nunca supimos quién golpeó primero/
o cuál es la diferencia entre la tierra y el río abierto/
si no podemos cruzar ninguno de los dos/
si la mayor parte de la vida es acordarse/
de que el miedo insiste en ser más espeso que la sangre/
cuando la sangre no era más que sangre/
no de ese mismo rojo de la risa/
que se olvidó de dónde empieza el chiste/
ni tampoco del tono de aprender/
cuánto es capaz de devorar el mundo/
si le dan una boca del tamaño suficiente/
para tragar un árbol genealógico…
Novedad editorial
Benavides o el encuentro definitivo con la belleza
Sus poemas narran sin narrar, dicen sin decir, son, en ocasiones, vocalización más que escritura: exponen y exudan imágenes, denotaciones, connotaciones, diversidad de sentidos. Benavides es a veces inercial, mientras que en otras ocasiones tiende a los límites.
De la Pesadilla Debussy al sueño del agua
Pesadilla Debussy es una imagen acuática dibujada con palabras. El libro contenido por la construcción presenta la ligereza del agua gracias a una serie de versos porosos, de sentencia y clamor emotivo. Los diversos planos que muestra el texto siguen una ruta concreta: la del agua, la ruta inquieta que hizo latir el corazón de Ismael, como leemos al inicio en Moby Dick. Y el motivo que guía al poeta en su pesadilla es buscar, encontrar y ver en su elemento la vieja catedral que suena a sueño, a melodía salvaje.
Yo: una más entre las cosas
Más allá de la idea de identidad en términos de herencia geográfica que el poemario a veces reconsidera, la proveniencia de la voz lírica sucede en la fisura de realidades. De ahí la conciencia de su estructura poética, el yo convertido en ficción, en artificio autorreflexivo. Luz sobre la pantalla: “Entonces una lágrima voló por mi cara y aterrizó/ en la pantalla agrietada de mi teléfono”.
La maestra y el gato caído del cielo
Un libro es una flecha que se clava en nuestro eje de equilibrio, provocando insospechadas modificaciones en el pensar y el comportamiento. Es cierto que también podemos escoger tirar del culatín, quitar la punta y seguir casi exactamente igual a como estábamos —casi: la hendidura que abre un libro no se cierra jamás— pero, ¿quién querría desaprovechar una oportunidad tan hermosa?
Nueve notas aleatorias sobre la luz artificial
A pesar de su acidez e ironía, es fácil identificarse con los hablantes de los poemas del libro. Poseen cierto carácter que nos permite establecer una relación de complicidad con ellos. Nos hablan desde la pérdida, desde el fracaso, desde la falta. Es decir, desde lugares que nos son perfectamente conocidos.
Máquinas del extrañamiento
Siempre hay algo más. Personajes esbozados en escenas incompletas, agentes de acciones crudas, a punto de, en el límite de, al filo. Ambigüedades, finalmente. Veintitrés poemas, si así los queremos llamar, que son a la vez puestas en escena. Veintitrés poemas donde, como afirma Hernán Bravo Varela en la contraportada, “el dolor nace de lo vivo y, al mismo tiempo, hace nacer lo vivo de sí”.
El trino entrecortado del Pájaro Azulejo
Quien escribe poesía investiga. La obra, sin importar extensiones, es una suerte de estudio de la realidad. A nuestro alcance quedan los poemas de Dickinson para probar los frutos de su observación profunda.
Roberto Appratto (en contraste con la “poesía bitcoin”)
Esta “versión” de Appratto comienza con la frase “Lo que se escribe es estrictamente privado”, que al reaparecer huérfana como cierre del libro induce a pensar que puede tratarse de una pista de cariz un tanto oracular y, por ende, no exenta de peligros, en virtud de que no admite una interpretación unívoca ni directa. Hay que leer todo el poemario, para penetrar en esa advertencia o, al menos, quedar con la impresión de que así ha sido.
Un libro o una llave
Darío reflexiona en torno a la relación entre palabra y mundo en el nivel enunciativo del texto. Quiere, por ejemplo, “calcular el peso neto de esta cosa indigna de llamarse” o afirma: “metí la lengua por el agujero del objeto” (¿y qué es el lenguaje mismo sino una forma de meter la lengua, como una llave que entra en la cerradura, en los objetos?). La palabra ocupa un espacio, tiene un peso y una contundencia tosca y concreta en este libro.