Ángel Guinda representa aquellos tiempos ya de otro mundo, cuando la realidad literaria se fusionaba con la vida de la manera más natural: tan poco pretenciosa, tan poco ambiciosa; cuando las relaciones humanas y literarias no tenían nada que ver con el marketing, con el constante uso de todo y todos y con la producción perpetua que no tiene otro fin que producir; con una cierta pureza pero sucia de ganas de vivir, generosidad tan raramente vista que hasta parecía borrar a la persona que se desvanecía en el acto y permitía acceder a un estado más allá del yo, más allá de nosotros.
España
In memoriam Ángel Guinda (1948 – 2022)
El amor y la muerte son los dos ejes fundamentales de la obra de Ángel [Guinda], y el pilar que edifica su lenguaje es la imaginación.
Editar poesía: Galaxia Gutenberg
Creo sinceramente que un editor es un intermediario, un mediador: alguien que hace de enlace entre autor y lector y que pone al alcance de este último una obra que de otro modo quizá no llegaría a sus manos, o lo haría en condiciones peores.
“La poesía es como la lluvia: no es fácil predecirla”. Una charla con Juan Vicente Piqueras
Hubo un tiempo en que la poesía era canción, ritmo, rima, música memorable. Ahora mismo no es fácil definir sus límites. Como no es fácil decidir qué es poesía y qué no lo es, o qué es el tiempo o qué es el amor. Como decía San Agustín, si no me lo preguntas lo sé, si me lo preguntas no lo sé.
Catálogo de las cosas que nunca te dije
Antes de escribir bailo durante un tiempo. Bailo como si pudieras mirarme, bailo como deseo atravesar la vida, bailo para intentar atraer hacia mí una elástica ligereza que se ciña a esta sentimentalidad de tango, bolero y violín gitano que veo en el aire igual que si fuera un cuerpo, un cuerpo al que tanto me gustaría abrazarme.
El texto del mundo
Alguien/
se acerca a un pozo en busca/
de agua/
y extrae calumnias./
O no lo son y es/
que el agua sabe así./
Alguien/
se acerca a un pozo en busca/
de agua. Abre/
la boca./
Un hilo de saliva/
enrojecida/
se enreda en la polea.
El alquiler del cielo
Mientras algunos piden limosna para /
pagar el alquiler del cielo,/
yo aguardo que venga la calle correcta/
pero me pongo nerviosa y salgo /
por la calle de los domingos./
Menos mal que siempre/
guardo un camino de vuelta/
aunque no sepa exactamente dónde.
La rentabilidad del nuevo credo
Muerto no te levantes de la tumba
no abordes la piragua en el trayecto opuesto
pues nunca se regresa al mismo sueño
Muerto espérame no te levantes
que yo no necesito ataúdes ni zapatos,
aquí abajo la cartografía se pierde
en el baile que da aliento a los temblores
Ni se te ocurra muerto ni se te ocurra
Esbeltos cuerpos en el agua desnuda
Admirable Frontón: Salve. He sabido que, en Cirene,
cerca del mar verde, has conjugado las letras con tu
Ulíades, y moras en el sol de la juventud y la sabiduría…
Cómo te envidia Marco Aurelio, entre los árboles del norte,
El misticismo de una involución
Me basta/
verte/
para perderme/
en las callejuelas húmedas/
y los pequeños /
puentes,/
esperando el silencio/
tras tus desplazamientos,/
la mentira/
de tu canción.