Alegre bilis amarilla (2021) no dialoga ni hace juego con las evasiones del entorno que caracterizan a la poesía de la llamada “Generación del 2000”, a la que su autor no pertenece. Más bien, este poemario es un vaso comunicante que da plena continuidad al ludismo irónico y al pensamiento crítico que sólo hemos podido notar en la poesía de autores como Roque Dalton (1935-1975), Pedro Pietri (1944-2004) y Leonel Rugama (1949-1970).
La voz de Abarca es una voz que, hasta hace poco, se desplazaba en cierto subregistro frente a la tradición literaria nicaragüense. Con esta Alegre bilis amarilla, se demarca claramente como una voz insubordinada respecto a toda su generación etaria.