mayo 2022 / Inéditos

Meditación guiada

 
Respira. Visualízate en una habitación
cuya ventana enmarque un rascacielos.

Ahora cierra los ojos y deja que el fosfeno
se despliegue como un charco de azogue

debajo de tus párpados. Exhala hasta dejar
al fuego en blanco. Estás al centro de tu pecho.

Obsérvalo. Inhala hasta encender el corazón
de una obsidiana. Duerme ahí nueve años.

Ahora despierta. Enfócate en el aro luminoso
que reposa, dragón, sobre tus vértebras.

¿Qué ves a ojos cerrados cuando explotas?
¿Qué forma toma el miedo al congelarse?

Un trilobite enorme, casi una mantarraya,
se afianza a tus pulmones con tentáculos

y comienza a exprimirlos como si fueras su hijo.
Mira cómo se expande y contrae cuando respiras,

cómo hincha sus ventosas, tu cuello se amorata
y se llenan de bubas tus muslos y entrepierna

cuando el huésped succiona, con labios de gangrena,
tus humores violáceos. Quédate así un instante.

Admira el espectáculo de abandonar la carne
a merced de tus parásitos. Nunca serás más fuerte

que el cuerpo al que renuncias. Nunca serás
más nítido que en tu ataúd crustáceo. Desmáyate.

Al recobrar el pulso te llegará un susurro
avanzando entre chirridos animales. Si logras

descifrarlo oirás tu propia voz, núbil y anciana,
eslabonándose. Dirás: La imagen y el enigma

se intersectan en la última que es la primera
sílaba de las palabras que las representan.

Al final de la imagen se contempla el enigma
y en la contemplación anida tu respuesta.

Observa sin temor la valva ponzoñosa
estrujando una carne que deja de ser tuya.

El trilobite se dilata a tus expensas.
Su exoesqueleto ya envuelve la crisálida

donde agonizas enclaustrado en una sed
que latiguea como la cola de un reptil

en la mitad de un hormiguero. Concéntrate.
Si desde el rascacielos que ves por la ventana

alguien viera a su vez tu silueta enmarcada
nunca adivinaría que este artrópodo enorme,

este animal pelágico armado con tentáculos,
se nutre de tu linfa, devora la membrana

que sostuvo tus miembros afligidos
por casi medio siglo de visiones telúricas…

y en el espacio inverso donde desapareces,
nadie podría creerlo si te viera, regurgita

un chorro nauseabundo de ectoplasma
que recrea la forma de tu cuerpo desnudo

y se endurece hasta arrojarte al núcleo
de esta meditación. Mírate desde afuera.

Eres al mismo tiempo el duro trilobite
y el cuerpo que aprisionan sus tentáculos.

Siente cómo la asfixia rellena tus pulmones,
cómo el agotamiento fosforece la sangre.

Mírate, hielo amargo, moridero de buenas
intenciones, sin voz y sin mandíbula,

mientras boqueas de fiebre y recuperas,
inexplicablemente, el vigor paleozoico

de tu musculatura, y un bosque iridiscente
incendia tu cerebro liberando el sonido

restaurador de esta sinapsis múltiple.
¿Ya lo ves, pasajero? ¿Ya te escuchas?

No hay voz que te dirija. Cada sílaba
que atrapas es tu cuerpo narrándose,

el placer desdoblándose en dolor,
el miedo transformándose en curiosidad,

la luz bajo del párpado rehaciéndote,
la imagen y el enigma devorándose.

¿Ya te ves, pasajero? ¿Ya me escuchas?
Inhala. Sostén al trilobite por el centro

con las manos de manera que el istmo
de sus fauces quede justo en tu plexo

y sin pensar desgárralo en dos partes;
verás que sus tres lóbulos se agrietan

desalojando un magma amarillento,
al tiempo que un chillido se desliza

a través de tu abdomen. Sus tentáculos
se agitarán con furia buscando aún la coraza

que los amalgamaba. Separa ahora las fétidas
mitades hasta que sus vísceras revienten

en trenzas de ceniza contra el techo.
Inhala. No olvides dónde estás. Acércate

a la ventana que te aguarda, iluminada,
y arroja las entrañas del artrópodo:

en su descenso volverán a unirse
para formar un cuerpo, el tuyo,

que ahora un trilobite, en la ventana,
observará caer de un rascacielos

antes de reventar contra el asfalto.
Has llegado… Exhala… Abre los ojos.

 


Autor

Román Luján

/ Monclova, Coahuila, 1975. Autor de Instrucciones para hacerse el valienteAspa Viento (con Jordi Boldó), DeshuesaderoDrâstel y Nigredo: Antología personal. Obtuvo los premios nacionales de poesía Abigael Bohórquez, Francisco Cervantes Vidal y Amado Nervo. Con Luis Alberto Arellano dirigió la revista Crótalo, además de editar Esos que no hablan pero están: Antología de poetas en Querétaro y El país del ruido: 9 poetas mexicanos / Le pays sonore: 9 poètes mexicains. Con Jen Hofer y Tupac Cruz tradujo al inglés Palabras ajenas de León Ferrari. Ha traducido a Juliana Spahr, Leslie Scalapino, CAConrad, Harryette Mullen, Brian Kim Stefans y Divya Victor, entre otros poetas de lengua inglesa. Actualmente vive en Berkeley, California.

mayo 2022