamos a verlo

tenías tú la edad que tengo ahora veinticuatro
y no podías salir
como a veces yo tampoco

nos escuchabas andar por la escalera
movernos también en la cocina
espulgar dentro de nosotros
también nuestras cabezas
a dónde ibas
cuando estábamos afuera
y queríamos o no que regresaras

qué hacer con dos criaturas creciendo al lado
qué hacer con sus colmillos
los dientes de leche
con esta punzada
que no me deja en paz

sé del asco la repugnancia por deletrear en sílabas
y responder por milésima vez la misma pregunta

mamá, por qué
y por qué
mamá,
por qué

como si no bastaran sus bocas abiertas
para interrogarme

para qué mi lengua cediéndoles lugar
esa distancia que yo tampoco reconozco
no lo sé
y hago fuegos artificiales con la luz
explicándome a mí misma
en qué momento los dejé entrar
así
por mi cuerpo suturado
abriendo capas de mi piel su sangre

mirarlos dormir
y comprobar que aún respiran
que siguen respirando

miro sus dedos por el resquicio de la puerta
sus murmullos y los ecos
de sus pies
una pequeña tos en sus gargantas
la fiebre
que los hará volver a mí
por más que me niegue a cubrirlos
con retazos húmedos
a dar de nuevo mi voz por lo que siempre me interrogan

y no quiero traducirles más el mundo
no el mío
el que veo florecer emponzoñado
que se eriza sobre mí
no quiero dejarlos entrar
no sus manos diminutas
no sus ojos
no mi cuerpo de res rendida
no
[…]

 

* Fragmento perteneciente a Mamá, el campo, libro ganador del VIII Premio Iberoamericano de Poesía Joven Alejandro Aura. El PdP agradece al autor y a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México este adelanto.

 

 

Traducciones del kurdo por Jiyar Homer y Ariel Miller

Soy Sarkawt Jabar, poeta, traductor, crítico, director de cine y fotógrafo kurdo. Nací en 1990 pero no sé donde. Mi mamá solía decir que la noche en que nací fue una noche lluviosa y de tormenta; jamás mencionó el lugar de mi nacimiento ni tampoco le pregunté, pues ella no lo decía o no quería decirlo. Yo era un niño taciturno, distante, cobarde y tímido; aún sigo siendo el mismo. Vivíamos en un municipio remoto alejado de la ciudad. Mis años de infancia fueron oscuros, llenos de hambre y guerra civil, por lo que soy bajo y de cuerpo débil. Llegamos a Slemani en 2009 y vivimos ahí hasta el día de hoy. A pesar de que Slemani es una ciudad asfixiante y sucia, fue ella la causa por la cual me acerqué tanto al cine como a la poesía. En 2015 me gradué de la Facultad de Idiomas, en el Departamento de Lengua Kurda de la Universidad de Slemani, y sigo trabajando allí. Asimismo, trabajo como fotógrafo y actualmente escribo un nuevo poema llamado Soy un ave hermosa, quiero volar.

En 2013 estaba trabajando en el centro Persona. Era una gran filmoteca, donde me familiaricé con el cine; en 2016, hice un cortometraje llamado Hawar sobre matar animales, y en el mismo año, fundé Xazal Film, que pertenecía al gran centro cultural Xazalnus. Allí también subtitulamos las obras de varios grandes directores al kurdo y las proyectamos. A fines de 2018, dirigí la película Sueños de un poeta muerto, la cual trata de un poeta que busca un lugar para vivir alejado de la sociedad. He escrito, de igual manera, algunos ensayos e investigaciones sobre el neorrealismo italiano, el cine de Asghar Farhadi y sobre varias otras películas. Estoy terminando un documental sobre Sufyan Jalal, uno de los más grandes pintores kurdos. También, como asistente de dirección, estoy preparando la película ¿Dónde está Gilgamesh?, dirigida por Karzan Kardozi.

Además de kurdo, hablo persa e inglés. He traducido al kurdo la poesía de autores como Fernando Pessoa, Ingeborg Bachmann, Halina Poświatowska, Alain Borne, Paul Celan y Abbas Kiarostami.

El año pasado publiqué mi primer libro, Oscuridad tras la oscuridad, en la editorial Balinde Poetry. Consta de 12 poemas que he estado escribiendo desde inicios de 2016. Algunos de mis poemas han sido publicados en periódicos y revistas locales, y esta es la primera vez que mi poesía cruza la frontera de Kurdistán y la lengua kurda. Traducir tres de mis poemas al español –el idioma en el que Ernesto Sábato escribió la gran novela Sobre héroes y tumbas– me trae mucha felicidad, como un sueño que jamás había soñado. Gracias a Jiyar Homer, a Ariel Miller y al Periódico de Poesía. Mis poemas son vida para mí, y espero que sean lo mismo para los lectores hispanohablantes.

—Sarkawt Jabar

 

Estoy cansado como un sueño cansado

Quería
sumergirme en los rayos del sol
pero me ahogué en la oscuridad
reavivo mis heridas y
paso a menudo el cuchillo sobre ellas
si mis heridas sanan
las reconstruiré
el sol tras las nubes
es meramente el sol y
la noche no puede ocultar el rostro de la luna
estoy cansado como un sueño cansado
que ya no quiere ser sueño
el viento le teme al otoño por los árboles
¿mas cómo sabe el viento qué es el otoño?
un día morirá la muerte y
lo que quedará será mi silueta
en busca de su cadáver

vi mi cadáver
al portarlo el viento por el bosque
pero en mi ataúd yo bailaba

la muerte me cavará los ojos
me devorará y ya no existiré e
inevitablemente bailaré ante la muerte
ojalá que mi madre me hubiera ahogado con oscuridad
en la oscuridad de su útero y
no hubiera así sentido esta pena
el tiempo nace entre tus muslos y
tu ombligo da un sentido a la vida
mis penas le ladran a la luna
como si quisieran algo de la luna
o mis penas le ladran a la luna en por dolor
viniste del crepúsculo
mas el tiempo mordió la sonrisa de tus labios
las termitas asaltaron tus huesos
la noche ocultó el brillo de tus ojos
yo dormí en mis sueños
desperté y
me fui a dormir de nuevo
eres el sonido de los rifles del enemigo
tu voz y tu rostro son mi tierra
yo vivo en su interior y
me enterraré en el cementerio de tus ojos
como el sol que ha enterrado en sus rayos
tú eras mi sueño
sin tú misma ser un sueño
mis penas florecen
se marchitan y
brotan de nuevo en el interior del tiempo
finalmente el tiempo rompió su jaula y
ensimismada se volvió a encarcelar
y éste fue el comienzo de la existencia

 

ماندووم وەک خەونێک کە ماندووە

دەمویست خۆم لەناو تیشکەکانی خۆر
هەڵبکێشم
بەڵام لەناو تاریکییدا نوقم بووم
برینەکانم دەکولێنمەوە و
تا دەتوانم چەقۆیان تێوەردەدەم
ئەگەریش برینەکانم ساڕێژبوون
جارێکی دیکە برینەکانم دروست دەکەمەوە
خۆر لە پشت هەورەکانیشەوە هەر
خۆرە و
شەو ناتوانێت ڕووخساری مانگ بشارێتەوە
ماندووم وەک خەونێک کە ماندووە و
دەیەوێت چیتر خەون نەبێت
«با» لەبەر درەختەکان لە پاییز دەترسێت
بەڵام «با» چوزانێت پاییز چییە؟!
ڕۆژێک مەرگ ئەمرێ و
ئەوەی ئەمێنێتەوە تارماییەکەمە
کە بەدوای تەرمەکەیدا دەگەڕێت
تەرمەکەمم بینی
کاتێک «با» بەناو دارستانەکەدا دەیبرد
بەڵام لەناو تابووتەکەمدا سەمام دەکرد
مردن چاوەکانم هەڵدەکۆڵێ
دەمخوات و چیتر بوونم نامێنێت و
ناچارم لەبەردەم مەرگدا سەما بکەم
بریا دایکم لەناو تاریکایی منداڵانیدا
بە تاریکی دەیخنکاندم و
ئەم ئازارەم نەدەبینی
زەمەن لەنێوان ڕانەکانتەوە لەدایکدەبێت و
ناوک مانا بە ژیان ئەبەخشێت
ئازارەکانم بە مانگ دەوەڕن
وەکو ئەوەی شتێکیان لە مانگ بوێت
یانیش ئازارەکانم لەتاو ئازار بە مانگ دەوەڕن
لەناو زەردەپەڕەوە هاتیت
بەڵام زەمەن زەردەخەنەکانی سەر لێوتی کرۆشت
مۆرانە بەربوونە ئێسکەکانت
شەو بریسکەی چاوەکانتی شاردەوە
لەناو خەونەکانمدا خەوتم
بێداربوومەوە و
جارێکی دیکەش خەوتمەوە
تۆ دەنگی تەقینی گوللەی سەربازی دوژمنیت
دەنگت، ڕووخسارت سەرزەمینی منن
تێیاندا دەژیم و
لەنێو گۆڕستانی چاوەکانتدا خۆم دەنێژم
وەک چۆن خۆر لەناو تیشەکەکانیدا
نێژراوە
تۆ خەونی من بوویت
بێئەوەی خۆت خەون بیت
ئازارەکانم چرۆ دەکەن
پەژمووردە دەبن و
جارێکی دیکەش لەناو زەمەندا
دەڕوێنەوە
لە کۆتاییدا زەمەن قەفەزەکەی خۆی شکاند و
لەناو خۆیدا زیندانی کرا
ئەمەش سەرەتای بوون بوو.

 

 

Tierra, entierra mis penas en tu interior

El sonido de un muerto viene de un cementerio
el muerto le grita a los otros muertos:
¿por qué me asesinaron mis verdugos bajo la luz de la luna?
como si los muertos fueran sus verdugos
cuando la oscuridad despliegue sus alas sobre la tierra
un perro más allá de la ventana
esperando el regreso de su dueño
va en busca de la luna
quería preguntarle a mi padre la causa de mis penas
pero mi padre tenía a su vez las mismas penas
en el espejo
mi padre es yo en sí mismo
yo me asemejo a un muñeco de nieve
que se derrite bajo los látigos del sol
¿de dónde vienen estos sufrimientos?
¿por qué no seca sus raíces el tiempo?
hay un perro en mi sangre que ladra
me despierto
en mi tumba parecida al rocío
sigo siendo extraño
incluso en los huesos
pintaré por ti un cuadro con palabras
en el humo de mi cigarro
tierra, entierra mis penas en tu interior
a no ser que broten de nuevo en mí
no dejes que se extiendan por la tierra
tú eres ciudad rodeada por cementerios
solo escuchas los estertores de los muertos
tú eres desconocida estrella
buscándote a ti misma
en el río de tu rostro
una estrella vagabunda y
en busca de sí misma
dormí en tus cabellos
yazco en la eternidad
la noche no tiene padre
pero a toda pena ella es un padre
tus ojos brindan vida
a tu rostro marchito
un niño me contempla fijamente
¿soy yo mismo entonces tanto observador como observado?
tú eres el nacimiento de las palabras
la noche ladra en mi interior
te amo y vivo en ti
así como vivo yo en la muerte
tú eres mi muerte, sin ser tú misma muerte

 

ئەی زەمین ئازارەکانم لەناو خۆتدا بنێژە

لە گۆڕستانێکەوە دەنگی مردوویەک دێت
مردووەکە هاوار بەسەر مردووەکانی دیکەدا دەکات:
جەللادەکانم بۆچی لەژێر تریفەی مانگدا منیان کوشت؟
وەک ئەوەی مردووەکان جەللادەکانی ئەو بن
کاتێک تاریکی باڵ بەسەر زەویدا دەکێشێت
سەگێک لەودیو پەنجەرەکەوە
لە چاوەڕوانیی هاتنەوەی خەونەکەیدا
بۆ مانگ دەگەڕێت
ویستم هۆی ئازارەکانم لە باوکم بپرسم
بەڵام باوکیشم هەمان ئازاری منی هەیە،
لە ئاوێنەکەدا
باوکم منە لە خۆیدا
من لە شێرەبەفرینە دەچم
کە لەژێر قامچییەکانی خۆردا دەتوێتەوە
ئەم ئازارانە لە کوێوە دێن،
زەمەن بۆچی ڕەگەکانی وشک ناکات؟
سەگێک لەناو خوێنمدایە و دەوەڕێت
لەناو گۆڕە شەونمئاساکەمدا
بەخەبەر دێم،
تەنانەت لەناو ئێسکوپرووسکەکانیشدا
هەر نامۆم
لەناو دووکەڵی جگەرەکەمدا
بە وشە تابلۆیەکت بۆ درووست دەکەم
ئەی زەمین ئازارەکانم لەناو خۆتدا بنێژە،
نەبادا ئازارەکانم جارێکی دیکەش لەناو مندا بڕوێنەوە
لێمەگەڕێ ئازارەکانم بەسەر زەویدا بڵاو ببنەوە
تۆ ئەو شارەیت کە گۆڕستان دەوری داویت
تەنیا ناڵەی مردووان دێتە گوێت
تۆ ئەو ئەستێرە گومناوەیت
کە بە دوای خۆتدا دەگەڕێیت
لەناو ڕووباری ڕووخسارتدا
ئەستێرەیەک سەرگەردانە و
بە دوای خۆیدا دەگەڕێت
لەناو پرچتدا خەوتم،
من لەناو ئەبەدییەتدام
شەو باوکی نییە،
بەڵام خۆی باوکی ئازارەکانە
چاوەکانت ژیان دەبەخشێتە ڕووخسارە پەژمووردەکەت
منداڵێک بە نیگایەکی تیژی ڕاماوەوە لێم دەڕوانێت
ئاخۆ سەیرکەر و سەیرکراو هەر خۆمم؟
تۆ لەدایکبوونی وشەیت
شەو لەناو مندا دەوەڕێت
خۆشم دەوێیت و لەناوتدا دەژیم
هەر وەک چۆن لەناو مەرگدا دەژیم.
تۆ مەرگی منیت، بێ ئەوەی خۆت مەرگ بیت.

 

 

La vida brota como una flor silvestre en tu cuerpo

Me rechazaron
las mujeres y
los dioses e
incluso los inútiles esclavos
todos me han rechazado como a un hijo sin padre
o como al niño de una puta
como un monstruo, como un ratón empapado
me rechazaron como un animal salvaje
o como una lluvia que la gente maldice
como los tallos espinosas de una flor
como un verso maldiciéndolos
me rechazaron como una noche
que les llueve terriblemente
me rechazaron
bajo la luz de la luna, o en los rayos del sol
me maldijeron en una neblina.
un dios me contempla
Él perturba mi paz con los ojos abiertos
los dioses miraron a los ojos de aquel animal
que les había sacrificado
pero ellos rechazaron los ojos tanto del animal como del sacrificado
encontré hermosas palabras
para alabar el cabello de las muchachas
que quedaron atrapadas por el viento
pero ellas me olvidaron, en su lugar
me asentaron la soledad y
dejaron para siempre en mis sueños una herida.
las muchachas me olvidaron
al enamorarme yo de ellas y
me dejaron solo en el camino
con una herida que habían traído como regalo a mi cuerpo
me detuve en el camino y
decidí olvidarlas
como el agua que en su curso fluye y
no mira atrás.
he perdido un ojo en el pasado y el otro en el futuro
pienso en mis sueños
he de tener sueños para seguir
los sueños son siempre más grandes que la vida.
la vida no es más que un sueño.
silencioso y perdido
estoy en el camino y me pregunto: ¿qué debo hacer ahora?
obtuve la respuesta a mi pregunta de un ave
que vuela sobre mí con una ala rota.
estoy cansado
como una manzana podrida que cae del árbol

¡oh vida!
que no eres nada sin nosotros
pon mis pies en el camino
a pesar de haberme ya cansado de ti
pero déjame alabar tus letras, tu nombre, tu rostro, tu sangre.

un poeta se preguntó:
¿a dónde vamos?
un ave migratoria le respondió:
no vamos más que a la vida
cualquiera que sea la dirección
volveremos a la vida
estamos encarcelados en la vida
no hay otro camino y
lo que existe es el camino de la vida
vamos hacia a la vida y esto
impresionó al poeta
la muerte no es un camino
la muerte es otro rostro de la vida
no lo comprendimos y es por eso que lo llamamos
muerte
no vamos a ninguna parte al morir y
no reencarnáremos en ninguna vida
cuando morimos volvemos a la vida una vez más
jamás morimos y
morir no es más que una ilusión
no es jamás posible olvidarse de la vida
cuando con nuestras palabras, con nuestros tristes rostros
humillemos a la vida
será éste el momento en que la alabemos
cuando volvamos a ella,
cuando hundamos nuestros dientes en su cuerpo
como un perro hambriento
la vida tiene carne y sangre
la vida se respira
somos humanos
nunca moriremos
morir no es más que nuestra incomprensión de la vida
somos inmortales y eternos
la vida no muere, así púes nosotros tampoco morimos
somos la vida y la vida es nosotros
sacamos fuerzas de la vida
morimos olvidando la vida;
cuando olvidamos la vida
o al olvidar nosotros su nombre.
vida, tú que das vida a mi sangre
tú que trajiste a mis ojos la luz
tú que me ordenaste “ve”
tú que me ordenaste “escucha” y
escuché yo tu nombre
tú que me ordenaste ‘‘sé’’ y fui
soy aquí perpetuo y en tu rostro
cavo mi nombre
la vida brota como una flor silvestre en tu cuerpo, Silisa.

las mujeres me rechazaron y
los dioses también
pero Silisa vino y me acercó su cabello
me alumbró el camino
con el brillo de sus ojos
me calentó los dedos adormecidos
con el calor de sus senos

Silisa es la sangre en mis venas
Silisa es la vida y me llama a sí
contemplamos la vida
terminamos la vida
la desnudamos, la alabamos
con nuestras heridas, nuestros sueños y nuestros miedos
estamos en la vida, así como ella está en nosotros
no somos nada más allá de la vida
la vida sin penas no es vida
somos nosotros los hijos de la vida
sin padre, sin Dios
la vida no es nada sin nosotros,
así como no somos nosotros nada sin ella.
estoy en el camino y veo a Silisa
me mira pero no me reconoce
Silisa, mi sueño, mi vida,
abrázame como tumba
crúzame como río
llueve sobre mi cuerpo como cascada y
reencarnaré en ti
conviértete en la sangre de mi cuerpo
conviértete en lengua para pronunciarte
conviértete en un río dulce para beberte.

una palabra que me devuelve a la vida.
una naranja podrida al momento de caer.
un gato ciego que no sabe a dónde ir.
el césped podado sobre un prado.
el brillo de una estrella que ataca a la tierra.
un viento que sopla con locura en un bosque.
un sueño que ya no es sueño.
una muchacha solitaria y triste caminando.
un trabajador cansado y jorobado.
una flor sin olor que no llama la atención de nadie.
un mártir extraño a su propia sangre que mira dudoso su sangre.
un cadáver que los gusanos han rodeado.
un hambriento cuyos retortijones le recuerdan su hambre.
una mujer cuyos cabellos han blanqueado, escondiéndolos.
alguien en cuya mente la duda ha hincado el diente.
el agua estancada que no puede evitar pudrirse.
un ave que espera sus huevos sin que alguno eclosione.
un león que ha perdido su orgullo y
se aleja del bosque, pero muere en soledad.
un brote muerto por la sospecha de marchitarse.
una noche que está por desaparecer.
un sol que no brilla.
un poema que más profundiza mi herida.
una hierba verde que se torna amarilla.
un poeta que ha olvidado la poesía.
una mujer que frente a su café piensa en su destino.
una muchacha con un rostro perturbado
escondiendo su tristeza entre sonrisas.
una neblina invisible.
un Dios que me observa en secreto.
un girasol que el sol ya no ilumina.
un niño que no quiere salir del útero de su madre.
un cuervo cuya atención nada llama.
una nube solitaria que no tiene la capacidad de llover.
un cielo azul que se ha olvidado de sí mismo.
un mendigo que mira a los ojos de los transeúntes,
que nada le dan.
un Dios que ha olvidado que es Dios y
habla consigo mismo como un loco.
una montaña que quiere derrumbarse.
un loco que piensa en sí mismo.
una prostituta que va buscando la vida, pero en su cama
ha sido encarcelada para siempre.
un ave que ya no quiere volar.
un agua que fluye y no piensa en el porqué
un árbol solitario cuyas hojas son saqueadas por el viento.
un perro que ha olvidado su lealtad y
se ha tornado egoísta.
un lobo que ha olvidado cómo aullar.
un pez que se ha olvidado de vivir en el agua,
que sale y muere asfixiado.

las mujeres y los dioses me han rechazado
todo me ha rechazado
hasta el infierno.

 

ژیان وەک گوڵێکی کێوی لەسەر جەستەت دەڕوێت

ڕەتییان کردمەوە
ژنەکان و
خواوەندەکان و
تەنانەت کۆیلە بێنرخەکانیش
هەموویان ڕەیان کردمەوە وەک زۆڵێک یان ‌‌حەرامزادەیەک،
وەک دێوێک، وەک مشکێکی خوساو
ڕەتیان کردمەوە وەک ئاژەڵێکی کێوی،
یان وەک بارانێک کە خەڵکی نەفرەت لە دابارینی دەکەن،
وەک لاسکی دڕکاوی گوڵێک
وەک ئایەتێک کە نەفرەیان لێدەکات
ڕەتیان کردمەوە وەک شەوێک کە سامناکانە بەسەریاندا دادەبارێت
ئەوان منیان ڕەتکردەوە
لەژێر تریفەی مانگ، یان لەبەر تیشکی خۆر
لەناو تەمێک بەنەفرەتیان کردم.
خودایەک لێمدەڕوانێت
بە چاوە زەقەکانی ئارامیم تێکدەدات
خواوەندەکان تەماشای چاوی ئەو ئاژەڵەیان کرد
کە بۆیانم قوربانی کردبوو
بەڵام ئەوان چاوی ئاژەڵەکە و قوربانییەکەشیان ڕەتکردەوە
وشەی جوانم دۆزییەوە
بۆ ستایشکردنی پرچی ئەو کچانەی
کە بەدەست » با » وە گیریان خواردبوو
بەڵام ئەوان لەبری ئەوە فەرامۆشیان کردم
تەنیاییان کرد بە بەرمدا و
بۆ هەمیشە برینێکیان لەناو خەونەکانمدا جێهێشت.
کچەکان فەرامۆشیان دەکردم
ئەوکاتەی کە عاشقیان دەبووم و
لەسەر ڕێگاکە بە تەنیا جێیان دەهێشتم
بە برینێکەوە کە ئەوان بە دیاری بۆ جەستەمیان هێنابوو
لەسەر رێگاکە وەستام و
بڕیارمدا فەرامۆشیان بکەم
وەک چۆن ئاو لەسەر ڕێڕەوەکەی دەڕوات و
ئاوڕ بۆ دواوە ناداتەوە.
چاوێکم لە ئایندە و چاوێکیشم لە داهاتوودا جێماوە
بیر لە خەونەکانم دەکەمەوە
پێویستە خەونم هەبێت بۆ ئەوەی بەردەوام بم
خەون هەمیشە گەورەترە لە ژیان
ژیان هیچ نییە جگە لە خەونێک.
مات و دۆشداماو
لەسەر ڕێگەکەم و لە خۆم دەپرسم پێویستە ئێستا چی بکەم؟
وەڵامی پرسیارەکەم لە باڵندەیەک وەردەگرم
کە بەسەر سەرمەوە بە باڵێکی شکاوەوە دەفڕێت.
وەک سێوێکی گەنیو کە لە دارەکەی بەردەبێتەوە
ماندووم
ئەی ژیان
ئەی ئەوەی کە بەبێ ئێمە هیچ نیت
قاچەکانم لەسەر ڕێگاکە دامەزراو بکە
ئەگەرچی ماندوو بووم بەدەستەوە
بەڵام بهێڵە پیتەکانت، ناوەکەت، ڕووخسارت، خوێنەکەت ستایش بکەم.
شاعیرێک لە خۆی پرسی:
ئێمە بۆ کوێ دەچین؟
باڵندەیەکی کۆچەری وەڵامی دایەوە:
ئێمە بۆ هیچ شوێنێک ناچین جگە لە ژیان
بەرەو هەر ئاڕاستەیەک بچین
دەگەڕێینەوە بۆ ژیان
ئێمە لەناو ژیاندا زیندانی کراوین
هیچ دوو ڕێگەیەک بوونی نییە و
ئەوەی کە هەیە تەنیا ڕێگەی ژیانە
ئێمە بەرەو ژیان دەچین و ئەمەش
شاعیرەکەی سەرسام کرد.
مەرگ ڕێگە نییە
مەرگ ڕووخسارێکی دیکەی ژیانە
ئێمە لەم ڕووخسارە تێنەگەیشتین و ناومان لێنا مەرگ
ئێمە کە دەمرین بۆ هیچ شوێنێک ناچین و
لە هیچ ژیانێکی دیکەشدا ناژێینەوە
کە دەمرین دیسانەوە دەگەڕێینەوە بۆ ژیان
ئێمە هیچ کات نامرین و
مەرگ جگە لە وەهمێک هیچی دیکە نییە
هیچ کات ناتوانیت ژیان فەرامۆش بکەیت
ئەوکاتەی بە وشەکانمان، بە ڕووخساری غەمگینمان
ژیان ڕیسوا دەکەین
ئەمە ئەو چرکەساتەیە کە ستایشی ژیان دەکەین
کە دەگەڕێینەوە بۆی،
کە وەک سەگێکی برسی قەپ لە جەستەی دەگرین
ژیان گۆشت و خوێنە
ژیان هەناسە دەدات
ئێمە مرۆڤین
هیچ کات نامرین
مەرگ هیچ نییە جگە لە هەڵەتێگەیشتنمان بۆ ژیان
ئێمە نەمر و ئەبەدین
ژیان نامرێت، کەواتە ئێمەش نامرین
ئێمە ژیانین و ژیانیش ئێمە
ئێمە هێز لە ژیان وەردەگرین
کاتێک دەمرین کە ژیان فەرامۆش دەکەین
کە ژیانمان لەبیردەچێتەوە
یان ناوەکەی لەبیردەکەین.
ئەی ژیان، ئەی ئەوەی ژیان دەبەخشیتە خوێنەکەم
ئەی ئەوەی ڕووناکیت بۆ چاوەکانم هێنا
ئەی ئەوەی فەرمانت پێکردم ببینە
ئەی ئەوەی فەرمانت کرد بژنەوە و
منیش ناوی تۆم ژنەوت
ئەی ئەوەی فەرمانت پێکردم ببە و منیش بووم
هەمیشە لێرەم و لەسەر ڕووخسارت
ناوی خۆم هەڵدەکۆڵم
ژیان  وەک گوڵێکی کێوی و لەسەر جەستەت
دەڕوێت سیلیسە.
ژنەکان ڕەتیان کردمەوە و
خواوەندەکانیش
بەڵام سیلیسە هات و پرچەکانی لێوە ئاڵاندم
بە بریسکەی چاوەکانی
ڕێگاکەی بۆ ڕووناککردمەوە
پەنجە تەزیوەکانمی بە گەرمایی مەمکەکانی
گەرمکردەوە
سیلیسە خوێنی ناو دەمارەکانمە
سیلیسە ژیانە و من بۆ خۆی بانگدەکات.
ئێمە لە ژیان دەڕوانین
ژیان تەواو دەکەین
ڕووتی دەکەینەوە و ستایشی دەکەین،
بە برینەکانمان، بە خەون و ترسەکانمان
ئێمە لەناو ژیانداین، هەروەک چۆن ئەو لەناوماندایە
ئێمە لە دەرەوەی ژیان هیچ نین
بەبێ ئازار ژیان شیاوی تێداژیان نییە
ئێمە منداڵەکانی ژیانین
بێ هیچ باوکێک، بێ هیچ خودایەک
ژیان بێ ئێمە هیچ نییە،
هەروەک چۆن ئێمەش بێ ئەو هیچ نین.
لەسەر ڕێگاکەم و سیلیسە دەبینم
سەیرم دەکات بەڵام نامناسێتەوە
سیلیسە ئەی خەونی من وە ئەی ژیانم،
وەک گۆڕێک بمگرە خۆت
وەک ڕووبارێک بەناومدا تێپەڕە
وەک تاڤگەیەک داببارێ بەسەر جەستەمدا و
لەناو خۆتدا بمژێنەوە
ببە بە خوێنی جەستەم
ببە بە زمان تاوەکو گۆت بکەم
ببە بە ڕووبارێکی شیرین تاوەکو لێت بخۆمەوە.
وشەیەک کە دەمگەڕێنێتەوە بۆ ژیان
پرتەقاڵێکی گەنیو لە چرکەساتی بەربوونەوە
پشیلەیەکی کوێر کە نازانێت بۆ کام لا بچێت
پەلکەگیایەکی قرتاوی سەر سەوزەڵانێک
بریسکەی ئەستێرەیەک  کە شاڵاو بۆ زەوی دەهێنێت
» با «یەک کە شێتانە بە دارستانێکدا دەڕوات
خەونێک کە چیدیکە خەون نییە
کچێکی غەمگینی تەنیا کە پیاسە دەکات
کرێکارێکی ماندوو کە پشتی چەماوەتەوە
گوڵێکی بێ بۆن کە سەرنجی هیچ کەسێک ڕاناکێشێت
شەهیدێک کە نامۆیە بە خوێنەکەی و بە گومانەوە لێی دەڕوانێت
تەرمێک کە کرمەکان تێی ئاڵاون
پیاوێکی برسی قۆڕەی سکی بیری دەخاتەوە کە برسییە
ژنێک کە پرچی سپی بووە، بەڵام دەیشارێتەوە
کەسێک کە گومان مێشکی کرۆژتووە
ئاوێکی وەستاو کە ناتوانێت ڕێگە لە بۆگەنبوونی بگرێت
باڵندەیەک کە چاوەڕێی هێلکەکانییەتی و هیچیان ناتروکێن
شێرێک کە غروری نەماوە و
لە دارستان دووردەکەوێتەوە، بەڵام لە تەنیایدا دەمرێت
خونچەیەک کە گومانی پەژمووردەبوونی دەیکوژێت
شەوێک کە نامێنێت
خۆرێک کە نادرەوشێتەوە
شعرێک کە برینەکەم قووڵتر دەکات
سەوزەگیایەک کە زەردهەڵدەگەڕێت
شاعیرێک کە شیعری لەبیرچۆتەوە
ژنێک کە بەدیار قاوەکەیەوە بیر لە چارەنووسی خۆی دەکاتەوە
کچێکی رووخسار شێواو،
کە بە زەردەخەنەکەی دڵتەنگییەکەی دەشارێتەوە
تەمێک کە نابینێت
خودایەک کە بە دزییەوە چاودێریم دەکات
گوڵەبەڕۆژەیەک چیدیکە خۆر بۆی نادرەوشێتەوە
منداڵێک کە نایەوێت لە منداڵدانی دایکیدا بێتە دەرەوە
قەلەڕەشێک کە هیچ شتێک سەرنجی ڕاناکێشێت
پەڵەهەورێکی تەنیا کە هێزی دابارینی نییە
ئاسمانێکی شین کە خۆی لەبیرچۆتەوە
سواڵکەرێک چاوی دەبڕێتە چاوی ڕێبواران،
بەڵام هیچی نادرێتێ
خودایەک کە لەبیری چۆتەوە خودایە و
وەک شێتێک قسە لەگەڵ خۆی دەکات
شاخێک کە دەیەوێت داڕمێت
شێتێک کە بیر لە خۆی دەکاتەوە
سۆزانییەک بەدوای ژیاندا دەگەڕێت، بەڵام لەسەر چرپاکەی،
بۆ هەمیشە زیندانی کراوە
باڵندەیەک چیدیکە نایەوێت بفڕێت
ئاوێک کە دەڕوات و بیریش ناکاتەوە بۆ دەڕوات
دارێکی تەنیا کە » با » گەڵاکانی بەتاڵان دەبات
سەگێک کە وەفاکەی لەبیر کردووە و
تەنیا بیر لە خۆی دەکاتەوە
گورگێک کە لوورەکەی لەبیردەکات
ماسییەک لەبیری دەچێتەوە لە ئاودا بژی،
دێتە دەرەوە بەڵام دەخنکێت.
ژنەکان و خواوەندەکانیش ڕەتیان کردمەوە
هەموو شتێک ڕەتی کردمەوە
تەنانەت دۆزەخیش.

 

 

 
Traducciones del griego de Natalia Figueroa Gallardo.
 

27 de octubre de 1948

Acá las espinas son muchas —
espinas café, amarillas espinas
en toda la extensión del día, hasta dentro del sueño.

Cuando las noches pasan por la alambrada
dejan pequeños jirones de sus faldas.

Las palabras que alguna vez nos parecieron bellas
perdieron color igual que el suéter del viejo en el baúl
o un atardecer apagado en los vidrios.

Los hombres caminan con las manos en los bolsillos
alguna vez gesticulan como si echasen una mosca
que vuelve a posarse al mismo sitio una y otra vez
al borde del vaso vacío o más adentro
en un punto indeterminado y persistente
como la negación de ellos a reconocerlo.

 

29 de octubre

Dormimos poco — no nos alcanza.
Toda la noche roncaron los exiliados —
cansados chicos, cansados.

Afuera están las estrellas — muy grandes estrellas,
rapadas estrellas cuyo pelos brotan salvajes
como de la cabeza de san Juan el Bautista
o de nuestro Panayiotis.
Están también las pequeñas ranas en el poleo.
En la mañana nos pega en la cara un sol rojizo
reflejado de la más ordinaria forma allá en el mar
igual que en esos óleos baratos que venden en los escalones del Arsakíos
y es extraño que un sol así nos guste.

De a uno, de a dos, muchas veces de a más
nos detenemos en el patio o en el cerro y lo miramos.
Y este sol nos pega con fuerza en las caras
como aquel campesino descalzo que da palos
a los almendros para que caigan sus últimas almendras.

Después bajamos los ojos, miramos nuestros zapatos,
miramos la tierra. No cayó nada.

 

29 de octubre

Entre las espinas y las hojas rojas que cayeron
encontramos una cabeza desnuda de burro —
tal vez sea la cabeza del verano
dejada así en las piedras mojadas
y alrededor de ella unas pequeñas flores azules
de las que no sabemos el nombre.

Si alguien llama detrás de la barrera
su voz se hunde rápido en la tierra
como un embudo de papel lleno de pasas negras.

En la tarde escuchamos allá en los cerros
que cambian la desinflada rueda de la luna.

Más tarde las cosas vuelven a encontrar su lugar
como encuentras por casualidad en el patio
el botón café de tu chaqueta —y sabes:
no es en absoluto un botón de los vestidos
de los actores de verano —no, de ninguna manera—
un botón muy ordinario que debes volver a coser a tu chaqueta
con aquel torpe, gentil cuidado
de eterno aprendiz.

 

1 de noviembre

La niebla tiene alas negras igual que grajillas
no tiene ojos
con su ceguera busca nuestros ojos nuestros bolsillos
como la vieja adivina nuestra palma.

No podemos ocultar nada más.
Aquí las cosas presentan lo interior afuera
como un calcetín sucio que nos quitamos antes de ir a dormir
y todos los pies están desnudos y las caras también.

Día a día hablamos más en singular.

Cada sombra tiene su forma, recuerda
pero la sombra de la mano invisible de la madre
toma la forma de cada voz que no se te resiste
se convierte la taza de café, un pedazo de pan, el termómetro
incluso la máquina de afeitar junto al vaso dentro del pequeño espejo.

Las lámparas de la habitación son dos.
Limpiamos sus cristales con diarios
tú una, yo la otra — somos los de limpieza hoy.

Nuestros movimientos son casi iguales.
No nos miramos.
Nos alegramos de esta semejanza.
Miramos por la ventana el cielo perdido en la niebla.
Todas las cosas, entonces, tienen la expresión de lo eterno.

 

6 de noviembre

Noche. La campana de la olla común nocturna.
Voces de los niños que juegan al fútbol.
¿Estaban ayer? — no lo recuerdo — había una puesta de sol llamativa
muy violeta, muy dorada, muy rosada.
Nos quedábamos parados. Mirábamos más allá. Conversábamos
solos, solos, y nuestra voz tirada al viento
a atar las cosas, a desatar nuestros corazones.

Llegó una carta al patio:
se murió el hijo de Panusis.
Las conversaciones se retiraron sigilosamente.
Al atardecer nada.

La noche no tuvo horas. El nudo suelto.
Se enfriaba en la mesa el plato de aluminio de Panusis.
Nos acostamos. Nos arropamos. Nos amamos
alrededor de ese plato intacto que no humeaba más.

Hacia medianoche entró el gato negro por la ventana
comió un poco de la comida de Panusis.
Después entró la luna
se quedó inmóvil por encima del plato.
La mano de Panusis sobre la frazada
era un árbol de plátano cortado.

Entonces, ¿tendremos que estar tan tristes
para amarnos?

 

 

Camilo Amaru Abarca, Alegre bilis amarilla, La Garúa, Barcelona, 2021, 90 pp.

 

 

Justo cuando algunos comentadores daban ya por delimitado el alcance de la producción de poetas nacidos en la década de los años ochenta, Camilo Amaru Abarca (Managua, Nicaragua, 1984) saca a la luz pública una amarga medicina que desdice cualquier intento de redondeo generacional.

Alegre bilis amarilla (2021) no dialoga ni hace juego con las evasiones del entorno que caracterizan a la poesía de la llamada “Generación del 2000”, a la que su autor no pertenece. Más bien, este poemario es un vaso comunicante que da plena continuidad al ludismo irónico y al pensamiento crítico que sólo hemos podido notar en la poesía de autores como Roque Dalton (1935-1975), Pedro Pietri (1944-2004) y Leonel Rugama (1949-1970).

La voz de Abarca es una voz que, hasta hace poco, se desplazaba en cierto subregistro frente a la tradición literaria nicaragüense. Con esta Alegre bilis amarilla, se demarca claramente como una voz insubordinada respecto a toda su generación etaria.

Es muy curioso para mí el hecho de que la poesía de Abarca sea marginal, no por rechazar o abandonar el canon de la tradición local sino, precisamente, por desnudarlo a grito partido. Quiero decir que la insubordinación de Abarca no consiste en rebatir a la tradición por serlo, sino en darle a ésta otra lectura desde el escombro social y el margen cultural. En ese sentido, su propuesta extiende un eco al tipo de impugnaciones revisionistas que Beltrán Morales llegó a hacer contra “el museo de cera” de la literatura nacional.

En el poema “El truco sucio de todas las épocas”, Abarca funda su demarcación en, desde y por el margen mediante el desnudamiento radical de la mítica imagen de autor que circula en la tradición literaria de su país. Para eso, remite al lector a los hechos nada solemnes o salubres que rodearon las vidas y muertes de Rubén Darío, Alfonso Cortés, Joaquín Pasos, Julio Cabrales, el propio Beltrán Morales, Raúl Orozco, Carlos Rigby, Álvaro Urtecho, Salvador Cardenal Barquero y Francisco Ruiz Udiel.

Conviene ubicar el hecho de que el autor habla desde una identidad periférica con voz militantemente marginal. El margen al que nos referimos es cultural y social, pero también hablamos de estas dos dimensiones como resultado de la exclusión económica de un sistema productivista que ha descentrado la vida en brechas de desigualdad. En este sentido es elocuente el poema “Mi identidad”:

no me da miedo huir a una ciudad blanca
y vivir rodeado de un montón de gente blanca
porque en caso que logre llegar
voy a vivir con los marginados.

Los intersticios de esta marginalidad se enuncian en medio de una hipermodernidad que hace cabalgar a Centroamérica entre muchos tiempos irresolutos y simultáneos: la posguerra prolongada que convive en feliz maridaje con el narcotráfico; el alcoholismo como estrategia de control social a favor de la concentración de capital en manos de exclusivas familias criollas; la explotación de la fuerza laboral asalariada, disfrazada hoy de responsabilidad social empresarial y, en suma, los escombros de ese paradigma de libertad que —en la gloriosa y trágica mitad del siglo XX— alimentó las ansias de un inútil heroísmo juvenil.

Pese a todo, en la imaginería del autor subsiste la idea del cambio social como una posibilidad de la conciencia colectiva. Pero, a la vez, Abarca arremete contra la esperanza religiosa y el arquetipo cristiano del mártir.

En el poema “Y si vas a apuntar que sea con el culo” descubrimos esta impronta:

dejen de escribir esos poemas redondos
y esas canciones revolucionarias
y cristianas
de sacrificio de vidas
martirio en la tierra
y felicidad en el cielo
que nuestro momento es el presente.

El poemario se despliega en una atmósfera crítica cuya familiaridad ideológica es más cercana al ghetto y a la clica. La oficialidad cultural criolla es vapuleada por los postulados éticos de una visión poética del mundo que habita visceralmente el entorno social y que no está dispuesta a ser complaciente con nada ni nadie. Por eso, el autor tiene la obstinación de replantear las tensiones entre la Centroamérica indígena y afrodescendiente frente a otra Centroamérica mestiza y blanca. Son tensiones que no pueden resolverse con la poesía, pero cuyos filos hirientes sí pueden ser revelados.

La “vergüenza del palimpsesto colectivo” (“Navidad 2017”) queda a disponibilidad de esta poética de reinsistencia que resquebraja el mito racial y cultural del nacionalismo unidimensional. El Pacífico de Nicaragua es delatado como un territorio histórica y sistemáticamente violento. La racialización heredada desde la colonia y las dinámicas de “blanqueamiento del mestizaje” son denunciadas como síntomas de neocolonialismo.

Esta poesía recorre la ruta de una auténtica Antígona centroamericana que cuestiona la violencia por sí misma. Poetiza con desaliento rabioso la búsqueda de cuerpos, tanto de supuestas víctimas como de supuestos victimarios por igual. Se sobreentiende que fueron colocados en los escenarios de la violencia social o familiar en calidad de enemigos, manipulados por un sistema de dominio que echa a pelear finalmente a la base popular, tal y como se grafica en “Estamos los que somos y somos los que estamos”.

Para recordarnos que el amor es simple y el tiempo es breve, Camilo Amaru Abarca construye en este poemario una visión estética y ética contundente sobre la marginalidad sociocultural centroamericana, como si fuera un canto afilado de la —tal vez hoy— única libertad humana posible: la poesía y el grito.

 
Versión al español de Susana Cella
 
 
El mecánico del recuerdo
 
1

Este grotesco mecánico del recuerdo
es un viejo enterrador de alfabeto:

quién dice que sería menos hábil
o más indiscreto
o menos erguido
que la escalera de la que desciende:

humo del origen
que viene con él temblando:

quién dice que la escalera no se parece
de lejos al humo del origen
bajando al sótano
como si de allí se sacara un vino
que sólo puede ser extraído del barril del olvido:

quién dice que después de haber disimulado
su pala y su pico detrás de aquel barril
no pide a otros sepultureros
que escondan ahí una a una las letras que le ha confiado
el guardián que desde adentro lo traiciona:

y quién dice que él no es el extraño vendedor
del humo tembloroso del origen
y el sótano la gruta del inicio
y la escalera lo que queda de la primera letra:

él el depredador de jeroglíficos
agarrado a la piel
más que a las patas
del guardián que desde adentro lo traiciona:

el abrigo que lleva
no es acaso la bandera de lo que queda
del guardián de adentro que traiciona.
 
 
Le mécanicien du souvenir
 
1

Ce grotesque mécanicien du souvenir
est un ancien ensevelisseur d’alphabet :

qui dit qu’il serait moins habile
ou plus bavard
ou moins debout
que l’échelle dont il descend :

fumée de l’origine qui
vient avec lui en tremblant :

qui dit que l’échelle ne ressemble pas
de loin à la fumée de l’origine
descendant dans la cave
comme s’il allait y puiser un vin
qu’on ne tire que du fût de l’oubli :

qui dit qu’après avoir dissimulé
sa pelle et sa pioche derrière ce fût là
il ne demande pas aux autres ensevelisseurs
d’y cacher une à une les lettres que lui a confiées
le gardien qui dedans le trahit :

et qui dit qu’il n’est pas l’étrange colporteur
de la fumée tremblante de l’origine
et la cave la grotte du début
et l’échelle ce qui reste de la première lettre :

lui le prédateur d’hiéroglyphes
agrippé à la peau
plutôt qu’aux pattes
du gardien qui dedans le trahit :

le manteau qu’il porte
n’est-il pas le drapeau de ce qui reste
du gardien du dedans qui trahit.
 
 
 
 
2

De fuego no se habló nunca más
ni de cenizas reposando aquí y allá
bajo el amor silencioso del mecánico
que cava y jamás deja de cavar:

acaso no sería necesario suavizar los túneles
de ahora en adelante por tantas letras volteadas:

o plantar sobre lo que queda
árboles a ojos vistas
a fin de que se consuma en sus hojas
o se grabe en sus troncos
o se vaya de sus raíces
ese humo que como
camino u origen
viene a evaporarse a mi puerta
o a la tuya:

no hablo de ese horizonte
que es olvido varias veces vuelto a pintar
o cazado o que nunca duerme:

hablo de estas manos
ni mías ni tuyas
empuñando las herramientas
enterrándolas en el sótano del jamás.
 
 
2

De feu il n’en a plus jamais été question
ni de cendres reposant çà et là
sous l’amour silencieux du mécanicien
qui creuse et jamais ne s’arrête de creuser :

ne faudrait-il pas adoucir les tunnels
désormais sous tant de lettres retournées :

ou planter sur ce qui reste
des arbres à vue d’œil
afin que se consume dans leurs feuilles
ou s’inscrive dans leurs troncs
ou s’en aille de leurs racines
cette fumée qui comme
chemin ou origine
vient s’évaporer à ma porte
ou à la tienne :

je ne parle pas de cet horizon
qui est oubli maintes fois repeint
ou chassé ou ne dormant jamais :

je parle de ces mains
ni miennes ni tiennes
empoignant les outils
les enterrant dans la cave du jamais.
 
 
 
 
3

Después el mecánico tendería
su vara larga al olvidador
o la corona de un almendro
o de un olivo
y la tierra que es carbón
o fuego extinto
o palabra doblada en dos
o cuatro
se inclinaría menos de lo habitual
o se deslizaría un poco menos
o un poco más
o no es acaso lo que hace
cuando desde adentro llega a la superficie
el centinela en desuso
porque el olvido hoy
o la vergüenza
están demasiado secos ya
o demasiado poco interrogados.
                                                                               (a Juan Gelman)
 
 
3

Puis le mécanicien tendrait
sa longue perche à l’oublieur
ou la couronne d’un amandier
ou d’un olivier
et la terre qui est charbon
ou feu éteint
ou parole pliée en deux
ou quatre
s’inclinerait moins que d’habitude
ou glisserait un peu moins
ou un peu plus
ou n’est-ce pas ce qu’elle fait
quand du dedans remonte à la surface
la sentinelle restée en friche
car l’oubli aujourd’hui
ou la honte
sont trop secs déjà
ou trop peu interrogés.
                                                                               (à Juan Gelman)
 
 
 
 
4

Incluso el día ya no tiene preguntas
que cargar en el vagón
de la noche que pasa
y no se detiene sino cuando el olvidador
haya dicho su primera palabra:

letras tímidas cargadas del lado bueno
o del malo
de todo lo que crece
o de la noche amaestrada
convertida en locomotora de día
o rieles de luz
o vagón del norte
o del sur según:

enfrente el olivo se dobla
pero nunca cede:

se diría que baila el olivo
se diría que sus hojas olvidan
se diría que el norte
es un vagón medio vacío
o la letra de una noche
que no cede nunca:

se diría que la noche
es el último riel del día:

se diría que el olivo
es un manzano.
 
 
4

Même le jour n’a plus de questions
à charger dans le wagon
de la nuit qui passe
et ne s’arrête que quand l’oublieur
aura dit son premier mot :

lettres timides chargées du bon côté
ou du mauvais
de tout ce qui pousse
ou de la nuit apprivoisée
devenue locomotive de jour
ou rails de lumière
ou wagon du nord
ou du sud c’est selon :

en face l’olivier plie
mais jamais ne cède :

on dirait qu’il danse l’olivier
on dirait que ses feuilles oublient
on dirait que le nord
est un wagon moitié vide
ou la lettre d’une nuit
qui ne cède jamais :

on dirait que la nuit
est le dernier rail du jour :

on dirait que l’olivier
est un pommier.
 
 
 
 
5

Sin la bandera
como un paraguas húmedo
apenas cerrado
los golpes de dado que caen
no aterrizarían jamás
porque en el malestar otoñal
la lluvia ritual les sirve de pantalla:

sin bandera
dice el mecánico
este jardín sería sufrimiento empapado de sequedad
o de palabras:

no hace falta un tamiz
para disgregar los trozos grandes:

no hacen falta palas
para cavar inquietudes
en el humo del norte:

los ojos a cada lado del dado
son grandes consumidores
de lluvia cotidiana
que cuando miran hacia abajo
no pierden jamás su comida.
 
 
5

Sans le drapeau
comme un humide parapluie
à peine fermé
les coups de dé qui tombent
n’atterriraient jamais
parce que dans le malaise automnal
la pluie rituelle leur sert d’écran :

sans drapeau
dit le mécanicien
ce jardin serait chagrin imbibé de sécheresse
ou de paroles :

pas besoin de tamis
pour isoler les gros morceaux :

pas besoin de pales
pour creuser des inquiétudes
dans la fumée du nord :

les yeux de chaque côté du dé
sont de grands consommateurs
de pluie quotidienne
qui quand ils regardent vers le bas
ne rate jamais son repas.

 

Jean Portante - Luxemburger Autorenlexikon